En la portada: Acabo de leerlo. Tengo el corazón a punto de explotar y el corazón me va mil. ¿Llamo a urgencias?.
En la contraportada: !Tú me enganchó desde la primera página!. Es uno de los libros más fuertes que he leído y no hay manera de sacármelo de la cabeza.
Tú es como si te pegaran un puñetazo en plena cara y te gustará.
Tú me ha dado de lleno. Cómpralo cuando lo veas en la librería, va a dar mucho que hablar.
Toda esta suerte de loas lo curioso es que no va proferida por ninguna persona, ni si quiera por alguna plataforma libresca como Goodreads o por algún medio como New York Times o GQ. Luego podemos pensar perfectamente que todo esto es obra del mismo que ha elaborado la sinopsis de la contraportada, que se ha tomado un par de zarzaparrillas y se ha venido arriba.
Lo mejor del asunto es que el libro de marras no es Crimen y castigo, que sí que te podría hacer explotar la cabeza. Esta novelita de Benoit tiene tan poco vuelo como desarrollo. Nos habla de un joven en 4º de la ESO que vive con sus padres (que siempre le están dando la murga con las comparaciones de cómo eran ellos con su misma edad, con la monserga de que baje la música y haga los deberes…), y su hermana pequeña, que está enamorado de una chica a la cual no se lo dice, que ha tenido varios problemillas y estallidos de ira anteriormente que ha solventado a puñetazos en las paredes y en los cristales, que está en el punto de mira del típico matón del instituto, el cachitas deportista, que librará el pellejo del susobicho gracias a la ayuda de un chico nuevo, un crack en los estudios, un friki en todo lo demás, el cual concentra en su persona el meollo de la novela, porque es ni más ni menos que un psicópata en potencia capaz de manejar y manipular a todos, tanto jóvenes como adultos, tocando las teclas adecuadas y metiendo el dedito en la llaga, j******* a todo el personal. ¿Por qué lo hace?. Las cositas de la banalidad del mal, ya saben.
Afortunadamente la novela (dirigida a alumnos de 3⁰ de la ESO) solo son 142 páginas, con bastantes diálogos, frases muy cortas y tan poca sustancia que se lee en un suspiro y que acaba cómo empieza. El eterno retorno a la nada.
¡Ah!, y no se dejen engañar, es más fácil quedarse dormido leyendo este peñazo que su corazón se ponga a mil, a no ser que sean víctimas de un sueño erótico, pero esa ya es otra historia.
En los planes de estudios además de ir a las consabidas novelas sería interesante recurrir también a los relatos y microrrelatos y pienso en libros como Técnicas de iluminación de Eloy Tizón, Astrolabio de Ángel Olgoso, Ciervos en África de Manuel Fernández Labrada, El lector de Spinoza de Javier Sáez de Ibarra. En estas distancias cortas, los relatos manejan multitud de registros, ya sean mitos griegos o temas de vanguardia, que permiten hablar y pensar sobre ellos, interpretarlos, que en el caso de muchos de estos relatos su interpretación es algo abierto al lector.