144 páginas
Editorial El Viento
2009
Es una evidencia que en este rincón literario, en esta sala de estar, donde quien suscribe se explaya sobre sus lecturas, el tiempo dedicado por mi parte a las escritoras es ínfimo. Así que entre los buenos propósitos para el 2013 se incluye uno que tiene que ver con estas lides, a saber: leer a más escritoras, y a poder ser españolas. Dicho y hecho. Comienzo con un quinteto: Esther García Llovet, Cristina Grande, Elvira Navarro, Pilar Adón y Berta Vías Mahou tendrán aquí su espacio, comentarios a los libros por ellas escritos. Estas cinco y muchas más, que en este país hay mas escritor@s que lector@s.
Sin más dilación le toca el turno a Esther García Llovet y a su novela publicada en 2009 por Ediciones del Viento.
La novela es corta. 144 páginas. Hasta la cien más o menos, ni fu ni fa. Las idas y venidas del protagonista, Romo Esmiz ni me iban ni me venían, tanto como su relación con el Italiano, con la seca Perica, su letanía de proveedores acreedores o sus devaneos amorosos con tanta mujer por ahí dispersa ávida de un polvo.
Cuando ya estaba un tanto desanimado, pues mi buen ánimo era incapaz de enderezar la lectura (incluso llegué a leer unas cuantas páginas mientras me ventilaba en un bar un pincho de tortilla de patata con bacalao y setas y una cañita, en la certeza de que con semejantes viandas mis reticencias intelectuales se dejarían vencer por un estómago satisfecho. Chorradas), allá sobre la página 100, tuvo lugar mi particular Revelación, algo similar a lo que le sucede a Bico con su epifanía o a Romo con su Revelación. Lo que leía me comenzó a interesar y a gustar, y entonces lo disfruté, y apareció (o estaba ahí y no lo veía) el humor y me eché unas risas con el desenlace del secuestro, la hermana gótica, con la pérdida física del italiano (que se despide por partes o a cachos), con la señora cleptómana a quien le da miedo volverse cuerda, con esos errores inevitables que no serían tales.
Esther García Llovet le da la vuelta a la tortilla en cincuenta páginas y el libro cobra vida y esos personajes toman forma y cuerpo y lo que dicen tiene sentido, o no, pero vale la pena escucharlos, ser testigo de su derrota, de su lucha, de su deambular, en esta historia que acaba donde comienza, junto a un féretro.
Una señal.
Pingback: Lecturas 2013 | Devaneos
Pingback: Mamut (Esther García LLovet 2014) | Devaneos