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Javier Pastor

Me entero de la muerte del escritor Javier Pastor porque un buen samaritano, digamos que Pablo, escribe un comentario en una reseña mía a un libro de Javier Pastor, a Fragmenta. He leído esta última década tres novelas de Javier Pastor con mucha satisfacción y gozo lector. Esa era toda mi vinculación con Javier; mucha mayor de la que tendré nunca con otras muchas personas más cercanas. Lamento su muerte, la imposibilidad de futuros libros, a pesar de que nos haya dejado algo pendiente de publicación. Vendrá en breve y lleva por título Lo absurdo. Lo es.

MIRADASROMANICO

Miradas al románico de Las Merindades (Esther López Sobrado)

No me resultan extrañas Las Merindades, al contrario, pues he tenido la suerte de recorrer estas últimas décadas una parte de ellas. Visitar, en la mejor compañía, las cuevas de Ojo Guareña, el trabajo del río Nela sobre la piedra en Puentedey, las ruinas del Monasterio de Santa María de Ríoseco, los dólmenes en Bustela, la calzada romana en El Almiñé, la cascada de las Pisas o la de Pedrosa de Tobalina, la Torre de defensa de los Porres en Cidad, robles centenarios como el de Dosante y un largo etcétera de sitios increíbles.

El libro de Esther López Sobrado centra su atención en las innúmeras muestras de arte románico presentes en Las Merindades. Procede a un detallado recorrido por los distintos valles: Valdivieso, Manzanedo, Sotoscueva, Losa y Mena. Textos voluptuosos, sensoriales, acompañados de fotos en color; prosa la de Esther pródiga en matices, con un maestro empleo de las palabras, en la descripción de lo que el ojo ve para acercar al lector buena parte del románico desperdigado por los pueblos y valles de las Merindades. Presentes, cómo no, los elementos históricos, también los naturalistas. El presente siempre mira a la ventana abierta del pasado, por eso algunos apartados del libro son ventanas al Camino de Santiago, a los Bestiarios Medievales, al simbolismo, a Grecia y Roma o a la Biblia. Un diálogo muy sugerente el que Esther plantea entre pasado y presente.

Un libro espléndido, que sin duda irá a mi mochila para acompañarme cuando siga recorriendo y abundando en el filón inagotable que son Las Merindades, tanto a nivel artístico como paisajístico.

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15 (David Muñoz y Andrés G. Leiva)

Estamos en Madrid, en el verano de 1938. El tiempo también está desquiciado y el calor pegajoso da paso a trombas de agua. La ciudad resiste en manos de los republicanos, que muy optimistas piensan entonces que Madrid será la tumba del fascismo, que no pasarán, sin embargo, las tropas franquistas tomarán la ciudad unos pocos meses más tarde: en marzo del 39.

En este contexto la cruda historia (basada en hechos reales, en el barrio de Chamberí) que se nos cuenta aquí es la de un crío de quince años, que queriendo vengar la muerte de su hermano falangista, asesinado por los milicianos, la emprende a tiros con los milicianos que pasan por la calle, haciendo gala de su buena puntería y matando a varios de ellos.

Obviamente los milicianos no van a quedarse de brazos cruzados. Todos saben que el joven saldrá de su guarida con los pies por delante. Algo de cordura parece querer aportar Matías, el mando de más rango, sin quererse contagiar por el ánimo vengativo y belicoso de su compañero Severo, aunque tiene motivos, pues su hijo, tendría también quince años si no hubiera sido asesinado por los nacionales.

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El cerco se estrecha y el desenlace (el guion de David Muñoz es muy contundente y combina muy bien con los dibujos en blanco y negro que muestran a las claras un Madrid devastado física y moralmente) me lleva a pensar en una película que he visto recientemente, Nº 24, porque cuando se entra en esa vorágine de violencia, en la necesidad de impartir justicia, ya solo hay blanco o negro, vida o muerte, morir o matar, aunque como en este caso, no sea necesaria y sí evitable. Porque si la vida ya te empuja con un aullido interminable. La muerte, ni te cuento.

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David Muñoz y Andrés G. Leiva
Astiberri
2021
130 páginas

café en la nieve

Café en la nieve (Matthew Dickman)

Kriller71 Ediciones pone en el mercado, y por primera vez en castellano, los poemas del norteamericano Matthew Dickman (Oregón, 1975). Una antología personal bilingüe del propio autor, con traducción de Sebastián Urli y Patricio Grinberg. Poemas extraídos de los libros All-American Poem, Wonderland, Husbandry, Bouquet y otros bajo el epígrafe New unpublished poems.

Son poemas que siguen un orden cronológico. Poemas tristes, más los últimos.
Y al hilo de esta cronología veremos cómo son aquellos años adolescentes de Dickman. La relación con la madre, las movidas con sus compañeros, la pubertad, la picazón del deseo (porque el siguiente verano sentí que dios se alejaba/ y mi polla le ganó a la santidad), las cervezas, el skate, la secundaria, los primeros besos.

A Dickman la separación de su mujer durante la COVID lo ha dejado tocado y estos poemas recogidos en Husbandry (escritos con pares de versos) creo que le permiten recorrer la herida y tomar también conciencia de la ausencia, mientras se afana con la paternidad (un buen ejemplo es el poema Crianza y eso tan habitual de levantarte cada media hora a ver si el bebe respira en la cuna, cuando su respiración es calma), al cuidado de los dos pequeñines. ¿Y cómo se replica el rol de padre? sin haber tenido Dickman uno.

Es curioso leer cómo en uno de los poemas, Regalo, asume que su mujer le ofreció un hijo para que Dickamn tuviera algo cuando ella se fuera. La separación, la ausencia, la muerte; Ese es otro de los temas recurrentes. Muy emotivo es Dormir, el poema que le dedica a su abuelo, Richard McCann, muerto cuando el autor contaba ocho años.

Pero no todo aquí es melancolía, también hay espacio suficiente para las flores (sí flores. Siete poemas, uno para cada flor, y ligados a sus seres queridos, comenzando por la rosa y acabando con el avellano) y el amor filial. Uno de mis poemas favoritos de la antología es el que cierra el libro, Lámpara y costa. La lámpara es su hermano gemelo. La costa su hermana. Son poemas nada alambicados, de prosa sencilla y efectiva, en tanto que logra que la flecha, con forma de palabras, haga blanco en el centro del corazón. Allá donde late la emoción.

Además hay en estos poemas algo parecido al olor del lirio, que comenta Dickman; aromas que me devuelven, por un rato, a la infancia.

Café en la nieve. Antología personal
Matthew Dickman
Traducción de Sebastián Urli y Patricio Grinberg
Kriller71
2025
194 páginas