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Totalidad sexual del cosmos (Juan Bonilla)

Cada vez me resulta más interesante la lectura de biografías. Digo esto después de haber leído: Señor de las periferias de Jesús Montiel; Valéry. Tratar de vivir de Benoît Peeters con traducción de Mateo Pierre Avit; Maupassant y el otro de Alberto Savinio o Abandonar Costa Boacii. Ciorán una época de fragmentos de Oriol González, por citar solo algunos títulos que me han interesado.

Juan Bonilla, en Totalidad sexual del cosmos, recupera la figura de la mejicana Nahui Olin (1893-1978).

Biografía novelada con la que irá desbastando a Nahui, sacando su figura de la piedra marmórea del olvido, devolviéndola corporeidad y atributos, cara y cuerpo, la figura de una artista: poeta y pintora. Mujer que hizo de su capa un sayo, llevando más allá los límites que la sociedad imponía a toda mujer, y aquí: a la hija de un militar, a la esposa de un marido homosexual, a la madre de un niño prontamente muerto y por eso fue criticada, vilipendiada, cubierta de insultos.

La novela trata de limpiar su nombre de tanta mugre e ignominia sobre ella vomitada. Una prueba de amor.

Juan ofrece un relato hipnótico, cadencioso, una historia que me resulta voluptuosa, para contarnos una vida fragmentada en capítulos briosos, que se abren con un Ahora; presente en el que se irá cifrando la metamorfosis, el decurso de una existencia tan intensa, vívida como vivida.

Agradezco como lector la recuperación de mujeres como Nahui (una perfecta desconocida para mí), a quien Juan resucita en toda su complejidad y totalidad (aún a sabiendas de que esto resulta imposible) de un cosmos sexualizado.

Muy bueno.

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Lágrimas de frontera (Diego Lázaro Niso)

Diego Lázaro Niso (Logroño, 1975) debuta como novelista con Lágrimas de frontera, novela histórica de 500 páginas que nos sitúa en los años de la invasión de la península ibérica por parte de los árabes, en el año 935, en una pequeña aldea riojana: Becia, a la que llegan unos malhechores que se llevan a las muchachas, previo el ardid, con la intención de venderlas a un mercader árabe, aprovechando que los hombres del pueblo han ido a cazar para proveerse de alimento y poder hacer frente al invierno.

En la novela histórica, a menudo prima más el qué que el cómo, importa más qué se cuenta que cómo se cuenta, empero, siendo esto así, la narración avanzará sin que el lector encuentre apenas resistencia, a la vez que no decaerá tampoco el interés, porque si las muchachas son secuestradas, los mozos del pueblo saldrán inmediatamente en su búsqueda, yendo a vida o muerte tras ellas.

Se sucederán en la novela una serie de acontecimientos (enfrentamientos con lobos, el auxilio de un curandero local, enfrentamientos sangrientos con los secuestradores, celadas y ardides, travesías por montañas nevadas o en el límite con los dominios árabes…) hasta la resolución final.

Diego maneja una prosa eficaz, resuelve bien las secuencias de acción, que son la mayoría, mueve a sus personajes continuamente y los hace interaccionar con diálogos que evitan que la historia encalle y que asimismo sirven para que la novela tenga sus momentos de introspección, en lo tocante a la manifestación de sentimientos de toda clase, ya sean amorosos, de flaqueza o desesperanza o bien movidos por la sed de venganza.

Lágrimas de frontera es un debut ambicioso, del que Diego sale airoso. En sus próximas novelas el autor seguro que nos ofrecerá novelas aún más interesantes y complejas.

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El beso ¿Qué se esconde tras este gesto cotidiano? (Alain Montandon)

Ensayo breve de Alain Montandon (con traducción de Ernesto Junquera). Apenas ciento cuarenta y cinco páginas dedicadas al beso.
Beso analizado desde un punto de vista fisiológico, antesala del coito, manifestación de deseo, intercambio de saliva y aliento, manera de apagar la sed del otro.
Beso en sus distintas manifestaciones, como el beso de la madre hacia el hijo, que tiene un efecto salvífico, consolador. Otras variantes, como los besamanos, entendidos como un acto de servilismo.
Besos como los de Judas que encarnan la traición, otros besos son fruto de la monotonía parejil.
El beso entendido de forma diferente en Oriente y Occidente. El beso a lo largo de la historia. Besos con lengua prohibidos en algunos lugares de los Estados Unidos. Tribus para las cuales emplear la boca para besarse les resulta una aberración.
Los besos recogidos en la literatura y el cine, con un buen número de ejemplos.
Besos en las zonas erógenas: fellatio y cunnilingus y en qué consideración se tenía a ambos en la época de los romanos. Fellatio considerada como una sodomía oral. Sexualidad dividida entre activos y pasivos, al cargo de estos últimos las prácticas sexuales antes anunciadas.
Consideración también para el beso repulsivo, asqueroso, en textos, por ejemplo, de Beckett. O besos de compromiso. Besos también como un ritual.
Besos a cartas que enviamos o dados al retrato de la amada. Besos ofrecidos a estatuas.
El beso y el vampirismo y canibalismo; comernos a alguien a besos, beber de la boca de la amada, besos que saben a miel, a fruta fresca y a veces prohibida.

El ensayo acaba con una generosa bibliografía.

Una lectura interesante. Y ahora me tengo que excusar que voy a escuchar un cedé de Marea: Besos de perro.

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El peligro de las buenas compañías (Javier Gomá)

Ayer vi en el Teatro Bretón de los Herreros de Logroño, la obra de teatro escrita por Javier Gomá (al que además tuve el gran honor de conocer), filósofo al que he dedicado parte de mi tiempo para leer y reseñar libros suyos como Ingenuidad aprendida, Razón portería o Ejemplaridad pública.

El peligro de las buenas compañías (la obra tiene retranca desde el título) es la tercera obra de teatro de Javier Gomá y supone la adaptación de su libro Quiero cansarme contigo.
Quiero cansarme contigo
Tras devanarse los sesos en ensayos con conceptos como el de la ejemplaridad, la obra parece la puesta en práctica de dicha ejemplaridad, para ver qué efectos tiene la misma, aquí encarnada por un cuñado bondadoso al que resulta imposible pillar en un renuncio y que trae por el camino de la amargura a Tristán (un magnífico Fernando Cayo), quien está a un tris de cumplir los cincuenta, sufre la crisis de pareja, la desatención de sus hijos y el éxito laboral (por la vía de la promoción), el cual parece incapaz de remedar todo lo que ha ido dejando descuidado por el camino.

El acusado contraste entre Tristán y su cuñado, entre la bondad y la malicia, y una serie de enredos, ya sean sobre enfermedades reales u operaciones quirúrgicas inventadas, abonan el terreno para el humor que germinará en continuas carcajadas, porque ¿esta obra es de las que puede uno clasificar como de humor inteligente sin apartarse de la verdad? Creo que sí.

Soy un hombre, nada humano me es ajeno, dijo Terencio y Gomá creo que no rehuye lo prosaico, al contrario, lo asume para analizarlo y voltearlo, para mostrar que todo es más proteico de lo que pueda parecer, y más complejo, y como en uno de sus artículos aquel que decía Lo quiero todo, creo que cualquier ser humano se debate en esta tesitura, queremos una cosa y la contraria y crecemos avanzando en nuestras contradicciones.

Así, Tristán que es un crápula también desearía ser bondadoso, aunque fuera un rato, y su cuñado también desearía dejar de ser tan bondadoso, para maliciarse, porque siempre tenemos que elegir y mantener nuestras convicciones a pesar de que vayamos cambiando, nosotros y cuanto nos rodea.
Hay cariño hacia los cuatro personajes, a los que el autor salva, buscando ese punto intermedio, de encuentro, en el que personas tan dispares son capaces de quererse.

Elenco: Fernando Cayo, Carmen Conesa, Ernesto Arias y Miriam Montilla
Dirección: Juan Carlos Rubio.