A 525 km de Logroño se encuentra el pueblecito de Molieres, en plena Dordoña-Perigord, a una hora de Burdeos, en el sudoeste francés. Este enclave no es muy conocido por el público español que suele frecuentar con más asiduidad Burdeos y sus alrededores (Libourne o Sant Emilion).
Tuve la suerte de encontrarme con este enclave idílico gracias a un conocido que alquila una casa del siglo XIII, una construcción austera que es monumento nacional de Francia, en concreto una Bastide. Allí mantuvimos nuestra morada durante una semana en este julio apacible del 2010.
Molieres es un pueblo refugio de adinerados jubilados ingleses, canadienses, australianos. La zona es un homenaje a las cosas bonitas. Campos cuidados con esmero, donde los largos valles salpicados de pequeños bosques permiten pensar que vivir en el campo tiene su encanto, máxime cuando las casas de estilo anglosajón ofrecen una imagen idílica.
Allí puedes encontrar un paraje fértil: las vides de Bergerad, las ocas del Perigord, las nueces de Sarlat son productos valorados, apreciados y cuidados con mimo para poder ser referencia mundial. Además cuando un rio navegable como el Dordogna riega las riveras y acompaña las actividades lúdicas de la zona: paseo en canoa, deportes acuáticos, pesca, entonces todo fluye.