Archivo de la etiqueta: 2006

Elegía

Elegía (Philip Roth)

Philip Roth
2006
Random House
160 páginas

Mirando la contraportada de este libro nos dicen que esta novela de Philip Roth versa sobre la pérdida, el arrepentimiento y el estoicismo. Sí y no.

El protagonista es un publicista de 70 años que dilapida la mayor parte de su tiempo en una camilla de urgencias, siendo intervenido y reparado, saliendo airoso hasta la fecha.

Se trata además de un consumado adúltero y al final de sus días cuenta en su haber con tres ex mujeres y varios hijos. La primera mujer después de tantos años de matrimonio nos la pinta como abnegada y buena. Pero como él es un necio y le gusta mucho el sexo y meter el dedo en ojetes ajenos se acostará con jóvenes de las que pronto se hastiará, al comprobar que son casi tan simples como él.

A sus 70 años verá como la muerte ronda cerca y hace entonces un análisis de lo que ha sido su vida. Un análisis apenas riguroso, donde pide perdón con la boca pequeña, por haber dejado a su esposa por otra mujer más joven, en un culto al culo que provoca más risa que otra cosa.

Respecto al estoicismo esto sale en la contraportada porque el protagonista dice que admite su situación con estoicismo, sin más. Una idea sin desarrollo, donde todo pasa por ver como todos sus amigos van muriendo de cáncer o enfermedades análogas. La vida o vejez (o muerte) plasmada como una masacre.

Y esas son las pérdidas de las que hablaba en un principio. Pérdidas no sólo físicas, pues también alejará de su lado a su hermano Howie, un dechado de virtudes que lo tiene todo, y que es el contrapunto perfecto para hundirlo aún más en su medianía.

El protagonista es simple, carece de cualquier relieve, sus reflexiones son naderías y no me creo nada de lo que me cuenta. Nada. Así que sobre esa premisa, su arrepentimiento me parece una pose, un estoicismo que no es tal.

Además y lo que es peor, Roth, se despacha con una forma de narrar tan simplona, sublimando lo banal y superficial, hasta cotas tan elevadas que hace de lo vulgar y mundano su bandera y (al menos en este libro) estilo.
A pesar de que Everyman (título original de la novela) nos pueda concernir a todos, no se debe emplear una prosa vulgar para narrar una existencia vulgar.

Lean Stoner, y entenderán a lo que me refiero.

Paradoja del interventor

Paradoja del interventor (Gonzalo Hidalgo Bayal 2006)

Gonzalo Hidalgo Bayal
Tusquets
232 páginas
2006

El blog que el escritor extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal tiene en marcha desde 2005 es una delicia. A Bayal llegué por una reseña que leí de este libro en Babelia. Y me alegro de haberla leído. Cuando Gonzalo Hidalgo Bayal publicó esto no era muy conocido, ni vendía millares de libros, así que haber llegado a él es cómo encontrar un tesoro. De este libro google arroja una dos mil resultados. No está mal.

Un hombre en la edad del desguace baja en una estación a llenar una botella de agua y cuando sale de la cafetería, el tren ha partido, sin él. Ese instante supone un antes y un después en su vida, que no es otra cosa que una bajada a los infiernos, un camino sin retorno. Sutilmente, el extraño al que todos acabarán conociendo como El interventor, aunque apenas intervenga en nada, irá mutando, desvistiéndose de sus hábitos y costumbres, de su vida pasada, para ir conformando otra identidad, en un ambiente hostil, inhóspito, de noches gélidas y pocos abrazos, donde es evidente lo fácil y sencillo que es perder el norte y acabar desbarrando, perdido en un pueblo innominado, con una galería de curiosos personajes como Cristo, el trapense mondarín, el barquillero, la puta adolescente, la churrera, el afilador, el guardabarreras y el camarero ciclista, entre otros. Todos ellos nos harán pasar unos ratos inolvidables, donde prima el humor, el sarcasmo, la desesperanza y una realidad cruda y descarnada que pone los pelos de punta.

Esta sencilla en apariencia historia se enriquece en cada página con la mirada que el autor pone sobre las cosas, dándoles una nueva luz, con material de sobra con el que aprovisionarnos y luego reflexionar en calma.

Paradoja del interventor me ha descubierto a un escritor imprescindible como Bayal y me ha deparado una de las lecturas más agradables de los últimos años.

www.devaneos.com

Ojos de agua (Domingo Villar)

Dejando de lado las lecturas de novela nórdica que abundan en las librerías me he decantado por una novela negra española ambientada en Vigo, escrita por Domingo Villar, siendo esta su primera novela, publicada en 2006. Seguimos las andanzas del inspector Leo Caldas y su compañero Rafael Estévez, recién trasladado de Zaragoza, envueltos en un caso de asesinato en donde un saxofonista ha sido hallado muerto en su apartamento. Un macabro asesinato de, a priori, índole sexual que permitirá a los agentes devanarse los sesos en pos de la resolución del caso. Es Ojos de agua una novelita corta que no llega a las doscientas páginas, alimentada con bastantes diálogos, los provenientes de Estévez, marcados estos por la socarronería. En esta primera novela se nos presentan los personajes que luego iremos conociendo mejor en sucesivas entregas.

De momento Villar ya ha publicado, con bastante éxito en cuanto a ventas, su segunda novela, La playa de los ahogados. Leo Caldas sabemos que vive solo, tuvo una relación con Alba, una relación que parece ya extinguida, que tiene un padre dedicado al mundo del vino con el que a veces coincide, que su participación en un programa radiofónico hace que todo el mundo le conozca, facilitándole a menudo las cosas. De Estévez sabemos que es un gigantón de dos metros de altura y más de cien kilos de peso que tiene sus prontos, mal carácter, pero suponemos que buen fondo, que el hecho de venir de Zaragoza y recalar en Galicia, le hace juzgar todo cuanto ve, y ese contraste da mucho juego, porque pone en evidencia algo del carácter gallego que el autor tan bien conoce pues lo es, por ejemplo ese contestar una pregunta con otra pregunta.

El autor no se complica la vida en exceso con la trama, y una vez presentados los personajes, hay que poner rostro al asesino, reservándose un as en la manga, para que no todo resulte tan evidente como podría parecer a primera vista. La he leído con agrado, una lectura aderezada también con unas cuentas risotadas.

Una pareja, la formada por Leo y Rafa, a la que pienso seguir la pista.