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Papeles falsos Valeria Luiselli

Papeles falsos (Valeria Luiselli 2010)

Valeria Luiselli
Editorial Sexto Piso
2010
108 páginas

Me sorprende leer cómo la protagonista/autora de Papeles Falsos, la última historia que cierra el libro, consigue solventar una serie de trámites burocráticos en Venecia, casi a la velocidad de la luz, cuando es sabido cómo funciona, para mal, la burocracia en Italia, así que no sé si se trata de una licencia poética o narrativa, o bien tiene que ver con los orígenes de Valeria y sus abuelos lombardos.

Este libro que reúne diez historias, que no son relatos, salvando las distancias, o cubriéndolas, me recuerda a los libros de Enrique Vila-Matas, porque otra cosa no, pero novelistas y filósofos hay a puñados en estas cien páginas. Valeria construye este libro sobre las palabras y citas de otros escritores, aportando luego ella su granito de arena. Lo interesante sería que Valeria encontrase su voz y se despojase de lo que han dicho otros, si bien, dado que este es su primer libro y que lo escribió con veintipocos años no está nada mal.

El libro de Valeria me ha gustado, entendido éste como una colección de anécdotas, observaciones, reflexiones y datos curiosos y a todos aquellos a quienes además de leer, nos gusta también conocer más cosas de quienes escriben esos libros que nos han marcado, este libro les vendrá bien.

Valeria Luiselli
Valeria Luiselli

Valeria es buena observadora y escribe sobre detalles que a priori no dan mucho juego, a saber: la forma que adoptan los países vistos desde del aire, la escala de los mapas o la fecha en que estos se comenzaron a elaborar, la imposibilidad de caminar deambulando y las ventajas de desplazarse en bicicleta, la saudade y todas sus aproximaciones, siempre fallidas, banquetas cuales pizarrones, que suman cuerpos yacentes en lugar de números, el desplome del lenguaje hacia el silencio, escribir para hacerle hueco a la lectura, para distribuir silencios y vacíos, divagaciones acerca de recordar y releer: transformar el recuerdo: alquimia que concede el don de reinventar nuestros pasados, la poligamia habitacional tan necesaria y tan poco practicada incluso por los jóvenes, los cementerios de las ciudades como el de Venecia y la desigualdad de clases incluso en el más allá, y más y más apuntes, ideas, conceptos, suspicacias…

Y escribiendo esto, me doy cuenta de que este libro de Valeria Luiselli es mucho más de lo que me ha parecido en un principio, como si a medida que voy escribiendo esto, al tiempo que reverdezco, las palabras fueran levadura que esponjasen esta sustancia con forma de libro, cual bizcocho, ganando en apariencia y consistencia.

Resumiendo, que lo volveré a releer, dentro de un tiempo.

Editorial Seix Barral 2010

Perder teorías (Enrique Vila-Matas 2010)

Enrique Vila-Matas
2010
Editorial Seix Barral
65 páginas

Enrique Vila-Matas es un escritor que alimenta mi curiosidad. Un escritor que afirma en sus libros, en éste también, la escasa importancia de la trama y la preponderancia del estilo. Un escritor que descubre de qué quiere escribir a medida que va escribiendo, sin una idea fija.

Es que uno no empieza por tener algo de lo que escribir y entonces escribe sobre ello, sino que es el proceso de escribir propiamente dicho el que le permite al autor descubrir lo que quiere decir (página 62).

Al igual que Fernando Pessoa viajaba para perder países, Vila-Matas viaja a Lyon para perder teorías, esas teorías sobre la escritura de las que se empapó de joven y de las que quieres desprenderse, soltar lastre, ya que no hay teoría válida, máxime cuando uno es tímido y todo es azaroso y cambiante y una teoría cierta, dejaría entonces escaso margen para la especulación, para la divagación, la búsqueda, la espera, que son algunos de los elementos que alimentan, diferencian y singularizan la obra de Vila-Matas.

Como el escritor busca dar con la Teoría general de la novela, se fija cinco puntos que no debieran faltar en cualquier novela, lo cual no implica que la novela resultante, sea buena o mala, porque eso es dificil de medir, tanto como la vida a la que la literatura descifra. A fin de cuentas, un escritor defiende su propia teoría a través de su trabajo, de sus novelas. Vila-Matas también.

Enrique Vila Matas
!Enrique, por Dios, qué miedines me das!

Aparecen en esta novela-ensayo un porrón de escritores: Savater, Machado, Marguerite Dumas, John Banville, Rodrigo Fresán, Liz Themerson, Julien Gracq, Kafka, Robert Louis Stevenson, Pessoa, Beckett, Benet, Charles Simic, etc, quizá porque Vila-Matas escribe detrás de otros tantos escritores que lo llevan haciendo durante milenios, hete ahí el parafraseo, la cita real o inventada, el autor/personaje/héroe, la espera creadora, la emoción del viaje, las bondades del regreso, el patetismo humorístico que permite al humano y más al escritor frondoso afrontar situaciones disparatadas y plasmarlas sobre el papel, para alumbrar libros como éste: singular, bello, jugoso.

Juan Eduardo Zuñiga 2010 Galaxia Gutenberg relatos

Brillan monedas oxidadas (Juan Eduardo Zuñiga 2010)

Juan Eduardo Zuñiga
Galaxia Gutenberg
146 páginas
2010

Antes de aventurarme con La trilogía de la guerra Civil de Juan Eduardo Zuñiga, quería medirlo en la distancia corta del relato. Quince de ellos forman parte del libro Brillan monedas oxidadas.

La temática de los mismos es variopinta, si bien casi todos están anclados en el pasado, más o menos reciente. Lo que no encontramos en ningún momento son triunfadores, tampoco gente con suerte.

En el primero de ellos. El festín y la lluvia, un grupo de gente está reunido en un albergue mientras el río que los circunda crece con la sempiterna lluvia, mientras una chica joven quiere ser abrazada y mojada por la lluvia mientras el resto decide quedarse quietos, anclados física y mentalmente en su conservadurismo.

En Jazz Sesion, la música permite traer el pasado esclavista entre el ruido de los metales.

En Agonía bajo manto de oro, un joven descubre a través de una rendija en la madera del cuarto que tiene alquilado, como una anciana recibe regalos a cual más exquisito, si bien, su sed, no se calma, ni se sacia. No sabemos si aquello es real o fantasía. El joven a pesar de todo cae de una pieza sobre el catre, tras esa visión/alucinación.

En Has de cruzar la ciudad, una chica reparte pizzas a domicilio, por la noche, infestada ésta de peligros, reales o imaginarios, y de la mano de leyendas del pasado decide dejar que el céfiro lama su cuerpo mientras se cree Lady Godiva, a lomos de su motocicleta.

En La mujer del chalán, el protagonista de la historia, un tal Solano se enamora de una morisca y aquello no puede salir bien, porque parece que hay una ley física que impide la felicidad del hombre por todos los medios físicos o divinos.

En El campanero de San Sebastián, un pobre hombre decide deambular por el camino perdido, una vez deje el campanario, mientras en su cabeza repican el acoso del párroco y las canciones de una gitana. Todo resulta muy simbólico y angustiante.

En Conjuro de marzo, de nuevo está presente el mal fario, la mala suerte de un hombre, otro perdedor, a quien no le pagan por su trabajo y acaba ajusticiado.

En El molino de Santa Bárbara nos damos de bruces ante un amor que se torna de nuevo imposible, cuajado e imposibilitado por los celos, el amor libre y ajeno, desenfadado.

En Interminable noche de los miedos. la cosa va de eso, del miedo y de la desazón que sufren unos conversos que no quieren desvelar su identidad, sabedores de la suerte que correrían, al recibir la visita de una morisca, que los ha calado. Relato muy intenso.

En No llegará el sobrino de Praga, el sobrino es Kafka, que iba a ir a Madrid, pero muere de tuberculosis antes mientas su tío las pasa canutas hasta que se entera de tal fatal desenlace.

En Lejano amor soñado, constatamos brutalmente la imposibilidad de principiar una relación, con una poetista que decide dejar el libro de su vida inconcluso por decisión propia.

En El bastón de Lula Luzán vemos a una joven bacante manejando con soltura un bastón, que será la perdición de un Don Juan, celoso y encorajinado, tras ser puesto en evidencia por el sexo débil, para acabar sus días, picado como un toro en el flanco derecho, mordiendo el polvo de la nada en el albero-sanatario.

En París, última decisión, un poeta portugués, amigo de Pessoa, Mário de Sá-Carneiro decide quitarse la vida en un hotel de París, con 26 años, al verse solo sobre la faz de la tierra, desgarrado, sintiéndose como un paria, al no poder retener a su lado, a su gran amor.

Juan Eduardo Zuñiga
(El rostro de la sabiduría)

Juan Eduardo Zuñiga, se maneja hábilmente en los diálogos, necesita muy poco para montar una historia consistente, utiliza un lenguaje rico, sus personajes resultan próximos, pues son todos ellos perdedores, gente sin suerte, personas que deciden suicidarse, quienes no encuentran consuelo, amor o afecto, en las faldas ajenas, ni si quiera en las de la literatura, y todas las historias están impregnadas de pesimismo, de mal fario, de un hálito trágico, lo cual al lector puede llegar a apesadumbrar.

A pesar de que Juan Eduardo escriba como los ángeles que escriben bien, sus relatos no traspasan la epidermis (la mía) y se quedan ahí flotando, como las nubes negras: amenazantes, turbias, y pasajeras.

Impedimenta 2010

El ruletista (Mircea Cartarescu 2010)

Mircea Cartarescu
Impedimenta
2010
62 páginas

Mircea Cartarescu si hacemos caso a lo que nos dice la editorial Impedimenta, que lo publica, es el más importante narrador rumano en la actualidad. El ruletista forma parte del volumen de cuentos Nostalgia (1993).

El libro es una novela de 46 páginas, el resto, es una introducción a cargo de la traductora, Marian Ochoa de Eribe Urdinguio y lo que consigue Mircea en una distancia tan corta es muy plausible, propio de un velocista potente, del trasunto rumano de Usain Bolt.

El narrador de esta historia, a la sazón escritor, afirma que la literatura es teratología, tras 60 años fajado en el bello oficio de escribir. Y dos páginas después ya se mete en harina, para precipitarnos, sin remisión, en una bajada a los infiernos (explicitando como el ser humano es capaz de cualquier monstruosidad), con la ruleta rusa como un instrumento, que le permitirá al ruletista apostar contra sí mismo, desafiando mucho más allá de lo razonable, al azar y sus consecuencias.

Mircea Cartarescu

(Mircea Cartarescu, que bien podría ser El hipnotista)

La prosa de Mircea Cartarescu vibrante e intensa, subyuga y el relato te deja sin aliento hasta el postrero epitafio y como les sucede a los grandes narradores (entiendo que Mircea suene con fuerza como candidato al Nobel) este relato que nos ofrece, es universal, como debe serlo la buena literatura que no entiende de fronteras. No hablo del argumento (aunque viendo el título del libro y al fulano de la portada, no hay que ser la inspectora Lebrel para atar cabos..), porque sería tanto como destriparlo y esto sería una injusticia. Y viendo lo que me ha gustado esta novela no tardaré en hacerme con el lote completo: próxima parada Nostalgia.