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Examen final

Comentaba ayer mi predilección por la prosa de Bayal, Landero y Longares. Me dejé en el tintero a José María Pérez Alvárez, Chesi, el cual publica novela, Examen Final, que presenta el 7 de noviembre en Orense, publicado en la editorial Trifolium, donde también publicó Tela de araña, un libro estupendo, al igual que otros de Chesi como La soledad de las vocales, Un montón de años tristes, Cabo de Hornos o Nembrot.

Hay libros que tienen toda la publicidad del mundo y otros que pasan sin pena ni gloria, incluso en la página web de la editorial Trifolium, que dicho sea de paso es horripilante (una de las peores que he visto hechas con Blogger), es complicado encontrar la portada del libro, o algún dato sobre el mismo, como el número de páginas. La fecha del lanzamiento, según pone en algún post del blog de Chesi, parece que es es el 25 del presente mes.

Dicho queda. A ver si en breve puedo dar cuenta de la lectura de este Examen Final.

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Marcha Hoyos de Iregua 2014

Crónica de la 20ª Marcha de Hoyos de Iregua 5/10/2014

Somos reincidentes. Ayer, 5 de octubre, volvimos al monte. Tuvo lugar la XX Marcha de hoyos de Iregua. Madrugamos para estar en Villoslada de cameros, a las 8 de la mañana, hora de la salida. A esa hora ya estaba amaneciendo. Cogimos una senda frente al Frontón.

Nos dijeron que había unas 600 personas. Mil he leído en el periódico. Desconozco por tanto la cifra exacta. Más allá del número, había muy buen ambiente, con varios cientos de personas dispuestos a pasarlo bien caminando por la montaña, en un escenario espectacular. Una marcha que concentra a gente muy joven, pues había desde niños de corta edad, hasta personas que superaban los 70, había quien iba con su perro y otros que hicieron toda la Marcha corriendo, unos para los que el día fue un paseo y otros para los que fue un martirio (y no hablo de oídas).

Tras atravesar el puente de las Rameras, después de casi una hora de caminata, a un ritmo poco fluido pues íbamos todos en fila india, al principio, llegamos hasta el achichuelo, superados los cinco kilómetros, para después llegar a la Blanca. El avituallamiento nos sentó de maravilla. Dimos cuenta de los phoskitos, colacao, frutos secos, agua, aquarius, que nos ofrecieron y entonces el terreno se encrespó.

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Después de unos años haciendo esta marcha, oigo la palabra cortafuegos y siento un cosquilleo en la espalda. Desde el kilómetro 8 hasta el 14, toca sufrir y mucho con desniveles de un 30 % que me obligaron a usar los bastones, y andar casi a cuatro patas, cual cabra montesa. Aunque hay quien asciende más tieso que una vela, cada cual se lo monta como puede. Son 800 metros de ascensión en 6 kilómetros.

Cortafuegos

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Exhaustos pero contentos después de coronar nos echamos una foto en el alto, con el peñasco a la vista, para luego quedar oculto de nuevo entre brumas. El tiempo fue perfecto. No llovió en ningún momento y el suelo estaba seco. Sí hubo mucha niebla y, brumas que nos privaron de disfrutar unas vistas que intuíamos maravillosas.

Santosonario

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Al subir se sufre y al descender, según como tengas las rodillas, también. Tras cuatro kilómetros de descenso, hicimos la parada para comer. Nos dieron una bolsa con un bocata de filetes con pimientos, un emparedado, caldo muy rico, un vasito de vino, agua peñaclara, aquarius y una pieza de fruta (plátano o manzana). Repusimos fuerzas y tras comer y beber y nos pusimos en marcha otra vez, disfrutamos mucho viendo las cascadas de Puente Ra, espectaculares y llegamos a la ermita de Lomos de Orio, donde nos encomendamos a las autoridades celestiales y salimos de allí cuesta arriba, sufriendo, para acometer los últimos 8 kilómetros de marcha.

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Cascadas de Puente Ra

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Si cuando haces la Valvanerada la cuesta de Baños es criminal, aquí, al ver el pueblo de Villoslada ofreciendo su semblante de casas y tejados, desde que te faltan algo más de 7 kilómetros, te mina la moral, porque ya con las fuerzas justas parece que aun estando a la vista, está demasiado lejos.

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El terreno es entonces un sube y baja, con la carretera y el río a la izquierda, siguiendo el mismo camino que al inicio de la marcha, para llegar al final de casi nueve horas al mismo punto del que partimos, en el frontón, contentos de haber llegado sanos y salvos y con ganas de repetir.

La organización como siempre fue perfecta. Al llegar nos recogieron la acreditación que vas presentando en cada puesto de control, nos la pegaron en una cartulina, donde pusieron la fecha de llegada y nos la dieron, para el recuerdo, así como una camiseta azul de la marcha, igual que la del año pasado (ya no quedaban XL. Por lo que es muy posible, que no seguro, que el año próximo, si los Reyes me traen unas piernas nuevas, la hagamos corriendo).

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Lo dicho, el año que viene más.

Recorrido

Km.0 Villoslada de Cameros (1.050 m.). Desde Villoslada salimos en dirección Sur por el sendero de la Virgen, vía que ha servido desde antiguo para acudir en romería a la ermita de Lomos de Orio. El camino remonta el curso del río Iregua entre vegetación de ribera, huertas y prados.

Km.3.7 Puente de la Rameras (1.150 m.).
El sendero balizado se bifurca aquí. La Marcha opta por seguir a la vera del Iregua, elevándose un tanto sobre el cauce para evitar zonas que suelen inundarse con frecuencia.

Km.5.2 Achichuelo (1.180 m.). Cruzamos, junto al puente, la carretera que sube a la ermita de Lomos de Orio. La Marcha sigue por la misma margen y avanza ahora muy cerca del río, cortando algunas zonas encharcadas. Al rato, alcanzamos un puente de madera, por el cual salvamos el Iregua y cambiamos de orilla para llegar a la Blanca.

Km.6.4 La Blanca (1.220 m.) AV1 – CP1. Punto de confluencia de los ríos Iregua y Ra. Entre ambos barrancos, arranca poderoso el cortafuego de la Sartén. Desde aquí, la Marcha toma el curso del río Ra y asciende por una pista bajo hayas y pinos, hasta presentarnos en el arranque del cortafuegos de Calahornos.

Km.8 Cortafuegos de Calahornos (1.260 m.) De la mano de este cortafuego, ascendemos hacia la cumbre del Santosonario. En esta dura subida de casi 800 metros de desnivel, el primer tramo es sin duda el más bravo, hasta llegar a un rellano desde el que podemos contemplar, al otro lado del valle y a la misma altura, la ermita de Lomos de Orio, además de un buen elenco de las cumbres de Cebollera. Desde este punto, el cortafuego se suaviza de forma apreciable y llega a una pista.

Km.9.3 Pista de Hoyos de Iregua (1.575 m.)
Una vez superada la pista, el pino silvestre se hace dueño absoluto del territorio. Más arriba (en la cota 1.800), muere el cortafuegos y el camino busca paso entre pinos más chaparros y retorcidos. Poco después, salimos a terreno abierto para coronar el cerro de Calahornos.

Km.13 Cerro de Calahornos (1.980 m.) Desde aquí, el panorama que se ofrece es inmenso, con buena parte de los “dosmiles” que conforman la Sierra Cebollera y las Sierras de Urbión y la Demanda, los infinitos pinares de las tierras sorianas, los Cameros y las Viniegras… Un trecho, sin apenas desnivel, nos conduce a la base de Santosonario.

Km.13.9 Santosonario (2.058 m.) / CP2
. El Control de Paso nº 2, al abrigo de un roquedo, se halla a 2.000 metros de altitud. La Marcha evita el peñasco (quebrado y complejo) que conforma la cumbre, rodeando el pico por su lado Sur, siguiendo una senda que avanza junto al límite provincial, y después de trazar un giro a la izquierda toma dirección Sureste, pierde altura y se va acercando a la misma cornisa, en la divisoria de aguas.

Km.16 Entrada Hoyo Mayor (1.965 m.). Una senda abierta en los cortados que se precipitan hacia el Hoyo Mayor, desciende por un suelo descompuesto hasta alcanzar el fondo de la cubeta glaciar. Estos Hoyos fueron labrados por la presión de los hielos a lo largo de un proceso largo de la historia. Siguiendo el descenso, llegamos a la pista de Hoyos.

Km.17,9 Pista de Hoyos de Iregua (1.665 m.)AV2
Cortamos la pista y continuamos ladera abajo por una senda que discurre elevada sobre el cauce del arroyo Ra. A medida que bajamos, el bosque ralo de pinos y acebos se va tornando más prieto y la presencia de las hayas apoderándose del espacio. La senda se acerca al agua hasta llegar a un vado.

Km.19.5 Vado arroyo Ra (1.440 m.).
El otro lado, tomamos una trocha que desciende junto al río Ra. Al llegar poco después al hermoso rincón que conforman las cascadas del río Ra, la trocha toma porte de pista y así continúa en descenso por el barranco hasta llegar a Puente Ra.

Km.21,5 Puente Ra (1.280 m.).
Sin pasar el puente, hacia la derecha sale un sendero balizado que nos remite a la ermita de Lomos de Orio. El camino remonta junto a un barranquillo secundario, bajo pinos y hayas, para alcanzar la ermita.

Km.22.5 Ermita de Lomos de Orio (1.430 m.) Desde la fuente chilena, un camino sale bordeando la ermita y acomete un repecho fuerte para luego atenuarse y avanzar suavemente por el pinar. Así llegamos a una baliza de senderos.

Km.24.2 Baliza sendero de Pajares (1.556 m.) La Marcha inicia un descenso prolongado, pasa poco después junto a la fuente de la Romanizosa y llega a la pista del Sillar.

Km. 25,3 Pista del Sillar (1.460 m.)AV3 – CP3
. Continuamos monte abajo por este contrafuerte, a caballo entre el barranco de las Rameras y el del Iregua. El pinar va dejando paso a un bosque mixto y más adelante termina aclarándose entre viejos pastizales inundados de matorral. Llegamos a la pista de las Rameras y de inmediato al puente de las Rameras.

Km.27.3 Puente de las Rameras (1.150 m.). Desde este lugar, no queda sino desandar el camino recorrido por la mañana. Ahora, siguiendo en descenso el curso del río Iregua para llegar a Villoslada y dar por terminada esta edición 2014 de la Marcha Hoyos de Iregua.

Km.31 Villoslada de Cameros (1.050 m.).

La Marcha Hoyos de Iregua es una prueba organizada por Fundación Caja Rioja y cuenta con el apoyo técnico de la Sociedad de Montaña Sherpa, la colaboración del Ayuntamiento Villoslada de Cameros y el Parque Natural Sierra de Cebollera, además de las empresas Radio Rioja Cadena SER, Reprocentro, Cafés Greiba, Peñaclara, Dulces El Avión, Coca-Cola, Mudanzas y Transportes Mayoral, Grupo Deca y Suzuki.

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Joaquín Berges

La línea invisible del horizonte (Joaquín Berges 2014)

Joaquín Berges
Editorial Tusquets
2014
294 páginas

Andaba leyéndome El bandido de Robert Walser y al dejar un libro en la biblioteca me topé con este otro de Joaquín Berges, de quien he leído sus tres novelas publicadas hasta el momento. Novelas con las cuales he disfrutado mucho (y reseñado) gracias al descacharrante sentido del humor que destilan todas ellas.

La línea invisible del horizonte se publicó en abril de este año y me había resistido a leerla hasta ayer, porque su portada (esa parejita andando entre nubes), el título tan coelhiano o Andrespascualiano y algo que leí de la sinópsis me cargaban de razones, en base a mis prejuicios, para dejarlo en barbecho de manera indefinida y ya ven, al final he claudicado, pobre de mí, porque la novela de Berges es la peor de las cuatro, y no porque aquí el humor brille casi por su ausencia, que también.

Os cuento. Un fulano llamado Javier va con su coche de noche, impacta con una jabalina, la mata, llega la Guardia Civil, lo ayudan, se llevan el coche a un taller, y Javier que vaga sin rumbo fijo, decide quedarse en la zona, en el Pirineo Aragonés, cerca de Aínsa, en casa de una mujer de nombre Marina, que le ofrece una habitación y a lo tonto se pone a jugar a guiñote con Marina de pareja y resulta que ganan el torneo local, y Javier que huye, ATENCIÓN:

de su pasado
de sus recuerdos
de sus remordimientos
del hospital del que trabaja
de su Jefe de Servicio
de su hijo
de su nuera
de su nieto
e incluso de su mujer recién enterrada

Javier, digo, nuestro Fugitivo, encuentra en estas latitudes idílicas, entre macizos montañosos y macizas cárnicas como la joven Marina, algo parecido a la felicidad, porque todos se portan con él de puta madre y le dan palique y además de invitarle a jugar a las cartas lo invitan también a una batida de caza y se lo llevan por ahí de putas y Marina se lo lleva incluso a ver estrellas pernoctando en una mallata, lo que le permite a Javier reecontrarse con la naturaleza, con su ser primigenio, con nuestros ancestros milenarios, ya saben, ese tipo de cosas tan profundas, además de asistir al parto de un ternero, que es esa clases de cosas que a uno le hacen sentirse más vivo que de costumbre.

Pero ojo, no todo van a ser alegrías para Javier porque entonces la novela sería tan jodidamente complaciente que sería insoportable, así que Javier debe soportar al otro lado de la pared los revolcones que Marina mantiene con un fulano al que Javier, poluciones nocturnas aparte, no logra poner cara, ni cuerpo. Javier, además debe lidiar con la visita sorpresa de su hijo que lo busca desde que su padre está desaparecido, porque el muy cabrón, el padre, además de OJETE SPOILER: tener un escarceo sexual con la novia de su hijo, ha dejado morir su móvil para que nadie le de la tabarra con mensajitos, ni llamadas, ni guasaps.

Joaquín Berges
Joaquín Berges

Y este cuento puede acabar de dos maneras. O bien hay sexo entre Javier y Marina que por una parte es lo que todos desearíamos en la piel de Javier, yendo más allá de un coito gaseoso y sostenido (si no sabéis de qué hablo, le echáis un par de huevos y os leéis la novela) o bien Javier coge las de Villadiego y se va para su casa, a digerir lo que le ha pasado, para bien, durante esa semana transformadora y plena de alegrías.

Me importa poco el final, me interesa (es un decir) más todo lo anterior, y en esta novela, salvo algún destello de humor, ese tono trascendente que trata de darle Joaquín no me convence en ninguna fase de la novela, con una prosa rutinaria, mortecina y funcional, donde toda la novela es un tablero y los capítulos casillas con premios para el lector, de tal modo que vas leyendo páginas, al menos en mi caso, para ir dando respuesta ciertas preguntas tales como estas: De qué huye Javier, cuándo ha muerto su mujer, de qué ha muerto, por qué huye de su hijo, si se ha acostado o no Javier con su nuera, con quien se acuesta Marina, si Marina tiene hijos, quien es el padre de su hija, porque quiere ver el pantano cubierto por el agua, por qué se quiso suicidar, si Javier se quedará o marchará, etc, etc…

Joaquín, por favor, !volverse al humor!, que de lo trascendente a lo intrascendente hay una línea invisible, horizontal o vertical, muy pero que muy fina.

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Concierto 26-09-2014

Concierto de Extremoduro Palacio de los Deportes Logroño 26-09-2014 crónica

En 2008 Extremoduro tocó en el Palacio de los Deportes de Logroño. Recuerdo que entonces Iniesta parecía el mismo que aparece en la portada de su disco, Yo, minoría absoluta, un Cristo al que hubieran bajado de la cruz, que apenas se movía sobre el escenario, estático, sin interactúar con el público, la mirada ausente, como si aquello atendiera más a una obligación que al goce de tocar.

Ayer, el concierto que ofreció Extremoduro fue otra cosa, mucho mejor. Un concierto memorable, de hecho. Dio comienzo a las 22,30, media hora más tarde de la hora indicada (A pesar de que en la web son muy claros en este aspecto: los conciertos empezarán puntualmente a la hora indicada. Entrad en el recinto con al menos media hora de antelación para evitar tapones y problemas en la entrada), porque a las 22 horas todavía quedaba gente fuera del recinto.

El escenario aparece cubierto con una tela que asemejan contenedores (se ve bien en la foto de arriba). En el escenario, en lo alto un contenedor baja hasta el suelo, entre chirridos, y luego tras alzarse de nuevo, aparecen sobre el escenario los 6 miembros del grupo. Solo reconocí a Iniesta y a Iñaki, al resto, al batería, el bajo, la tercera guitarra y el encargado de los teclados, no sé quienes son. Tampoco Iniesta nos los presentó.

El concierto, como decía empezó a las 22,30 y acabo a las 2 de la madrugada, después de tres horas y media, con una parada a las doce de la noche de media hora. Parada balsámica, para reponer líquidos, pues hacía mucho calor.

La ley antitabaco he comprobado que no opera cuando se trata de un concierto, así que cada cual se fumaba su cigarro, puro, porro, etcétera. No faltaba tampoco el gracioso que cuando se le acababa el cachi lo lanzaba entre risotadas hacia las filas de delante. Hay mucho cachondo suelto. Lo demás todo fue bien, porque no hubo ningún altercado y la salida del recinto fue limpia y cómoda. Nos ofrecieron, tipo top manta, camisetas de Extremo por 10 euros cuando dentro del recinto, las del merchandasing oficial, las vendían a 15 euros.

Otra de las novedades es que hay unos tipos que llevan un bidón refrigerado de cerveza a la espalda y se mueven entre el público, con banderita en el lomo incluida y te evitan así tener que ir a la barra a pedir, a cambio de tener que pagar un euro más que en la barra.

En esas tres horas Iniesta acometió su clásicos de siempre: Golfa, Puta, Ama, ama y ensancha el alma, So Payaso, Ágila, Prometeo, Jesucristo García, La vereda de la puerta de atrás, Standby, etc.

Ofrecieron un tema nuevo y pidieron que no lo grabraran. Iniesta es de los que anima a la gente a meterse de todo, pero luego les pide también que no les graben su tema nuevo para no chafarles «la sorpresa» a los que vayan a sus próximos conciertos. El tema de marras, lo canta en las escaleras junto a Iñaki. No entendí bien la letra así que poco puedo decir del mismo.

A su disco Ley innata le dieron un buen repaso, con esos temas que se dilatan en el tiempo y me recuerdan mucho al Pedrá. De su último disco, Para todos los públicos, sonaron entre otros Locura transitoria, Pequeño rock and roll endémico, Poema sobrecogido..

Ya al final, una vez que Robe dejó el escenario, Uoho se fajó con la guitarra eléctrica durante un cuarto de hora, demostrando que es un virtuoso del instrumento y que a sus 50 tacos todavía tiene cuerda para rato, pues no paró de moverse y de dar vueltas por el escenario como una cabra por el monte.

A Iniesta lo vi muy bien, mejor que nunca a sus 52 años, contento y féliz, moviéndose mucho, de lado a lado del escenario saludando a los que veían el concierto desde las butacas de los laterales, buscando al resto de los miembros del grupo, y dando las gracias a la gente que habíamos pagado 31 euros por verlos, con una voz potente, impecable y desgarradora que no le falló en ningún momento.

Este disco y gira, Para todos los públicos, parece haberse convertido casi en una forma de vida para Iniesta, el cual ya ha sido domesticado por el sistema, ha recibido premios como la Medalla de Extremadura, sin sacar los pies del tiesto, ni dar la nota y ahora, superados los cincuenta, Iniesta es ya un superviviente, convertido en una Leyenda viva del Rock de nuestro país, que llena grandes recintos por toda España, con miles de espectadores, ofreciendo conciertos de más de tres horas, perfectos en lo técnico y que dejarán huella sin lugar a dudas en todos sus seguidores, como quien suscribe.

Si Springsteen nos deleitó en Anoeta con un concierto de cuatro horas, visto lo visto, Iniesta puede convertirse, sino lo es ya, en el Boss patrio, al menos en lo que a duración de los conciertos se refiere.