La historia de Akira Yoshimura me recuerda a Seda de Baricco, por lo que tiene de poético. Si bien la poesía de Yoshimura bebe de la muerte, de la miseria, del sufrimiento, de la desolación, del aislamiento.
La historia es trágica, pero al mismo tiempo hermosa, porque Yoshimura va al grano, y no se recrea con floritura alguna. Tiene el autor una historia que contar y en menos de doscientas páginas te deja el cuerpo baldado, con una sutileza en la descripción, tanto de los paisajes, como de la naturaleza humana, que no me queda otra que reconocer y alabar su buen hacer en el arte de escribir.
La novela está bellamente editada por Marbot ediciones.