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Rothko

Obras de arte

Sé que muchos de vosotros sufrís en silencio noches de insomnio dándole vueltas una y otra vez a una pregunta que os reconcome. ¿Qué es una obra de arte?.

Consultando el Diccionario de las artes de Azúa me doy de bruces con esta ¿definición? de Rochlitz.

Para que haya obra de arte es preciso que se dé una coherencia de visión caracterizante de un conjunto de símbolos al mismo tiempo personales e impersonales, dotados de una fuerza expresiva que les distinga de los símbolos denotativos y dando testimonio de una habilidad no contingente.

Qué, ¿cómo se os ha quedado el cuerpo, y la mente?

Propongo ahora escuchar el 4’33» de Cage para rumiar -en silencio artístico- lo anterior.

Buenas noches y felices sueños.

Editorial Mondadori 1998

La muerte de un instalador (Álvaro Enrigue 2008)

Álvaro Enrigue
2008
Editorial Mondadori
137 páginas

Álvaro Enrigue (Guadalajara, Jalisco 1969) publicó La muerte de un instalador en 1996. Doce años después llega a España publicada por la Editorial Mondadori.
Álvaro Enrigue ganó el XXXI Premio Herralde de Novela con su novela histórica ‘Muerte súbita» de la que daré cuenta cuando la lea.

Esta novela a pesar de su reducido tamaño, resulta muy jugosa. Enrigue selecciona con acierto cada frase y hace buena la máxima: menos es más, ya que en muy pocas páginas somos testigos, primero de la muerte de un artista, El Utopista que se precipita por una balaustrada, y más tarde de la bajada a los infiernos del artista/instalador Sebastián Vaca, que tiene la desgracia de caer en manos de Aristóteles Brumell, un millonario sin escrúpulos que convierte la muerte ajena en espectáculos sublimes, quien durante décadas ha logrado mantener su estatus, engrasando voluntades, comprando políticos, sindicalistas, ultimando enemigos, quien siente tal desprecio por el arte, a pesar de ser coleccionista de cuadros, que reduce a los artistas a meros insectos, con quienes practicar sus dotes de entomólogo macabro o erigiéndose personaje de un cuento infantil

Alvaro Enrigue
Una mala noche la tiene cualquiera

qué curioso, pensaba que tendrías los ojos claros, por inglés. Los tengo negros, para verte mejor (página 21).

Así, la maldad de uno y la estulticia y ambición del otro, allanarán el camino para la tragedia del último.

El arte se nos muestra a los ojos de Aristóteles como algo recreativo, en manos de cuatro zumbados perezosos e indolentes, que a cualquier excentricidad catalogan como obra de arte, como esas alucinadas e hilarantes instalaciones que lleva a cabo Sebastián Vaca, un arte que se representa y vende como transgesor, al mismo tiempo que es subvencionado por el Estado o por mecenas ocasionales que entienden el arte como un pasatiempo o una buena manera de especular y/o blanquear capitales.

Con Álvaro Enrigue me pasa como con Yuri Herrera (también mexicano). Sus historias me resultan hipnóticas, como extraídas del tiempo, relatos universales, vívidos, potentes, donde no falta el humor, la ironía, la traición, la corrupción, la adicción, todo aquello que nos hace humanos o inhumanos en este caso.

Una muy buena y recomendable novela esta de Enrigue.

Daniel Kehlmann

Yo y Kaminski (Daniel Kehlmann 2005)

Daniel Kehlmann
178 páginas
Editorial Acantilado
2005

Despido el año 2013 con este libro del alemán Daniel Kehlmann. Un valor en alza (junto a Geiger, Glavinic o Haas) de la novela alemana. O eso dicen. El libro me ha gustado escasamente.

El protagonista es el joven y muy pagado de sí mismo, Sebastian Zöllner, que espero y deseo no sea un trasunto de Kehlmann, pues resulta bastante despreciable. Kehlmann, en esta novela corta da su particular visión del mundo del arte. Para ello echa mano de un joven ambicioso, Zöllner y de un pintor venido a menos, conocido de Picasso y Matisse, de nombre Kaminski, a quien muchos creen ya muerto.

Kaminski tuvo sus días de gloria, y luego, medio ciego, desapareció entre las montañas de los Alpes. A su encuentro va Zöllner que trabaja como periodista, que piensa que una biografía de Kaminski, a quien le queda poco tiempo de vida, se vendería muy bien una vez acontezca el inevitable y deseable deceso.

Kelhmann busca el humor (inexistente) en la llegada de Zöllner al terruño de Kaminski, donde muchos lugareños desconocen de su existencia. Tras el recibimiento, la historia avanza cuando Zöllner decide llevarse a Kaminski, de paseo, para ver a una antigua novia, a quien el pintor cree muerto.

Convertido el libro en road-movie el resultado apenas mejora, los diálogos no tienen chispa alguna y la prosa de Kehlmann es plana, funcional y mortecina, hasta un final crepuscular.

Intento de escapada (Miguel Ángel Hernández 2013)

Miguel Ángel Hernández Intento de escapada portada libro Anagrama marzo 2013 Jacobo montes
Editorial: Anagrama
Año de publicación: marzo 2013
Autor: Miguel Ángel Hernandez (Murcia 1977)
Páginas: 237

Miguel Ángel Hernández (Murcia 1977) había publicado hasta la fecha libros de relatos, microrrelatos, ensayos y crítica de arte. Intento de escapada es su primera novela. Se la publica Anagrama. Acaba de salir al mercado el mes de marzo.

Al final del libro el autor nos explicará por qué en esta ocasión optó por escribir una novela en lugar de un ensayo. Por qué usar un personaje a quien, cual ventrilocuo, hacer hablar, poner en su boca, las ideas que uno tiene sobre el arte, tema que controla, dado que Miguel es profesor de Historia de Arte y ha reflexionado y escrito mucho sobre el tema en sus ensayos y artículos, a pesar de su edad.

El protagonista es Marcos un joven de 21 años que viste de negro, alto, fondón y prealopécico, de esos que leen las revistas con las dos manos sobre la mesa. Se entiende, porque en lugar de porno, Marcos consume revistas y libros de arte. Marcos que es un crack en lo suyo, en sus estudios de Bellas Artes, tiene la gran suerte, a través de una de sus profesoras, Helena, la típica profe que está buena (o que directamnte te pone) a más no poder y con la cual uno se dejaría los cuernos que no ha puesto, tan solo por oír de su boca (de ese pozo de miel) una palabra de reconocimiento, de ponerse en contacto con un artista total. Si bien lo que Marcos anhela, como el resto, más que reconocimiento será darle a su profesora un buen repaso, de la pe a la pa, un reconocimiento a fondo, exhaustivo. Esas ITVs que te dejan exhausto con la mirada perdida y la lengua colgando.

Helena le propone a Marcos trabajar junto a Jacobo Montes, un artista que tiene un peculiar visión del arte (transgresor, escatológico..), que no deja nunca indiferente con sus trabajos al límite, quien va a organizar una perfomance en la ciudad y que contará con Marcos para que éste le haga el trabajo de campo, la recogida de información: esa materia prima sobre la que luego Jacobo pergeñará su obra de arte.

Lo interesante del asunto, es que si las palabras que leemos fueran las del autor, a sus 35 años, brillaría quizá demasiado el desencanto, la pantomina que es el arte, pasto y forraje para el comadreo y el mamoneo, para la recomendación de artistas, que nada tienen de tales, allá donde el marketing es el brazo armado del arte como producto de consumo y donde las grandes firmas recurren a artistas globales para hacer aún más globales sus empresas.

Miguel y esto me parece el gran acierto de esta novela (junto a la sutil evolución que experimenta Marcos) recurre a Marcos, quien a sus 21 añitos todavía está tierno y es moldeable y virgen. Y así todas esas ideas abstractas que el joven estudiante tiene en la cabeza y sobre las que uno podría estar una vida y dos, dándole vueltas, al final deben tomar tierra, coger forma y volumen y hete ahí que las ideas, ya no sobre el papel, sino potencia convertida en acto, apestan, huelen, contaminan, hieren o reconfortan, como afecta y trasciende cualquier acción humana que se ejecuta, para bien o para mal.

Será entonces cuando Marcos advierta la sima bajo sus pies, porque debe entonces posicionarse, tomar decisiones, coger el toro por los cuernos o a Helena por los pelos, o mirar para otro lado, dejarse la voz gritando u optar por la callada, luchar por una idea o dejarse arrollar por ella. En definitiva, meterse en harina y llenarse de mierda: ser juez y parte de las acciones de Montes, quien siempre en el filo, se servirá de cualquier cosa que tenga a mano, inmigrantes sin papeles como Omar también, para llevar a cabo sus performances, su concepto del arte llevado al extremo, con el que remover cuerpos y mentes, en ese momento en el que lo estético deja de ser ético para devenir otra cosa.

El libro de Miguel me ha gustado por cuanto invita a la reflexión y uno se formula unas cuantas preguntas al leer su novela (el papel del arte, sí lo estético debe ser ético, si un artista puede ser un hijo de puta sin dejar de ser artista, si el arte debe siempre ser ético o incluso legal, cúal es el valor de una vida, si todo tiene un precio, si la dignidad humana es algo intrínseco o es un atributo más que viene conformado o impuesto desde fuera, etc).

Al final, a mí me sucede con el arte (moderno), lo mismo que con la religión, que me parece una broma mayúscula, donde alguien te puede escribir 1.300 páginas acerca de lo que representa un lienzo en blanco y habrá un coro de palmeros y otro de asentidores, alabando y defendiendo como suyas las palabras del Autor de la Obra.