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Oh gueto mi amor

Oh gueto mi amor (Eduardo Halfon)

Mi mala memoria propicia una relectura no intencionada. Oh gueto mi amor es un relato de Eduardo Halfon que apareció en su día en el libro Signor Hoffman, del que ya hablé. No sé si el relato que publica ahora Páginas de Espuma con preciosas ilustraciones de David de las Heras, es exactamente el mismo, o si hay algún añadido o supresión, pero a medida que lo iba leyendo y después de leer la reseña de Signor Hoffman descubro que lo que leía me sonaba mucho. Halfon también hablaba de su abuelo polaco tanto en Monasterio como en Biblioteca bizarra y tiene un libro de relatos que todavía no he leído, El boxeador polaco, que entiendo que guarda relación con su abuelo, pues según se nos refiere aquí su abuelo salvó la vida porque un boxeador polaco durante una noche le enseñó a soltar puñetazos con las palabras.

Halfon se pone cabezón dándole la tabarra a su abuelo antes de morir con que le dé la dirección de la calle donde éste vivió en Łódź hasta que fue enviado junto a sus padres a un campo de concentración. El abuelo accede y entregándole un papel amarillo le viene a decir que ahí le va toda su herencia. Un patrimonio cifrado en la memoria, en un nomeolvides.

Halfon se pone en contacto con su particular cicerone, una tal Maroszek (a la que conoce epistolarmente) que le ayudará a éste en todo lo que se le ofrezca en Łódź. Halfon quiere visitar la casa en la que vivió su abuelo, aunque no sabe bien cómo ponerlo en palabras como tiene ocasión de comprobar cuando la mujer que ahora ocupa el piso le formule esa temida pregunta, qué buscas aquí, qué pretendes encontrar después de tanto tiempo. Halfon no lo tiene claro, pero a veces uno se deja llevar por el instinto, por las ganas, por la pasión, o quizás por un sentimiento de justicia, tal que ir hasta Łódź, es para Halfon algo que tiene que hacer y punto.

A punto de despedirse Maroszek le regalará a Halfon tres libros, de tres personas que murieron en los campos de concentración y que quisieron poner por escrito sus vidas o lo que les quedaba de ellas ante un futuro sin esperanza, ofrecernos su testimonio sobre lo indecible. Leyendo el final del relato, el cual me resulta demoledor y hermoso, no puedo dejar de pensar en estas palabras de María Zambrano: «El escritor quiere decir el secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser demasiado verdad; y las grandes verdades no suelen decirse hablando. La verdad de lo que pasa en el secreto seno del tiempo, en el silencio de las vidas, y que no puede decirse. “Hay cosas que no pueden decirse”, y es cierto. Pero esto que no puede decirse, es lo que se tienen que escribir. Descubrir el secreto y comunicarlo, son los dos acicates que mueven al escritor».

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Atlas de la España imaginaria (Julio Llamazares)

Julio Llamazares
112 páginas
Nórdica
2015

Nórdica recoge los siete artículos escritos por Llamazares para el Magazine de La Vanguardia con fotografías de Navia.

Se desplaza Llamazares a lugares que podemos pensar legendarios pero que son reales, tales como Jauja, Babia, Pinto y Valdemoro, Fuente Obejuna, Ínsula Barataria, Las Batueces o Los Cerros de Úbeda.

Una vez allí el autor da cuenta, en capítulos de cuatro o cinco páginas, acerca del origen de la expresiones que han dado fama a esos lugares, como «estar en Babia» o «irse por los cerros de Úbeda«. Recurre a las fuentes locales, los lugareños, o bien echa mano de lo que en su día dejó dicho Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana.

A pesar del transcurso del tiempo, según lo leído, Babia, Úbeda o Las Batuecas parecen haberse situado al margen del tiempo, manteniéndose casi intactas, idénticas a épocas de muchos siglos atrás. Dan ganas de ir para allá y comprobarlo por uno mismo.

Este sería el mérito de este libro bellamente editado, con ilustraciones de David de las Heras, que se cierra con las preciosas fotos de Navia que creo que cumplirían mejor su cometido acompañando a los textos, en lugar de agruparlas todas al final.

Poco queda en este libro del Llamazares de La lluvia amarilla. El autor mantiene muy buen olfato para colocar trabajos como este en el mercado, donde curiosamente, las ilustraciones y las fotografías salen mejor paradas que el texto.