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De qué hablo cuando hablo de correr

De qué hablo cuando hablo de correr (Haruki Murakami 2007)

Haruki Murakami
Editorial Tusquets
2007
230 páginas

No sé lo que es correr una maratón o una ultramaratón, pero leer a Murakami es insufrible, costoso, y desalentador. Todo junto y a la vez. Si a este hombre le dan el Nobel dejaré de leer (durante 24 horas o más, según cómo me lo tome).

Si todo el libro es infumable, el epílogo no tiene desperdicio. Murakami dice haber leído y repasado una y otra vez estos textos, y tras 10 años finalmente se los pudo dar a su editora para que los publicase y hacer caja. Si Murakami tuviera dos dedos de frente, o algo de moral, hubiera cogido estos textos y los hubiera tirado a la papelera, o hubiera hecho un delete en toda regla o los hubiera colgado a modo de comentario bajo seudónimo en algún blog de algún maratoniano.

El titulo lo toma prestado del de Carver. Sí, ese del amor. Y luego durante 220 páginas logra aburrir y exasperar al desprevenido lector, contándole batallitas sobre eso de correr, sobre cómo se le cargan las pantorrillas y se le resienten las rodillas cuando corre, sobre como se le empañan las gafas con vaselina cuando nada en mar abierto y lo aburrido que es dar pedales y perlitas así, en las que Murakami lo va dando todo.

Leyendo su libro muchas ganas de correr/nadar/pedalear no me entran y de seguir leyéndolo todavía menos.

Murakami despacha estos textos sobre los maratones, ultramaratones y triatlones que va realizando, casi a vuelapluma con una prosa zafia, plana, desastrada, que parece ser el estilo de Murakami, o quizá no y sólo usa esta forma de escribir tan trivial, torticera y banal cuando acomete un ensayo, porque sí, amigos de la blogosfera, !esto (no lo parece pero) es un ensayo!. No me pregunten sobre qué, porque Murakami ya adelanta que él no es alguien a quien le vayan las profundidades, así que sus textos son superficiales, ligeros, fungibles y totalmente prescindibles.

Lo único de todo el libro que voy a tener en cuenta es la sugerencia de leer El gran Gatsby. Más que nada porque lo tengo en la estantería hace un tiempo tentándome y creo que voy a sucumbir finalmente a su lectura.

Un árbol caído, Rafael Reig

Un árbol caído (Rafael Reig 2015)

Rafael Reig
Editorial Tusquets
2015
306 páginas

El título de este libro de Rafael Reig (novelista, columnista y librero), ese árbol caído, hace mención a Adolfo Suárez, reducido a astillas por unos y por otros, pero que a su manera obró un milagro, el milagro de la Transición. Esto lo digo yo. Para más detalles leer la muy recomendable novela de Cercas, Anatomía de un instante.

En un momento de la novela todos descubren que Lou o Lourdes, es mongola. No, no lo descubren, todos y todas se lo imaginaban, lo barruntaban, o lo sabían, pero como a menudo sucede, a todos los que vivían en la Urba (los pijos son así) les dio por hacerse a su vez «los tontos«.

Pues bien, la novela de Reig me pareció mala desde su comienzo, mala porque me resultaba lenta, tediosa, plomiza, trabada, pretenciosa, enrocada en esos devaneos ajedrecísticos, que al tiempo que operaban como hilo conductor, eran una lastre muy pesado durante toda la novela.

Reig sitúa su novela en los años posteriores a la caída del régimen franquista y la llegada de la democracia, e irá alternando el relato pretérito con otro emplazado en el año 2003 (incluso creo que llega al 2008, pues habla de Lehman Brothers, el grupo de música no, el BANCO).
Nos ofrece Reig, o pretende al menos mostrarnos, sin concesiones, las existencias burguesas y aburridas de un grupo de matrimonios amigos y de sus hijos adolescentes, que viven todos ellos a las afueras de Madrid en una Urbanización llamada el Tomillar.

En alguna entrevista que le han hecho a Reig en relación con este libro se habla de Romanticismo de Manuel Longares. Lean ese libro, háganse ese favor (reseña). Salvando las distancias, el de Reig es como comparar el Ebro con el Amazonas, por lo que el libro de Longares tiene de majestuoso,extenso, fértil y apabullante.

El libro son cinco macguffin. Ya saben ese artefacto que sirve para capturar el interés del lector. Uno es la vuelta de Lamana, el Gordito Relleno (brillante pleonasmo), quien desaparece de la Urba, y donde cada uno tiene una opinión sobre él, como que puede ser un agente de la CIA. Otro misterio a dilucidar es saber qué le pasó a Javito. Luego sabemos que tomaba drogas y que murió joven y ahí Reig aprovecha para comentar que para los jóvenes de los 80 las drogas fueron su particular Vietnam. Otro reside en saber quién es el padre de Johnny, el narrador. Lamana tiene muchas papeletas y los dos últimos los dejo para más tarde, porque son tan hilarantes y absurdos que si me descojono, no puedo teclear al mismo tiempo.

Sin pena ni gloria Reig va dilapidando su narración, ahogándola con algunos arrebatos líricos que quiero compartir con vosotros:

«Teñida por la luz de las farolas, la niebla parecía la gasa amarillenta que se aparta de una herida, manchada con el pus de toda una noche en vela».

Reig recurre también al lirismo monumental-carnal-artístico:

«Estaba más rotunda, con una belleza solemne, propia de una catedral o de un monumento público. La obviedad de sus pechos se había ensanchado como una bóveda, y su empuje, a través de los arbotantes de las caderas, se transmitía al sólido contrafuerte de unas rotundas nalgas que al sentarse le arrancaron al sofá un crujido agónico».

Y también se despacha a gusto con los UCD, con Felipe González, y con el árbol caído (Suárez).

Respecto a los que viven en la Urba, decir que son un grupo de burgueses, de izquierdas, aunque son de derechas en realidad, pero no lo saben y un buen día alguien del Partido, les dice que tienen que permanecer latentes, confundidos entre la burguesía, esperando su momento. Ya saben. Hay que cambiar el sistema desde dentro. Y algunos van a la cárcel y mejoran así su currículo existencial antifranquista ante el advenimiento de la democracia.

Pero la crítica principal irá dirigida contra todas aquellas personas de izquierda que cuando el PSOE ganó las elecciones de 1982, se subieron al carro y lucharon, no por cambiar el país, sino por conseguir un buen trozo del pastel y convertirse en la clase dominante. Vemos que aún hoy hay muchos de los nacidos en el 1942 viviendo de la política. Otros muchos del cuento. Y otros tantos y tantas del cuento de la política.

Como la novela no va hacia ninguna parte, el protagonista, Johnny, que curiosamente es escritor, recibe el encargo de la madre de Javito de conocer qué le paso realmente a su hijo y como Johnny es un escritor de novelas de suspense y espías, ella que cree que quizás pueda aportarla algo de luz.

Ya saben que un escritor (malherido) no parece tal si no arremete contra otros escritores, así Reig por boca de su Johnny, coge su fusil y arremete contra Pablo, amigo suyo y escritor de éxito que gana, un premio ¿cuál?. Sí, el Planeta (!malditos lugares comunes!). Y de paso reniega de escritores de éxito, bien considerados y que venden mucho como Javier Marías o Antonio Muñoz Molina. Estas rencillas entre escritores (este tener que sacársela a cada rato para determinar quién tiene el prefacio más largo, me da….), en una narración, me da sarpullido y repelús y sí, centrifuga mi atención.

Sigue Reig con sus molinetes ajedrecísticos (!que sí!, que sí aparece de matute un personaje episódico llamado Orejudo (del que aprovecho para decir que su novela Fabulosas narraciones por historias es una de las mejores novelas de los últimos 19 años)), sus puyitas, ecografiando el hastío burgués, nada comparado con el hastío lector, el mío, que sigo leyendo a partir de la página 200 porque me dejé casi 20 euros en esta novela y quiero rentabilizar la inversión. En este caso, gasto, a no ser que me den 8 euros por ella en cash-converter.
Esto es coña, por supuesto, puesto que guardo en mi mesilla de noche hasta los libros que me regalan de Bucay, Coelho y Andrés Pascual.

Todo cambia (ni a mejor ni a peor) cuando Lourdes, o Lou, la mongola, la mujer especial, la mujer de inteligencia límite, llega a la Urba del brazo de Lamana y todos ellos que están aburridos de no hacer nada, quedan prendados de ella. Ellos, de su voluptuosidad explícita, ellas de su inteligencia, de su saber estar, de lo bien que juega al ajedrez, de ser tan ella (si esto no se entiende muy bien hojeen El Mujer de Hoy), etc.

El momento de Lou haciendo de niñera, en su papel de amamantadora inversa (no es ella la que da mamar sino la que mama), no tiene precio.

Reig, leo que está satisfecho de haber metido a un personaje con síndrome de down en su novela. Ejem, ejem. Vi el otro día Olivia y Eugenio con Concha Velasco y aquello sí me pareció serio. Esto que hace Reig con Lou me parece una bufonada y es el cuarto macguffin de libro, pues nos pasamos medio libro con la duda de si Lou tiene el síndrome de down o no.

La quinta y última sorpresa, una vez que ya sepamos la identidad del padre de Johnny, pasa por sacar a la luz a Luquitas, hijo de Lamana y Lou, que cual insecto de Kafka muta (no muta, no, porque siempre ha sido así) en un chico de rasgos latinos (piel oscura, labios carnosos, pelo crespo), sin que nadie le haya prestado atención hasta entonces, haciéndose pasar por un pijo níveo más de la Urba.

Y qué más. Nada más.

Esta novela de Reig es un rosario de la Aurora, sin cuentas que saldar, porque las invectivas (muy manidas) de Reig, es como jugar a ser Mosquetero con una espada de juguete. Además, Reig tiene la suerte de tener una columna en el periódico Eldiario.es, donde puede si quiere dar cuenta de todo esto que nos endiña en el libro, a fin de dejar este medio, el libro, para contarnos una historia, al menos interesante y divertida. Tampoco es mucho pedir.

La trascendencia que busca Reig en esta novela es una Transición hacia la nadería. Al abordar ese momento histórico, en lugar de una radiografía, debemos hablar de una colonoscopia, pues a nada que hurgamos, enseguida nos hallamos en presencia de las heces. Todos los personajes están cubiertos de mierda, y están solos y desnortados.

Si Johnny, perdón, Reig, aspira a ser un escritor mediocre, un Johnny más, uno más del montón, con este libro ha hecho grandes progresos, pues está a años luz (o esa es mi impresión) de otras novelas suyas que he leído y disfrutado, como Todo está perdonado, Lo que no está escrito, Sangre a borbotones o Guapa de Cara.

Acabo.

Dice Reig en esta entrevista: Mis últimos años consisten en un entrenamiento hecho para ser capaz de escribir cosas que no pensaba se pudieran escribir.

Afortunadamente, y gracias a nuestras mentes, podemos escribir cualquier cosa, luego, el resultado, ya es otro cantar.

La vida no deja de asombrarme: para no haberme gustado el libro, qué larga me ha quedado la reseña.

La vida no deja de asombrarme II: la foto del libro de la derecha me sale erecta. La del encabezado de esta foto, torcida. No sé cómo enderezarla. La dejo así. Además si se titula este libro un árbol caído, todo me cuadra. Debe-Haber algo…

Resumen de lecturas 2014: Olimpo literario

De esta, no me LIBRO

De esta, no me LIBRO

Ha sido este año que se acaba otro año más fértil en lecturas (89), unas lecturas más vibrantes y provechosas que otras. La mayoría de los libros que he leído se han publicado este año, pero también he leído libros que anhelaba leer hacía ya un tiempo como El desierto de los tártaros, Romanticismo, Incendios, Pequeño Teatro, Stoner, El ruletista, etcétera.

Miles de libros se publican cada año y entre ese maremágnum de títulos publicados y publicitados a bombo y platillo por las grandes editoriales como Random House o Planeta, existen otras editoriales pequeñas que hacen cosas estupendas como Ardicia, Carpe Noctem, Impedimenta, Periférica, KRK ediciones, Minúscula, Errata Naturae, Páginas de Espuma, La Uña Rota, Candaya, Sexto Piso, Los libros del Lince, Cabaret Voltaire, Acantilado, Caballo de Troya, Lengua de Trapo, Trifolium, entre otras muchas.

He intentado leer libros de todas las editoriales que he podido, y el año venidero tengo la misma intención: ir a la búsqueda de títulos interesantes de estas editoriales no tan populares y hablar(os) de los mismos en este rincón virtual.

La relación de lecturas del 2014 clasificadas por el nombre y apellidos del/la autor/a es la siguiente:

1-Abelardo Castillo, El que tiene sed, Carpe noctem (2013)
2-Alberto Olmos, Alabanza, Mondadori (2014)
3- Alberto Olmos, Pose, La uÑa RoTa (2012)
4-Alexandr Herzen, Doctor Krupov, Ardicia (2014)
5-Alfonso Mateo Sagasta, El reino de los hombres sin amor, Grijalbo (2014)
6-Alvaro do Carvalhal, Los caníbales, Ardicia (2014)
7-Alvaro Enrigue, La muerte de un instalador, Mondadori (2008)
8-Ana María Matute, Pequeño teatro, El Mundo (1954)
9-Anatole Broyard, Ebrio de enfermedad, La uÑa RoTa (2013)
10-Ann Cameron, El lugar más bonito del mundo, Alfaguara (2002)
11-Anne Serre, Ponte mesita, Anagrama (2014)
12-Antonio López Vega, 1914: el año que cambió la historia, Taurus (2014)
13-Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era solido, Seix Barral (2013)
14-Antonio Orejudo, Fabulosas narraciones por historias, Círculo de lectores (1996)
15-Antonio Patricio, Vigilia inquieta, Ardicia (2014)
16-Béla Hamvas, La filosofía del vino, Acantilado (2014)
17-Dacia Maraini, Bagheria, Minúscula (2013)
18-Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, Gadir (2005)
19-Edward Bulwyer-Lytton, La casa y el cerebro, Impedimenta (2013)
20-Eloy Tizón, Velocidad de los jardines, Anagrama (1992)
21-Elvira Mancuso, La maestra Annuzza, Periférica (2014)
22-Emmanuel Carrere, Limonov, Anagrama (2013)
23-Enrique Gallud Jardiel, Historia estúpida de la literatura, Espuela de Plata (2014)
24-Enrique Gallud Jardiel, Jardiel -La Risa inteligente, Doce Robles (2014)
25-Enrique Serna, La ternura caníbal, Páginas de Espuma (2013)
26-Enrique Vila matas, Perder teorías, Seix Barral (2010)
27-Esther García Llovet, Mamut, Malpaso (2014)
28-Fernando Clemot, Estancos del Chiado, Paralelo sur (2008)
29-Franz Kain, El camino al largo desierto, Periférica (2013)
30-Gonzalo hidalgo bayal, Conversación, Tusquets (2011)
31-Guadalupe Nettel, El huésped, Anagrama (2006)
32-Guadalupe Nettel, El matrimonio de los peces rojos, Páginas de espuma (2013)
33-Guy de Maupassant, Los domingos de un burgués en París, Periférica (2014)
34-Isaac rosa, La habitación oscura, Seix Barral (2013)
35-J.S. De montfort, Fin de fiestas, Suburbano (2014)
36-Jacques Chauvire, Elisa, Errata Naturae (2014)
37-Javier Cercas El impostor Mondadori (2014)
38-Javier Gomá Lanzón, Aquiles en el gineceo, Taurus (2014)
39-Javier Gomá Lanzón, Ejemplaridad publica, Taurus (2014)
40-Javier Gomá Lanzón, Ingenuidad aprendida, Galaxia Gutenberg (2011)
41-Javier Gomá Lanzón, Razón: portería, Galaxia Gutenberg (2014)
42-Jean Echenoz, 14, Anagrama (2013)
43-Jean Echenoz, Ravel, Anagrama (2010)
44-Jenn Díaz , Es un decir, Lumen (2014)
45-Jerome Ferrari, El sermón sobre la caída de roma, Mondadori (2013)
46-Joaquín Berges, La línea invisible del horizonte, Tusquets (2014)
47-John Williams, Butcher Crossing, Lumen (2013)
48-John Williams, Stoner, Baile del Sol (2010)
49-José Antonio Garriga vela, El cuarto de las estrellas, Siruela (2014)
50-José González, La visita, Caballo de Troya (2013)
51-José María Pérez Álvarez Examen final Editorial Trifolium (2014)
52-Juan Aparicio Belmonte, Un amigo en la ciudad, Siruela (2013)
53-Juan Eduardo Zuñiga, Brillan monedas oxidadas, Galaxia Gutenberg (2010)
54-Julio Llamazares, El cielo de Madrid, Alfaguara (2005)
55-Leonardo Padura, Pasado perfecto, Tusquets (2010)
56-Lorenzo silva, La sustancia interior, Destino (1996)
57-Lucía Puenzo, Wakolda, Duomo (2013)
58-Luis García Jambrina, En tierra de lobos, Ediciones B (2013)
59-Luis Landero, El balcón de la memoria, Tusquets (2014)
60-Manuel Longares, Romanticismo, Cátedra (2001)
61-Margaret Mazzantini, Mar de mañana, Alfaguara (2013)
62-Mark Adams, Dirección Machu Pichu, Xplora (2013)
63-Miguel Alcázar, Bulevar 20, Varasek (2014)
64-Miguel Serrano Larranz, Autopsia, Candaya (2013)
65-Mircea Cartarescu, El ruletista, Impedimenta (2010)
66-Nigel Warburton, Una pequeña historia de la filosofía, Galaxia Gutenberg (2013)
67-Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, Acantilado (2013)
68-Pablo D´ors, Andanzas del impresor Zollinger, Anagrama (2003)
69-Pablo D´ors, El amigo del desierto, Anagrama (2010)
70-Patrick Modiano, Un circo pasa, Cabaret Voltaire (2013)
71-Piedad Bonnet, Lo que no tiene nombre, Alfaguara (2013)
72-Raúl Guerra Garrido, Dulce objeto de amor, Reino de Cordelia (2014)
73-Ricardo Menéndez Salmón, Niños en el tiempo, Seix Barral (2014)
74-Robert Walser, Jakob von Gunten, De bolsillo (2014)
75-Roberto Arlt, La pista de los dientes de oro, Carpe noctem (2014)
76-Rodrigo Lacerda, Otra vida, Libros de pizarra (2014)
77-Scipio Slataper, Mi Carso, Ardicia (2013)
78-Sergio del molino, La hora violeta, Mondadori (2013)
79-Teju Cole, Ciudad abierta, Acantilado (2012)
80-Thomas Wolfe, Especulación, Periférica (2013)
81-Valeria Luiselli, Papeles falsos, Sexto Piso (2010)
82-Wajdi Mouawad, Ánima, Destino (2014)
83-Wajdi Mouawad, Incendios, KrK ediciones (2011)
84-William Gaddis, Gótico carpintero, Sexto Piso (2012)
85-Willy Uribe, El último viaje del Omphalos, Los libros del lince (2013)
86- J.A. González Sainz El viento en las hojas Anagrama (2014)
87- Menchu Gutiérrez, La niebla, tres veces, Siruela (2011)
88- Agustín Fernández Mallo, Limbo, Alfaguara (2014)
89- Valeria Luiselli, La historia de mis dientes, Sexto Piso (2014)

Los libros que más he disfrutado leyendo durante el 2014 y que pasan a ocupar mi particular Olimpo literario son estos:

Aquiles en el Gineceo (Javier Gomá Lanzón)
Conversación (Gonzalo Hidalgo Bayal)
Ejemplaridad Pública (Javier Gomá Lanzón)
Examen final (José María Pérez Álvarez)
Fabulosas narraciones por historias (Antonio Orejudo)
Gótico carpintero (William Gaddis)
Historia estúpida de la literatura (Enrique Gallud Jardiel)
Jardiel, la risa inteligente (Enrique Gallud Jardiel)
Incendios (Wajdi Mouawad)
La ternura caníbal (Enrique Serna)
Los domingos de un burgués en París (Guy de Maupassant)
Limonov (Emanuele Carrere)
Mi carso (Scipio Slataper)
Niños en el tiempo (Ricardo Menéndez Salmón)
Pasado perfecto (Leonardo Padura)
Pequeño Teatro (Ana María Matute)
Razón: portería (Javier Gomá Lanzón)
Romanticismo (Manuel Longares)
Stoner (John Williams)

Decir también que si me estuvieran apuntando con un Kinder Bueno a la cabeza y tuviera que decidirme por tres libros, serían Las fabulosas narraciones por historias, Stoner y Romanticismo. Y si sólo fuera uno, me llevaría el libro de Orejudo.

Es curioso que ninguno de esos tres libros que comento se haya publicado el presente año, así quien esté ávido de novedades o libros presentistas aquí no encontrará gran cosa, salvo los libros de Gallud Jardiel y Ricardo Menéndez Salmón que sí se han publicado en 2014.

Me resulta curioso también que mis tres mejores libros me los compré hacía ya un tiempo. El de Orejudo en una feria del libro en Logroño hace más de tres años, el de Stoner en la Central en Madrid en diciembre del año pasado y el de Longares lo compré hace cosa de dos años. Los tres libros estaban ahí expectantes esperando su momento de gloria y lo mejor de todo es que tuvo que ser a través de una recomendación que me hizo otra amiga lectora, quien tras leerse Las Fabulosas narraciones por historias y Stoner, me ánimo a leer ambos dos. Y acertó de pleno. De no haberla hecho caso ahoría estaría hablando de Examen Final, Incendios, Conversación o Aquiles en el Gineceo, que van detrás en la lista.

A los amantes de las intrigas y las conspiraciones decirles que El pequeño Nicolás me ha informado (de espaldas al CNI, of course) de que Los Reyes Magos me van a traer de Oriente Las Mil y una Noches y El estuche con la Historia de mi vida I y II y Los últimos años de Casanova, ambos libros de Atalanta. Un montante de más de 7.000 páginas por delante. Un mundo por descubrir. Tanto placer quizás me mate.

Como Gabo, espero vivir para contarlo, para seguir leyendo. El año próximo nos dedicaremos a conocer la obra de Pablo Andrés Escapa, Danilo Kis, Casanova, Rafael Argullol, Balzac, Stendhal, Jordi Steva, Bruce Chatwin, entre otros.

Abandono sólo uno. La parte inventada de Rodrigo Fresán.

Feliz navidad y prósperas lecturas.
Nos vemos en las librerías.

Pasado perfecto

Pasado perfecto (Leonardo Padura 2010)

Leonardo Padura
Editorial Tusquets
240 páginas
2010

Tengo un local de Cáritas próximo a mi domicilio. El otro día entré. Además de ropa venden otras cosas, como libros. Tras un buen rato paseando las yemas de los dedos por el lomo de cientos de libros decidí desembolsar 2,50 euros y llevarme a cambio Pasado Perfecto de Leonardo Padura y El maestro y Margarita de Bulgakov. De los dos libros, para más inri, se pagaba el de mayor importe.

A Padura lo tenía fichado pues desde hace ya un tiempo andaba con ganas de leer su novela El hombre que amaba a los perros. Así que cuando vi Pasado Perfecto, sin perder un minuto en saber de qué iba me lo llevé para mi casa.

Luego supe que Pasado Perfecto es la primera novela de una saga, de ocho títulos, de momento, de novela negra que tiene como protagonista a Mario Conde (este es agente de policía no banquero).
Padura es cubano y su novela transcurre en la ciudad de la Habana.
La novela negra como cualquier género literario que se precie de tal es un cajón desastre donde los autores pueden tocar distintos palos y donde todo tiene cabida.

En la novela, el caso que Mario Conde debe dilucidar no está plagado de asesinatos, golpes de efectos, tramas sinuosas, ni nada parecido. Todo es más real, más accesible, más verosímil.
Un alto mando del gobierno, empleado en una empresa de exportaciones e importaciones, un tal Rafael Morín, desaparece sin dejar rastro. Mario Conde debe encontrarlo, saber si ha muerto o si ha dejado la isla. Lo curioso es que Mario conoce a Rafael desde niño, pues estudiaron juntos en la Pre, donde Rafael ya destacaba como un alumno brillante y ambicioso que no tardaría luego en despuntar y medrar también en política, con su pico de oro y su hacer diligente y eficaz. Como esposa de Rafael, Tamara, deseada por Mario desde que la conoció y con quien por cosas de la vida, tendrá la oportunidad de saldar las cuentas pendientes, y ocupar el espacio (y demás oquedades) que deja la ausencia de Rafael.

Leonardo Padura
Leonardo Padura

A Mario Conde lo secundan en su investigación, Manolo, enamorado de una piba que lo deja con sus artes amatorias seco como una pasa y La China, y debe rendir cuentas al mayor Rangel, dedicado de lunes a domingo en cuerpo y alma a su trabajo. La soledad que lo apesadumbra la aligera Mario gracias a su amigo El Flaco, que ahora está gordo, postrado en una silla, y a los manjares que les prepara la madre de este última, Josefina, que hace de este mundo algo mejor gracias a sus guisos.

En la mayoría de las novelas de este género parece que el protagonista deba acomodarse a unos clichés, de tal manera que todos los inspectores sufran los mismos males: están solos, son alcohólicos, su vida personal es una mierda, etc. En Pasado Perfecto, Mario Conde tiene entidad propia, gracias a Padura, dotándolo de consistencia, de fondo, junto a una galería de personajes entrañables, de carne hueso.

La ciudad de la Habana también está muy presente. Es invierno y llueve y hace frío, y se aleja bastante de la imagen que tenemos de una isla caldeada por el sol. La historia data de 1989, y no se habla de pobreza, ni indigencia, más bien de subsistencia y escualidez, de austeridad, de lidiar con lo poco que hay, y al mal tiempo buena cara. A Mario investigar la desaparición de Rafael le permite regresar al Pasado Perfecto de su niñez, de sus años de la Pre, del baseball, de los primeros amores, de los torneos escolares, de sus primeras amistades masculinas, de ese mundo que se hacía cada día, con alegría e ilusión.

Padura es cubano y los términos que maneja en sus escritos, como no puede ser de otra manera, son de aquel país (asere, anjá…), pero con cualquier diccionario se supera el escollo de esas palabras que uno desconoce, lo cual no entorpece para nada una prosa potente, carnal, voluptuosa, plagada de diálogos que recogen las voces de la calle, del día a día, donde no falta el humor, el sarcasmo, así como la euforia o la derrota. Persona(jes) que se alegran viendo un partido de fútbol, escuchando canciones en un buen aparato de música, muriendo en cada orgasmo, deleitándose ante un buen habano, resucitándose ante un plato de comida fragante y apetitoso.

Padura ofrece jugosos y bien elaborados bocados de realidad, en cada página, y de paso critica la corrupción política: las dietas no declaradas, el enriquecimiento ilícito, los regalos ocultados, merced a auditorias fraudulentas, donde el compañero Rafael y otros muchos no están libres de culpa.

Pasado Perfecto me ha entusiasmado, su lectura me ha ido ganando a cada rato, y más allá de que la sustancia criminal de la trama tenga poco peso, todo lo demás, todos los hilos que la sostienen hacen de esta novela un libro muy a tener en cuenta. Tengo ganas después de haber leído Pasado Perfecto de seguir conociendo la Habana y Cuba de la mano de Padura y su Mario Conde.