Casi con noventa años Andrea Camilleri escribe La moneda de Akragas (publicada en Italia en 2012), con traducción de Teresa Clavel. Disfruté mucho anteriormente de la lectura de otros dos libros suyos, El homenaje y Gotas de Sicilia.
Nos vamos a 1910 a la ciudad de Vigàta donde la protagonista de la novela es una moneda de oro que data de cuando los cartaginenses asediaron Akragas, ahora Agrigento. Como la falsa moneda la susodicha irá pasando de mano en mano como si su fin último fuera regresar al vientre de la tierra la cual no debiera haber parido.
Camilleri demuestra su buen oficio pergeñando una historia de escasas cien páginas, narrada a un ritmo endiablado, donde se mezclan los elementos de la novela negra, con varios muertos de por medio, con situaciones naturalistas que registran la Italia rural de comienzos del siglo XX. Hay humor, suspense, pulsiones humanas como la codicia de unos herederos y la generosidad de otros que irán marcando el proceder de ambos, centrada la historia en la figura de un doctor, Gibilaro, al que está a punto de ir una de estas monedas de Akragas, que solo logrará entrever, para después, el oficial Melluso, seguir la pista a la moneda de marras que acabará en muy buenas manos, reales.
Camilleri nos informa en la Nota final del origen de esta novela, que el médico fue un pariente lejano suyo. El rey es Víctor Manuel III. El resto, la ficción que propone Camilleri opera como una proyección a la leyenda o mito en el que se inspira.
Gatopardo ediciones. 2018. Traducción de Teresa Clavel. 120 páginas