Perec recupera aquí recuerdos comprendidos entre 1946 y 1961, de los 10 a los 25 años algunos de los cuales habían sido ya publicados en Cahiers du Chemin entre 1973 y 1977.
En total son 480 recuerdos, después de los cuales se encuentran unas cuántas páginas en blanco por si el lector quisiera hacer algo parejo a lo que hace Perec, es decir, poner por escrito algunos de sus recuerdos.
Los recuerdos se acompañan de unas cuantas notas, en esta edición de Periférica (con traducción de Mercedes Cebrián) a partir de la cita número 5 ya van descuadradas.
Los recuerdos de Perec registran los eslóganes publicitarios, los títulos de canciones, el nombre de los actores, actrices, compositores, acontecimientos bélicos, juegos infantiles, estrenos teatrales, declaraciones de guerra, Argelia, hambrunas, Biafra. Algunos recuerdos son tan breves como simples, tales como me acuerdo de Xavier Cugat, me acuerdo del bebé Cadum, me acuerdo del Andréa Doria, me acuerdo de Walkowiak. Otros tienen que ver con cosas muy cotidianas: Me acuerdo de las cajas de coco, me acuerdo de las radio-gancho, me acuerdo de la superficie útil, me acuerdo de haber ganado un torneo de canasta, me acuerdo del algodón dulce de las ferias…
Leyendo estas particulares memorias y después de haber leído un par de novelas de Perec, el cual dista mucho de ser Funes el memorioso, creo que gasta más inventiva que memoria.
Unos van en busca del tiempo perdido y regresan con siete libros bajo el brazo, o pergeñan sus memorias de ultratumba y se explayan durante casi 3000 páginas y otros como Perec van en busca del tiempo perdido y regresan con apenas 408 fragmentos de memoria, colectiva, parece ser, al menos para los franceses