Editorial Anagrama
2006
192 páginas
Fui a buscar este libro a la Biblioteca, tras leer una recomendación del mismo en la blog de Olmos (que ha sufrido un acertado lavado de cara), y me lo trajeron del depósito. Con el libro en las manos, las dos niñas de la portada mirándome fijamente y echando un vistazo rápido a la sinópsis, a un tris estuve de dejar este libro viviendo de nuevo el sueño de los justos, entre los cadáveres de otros muchos libros que nadie leerá nunca (o casi nunca). Pero no. Me lo llevé a mi casita y no me arrepiento.
Entre que unos libros los busco y otros me arrollan, raro es no tener últimamente en mi poder algún libro donde no la palme alguien y a menudo joven. Este libro de la mexicana Guadalupe Nettel no iba a ser la excepción.
La historia nos la narra Ana, una joven de una familia burguesa que hace aguas por todas partes. Ya sabéis, la hipocresía empapela las habitaciones y espesa el caldo gordo de la incomunicación, mientras los malos rollos van con el polvo bajo las moquetas.
Ana tiene un hermano, Diego, de nueve añitos muy rarito por el que ésta siente devoción. Ella se barrunta algo y un mal día su hermano muere, con una rara señal en el brazo que nadie logra dotar de sentido. Esa muerte explosiona los débiles cimientos familiares. El padre, tras un tiempo de duelo pone pies en polvorosa y la madre, ausente en su tristeza, constatará como su hija adolescente se irá alejando de su lado.
El libro avanza cuando Ana comienza a trabajar en un instituto con invidentes a quienes lee cuentos y relatos. Allí conocerá a Cacho, a quien le falta una pierna, pero ve perfectamente (más allá de su mirada turbia), y descubrirá a Ana el mundo que se esconde en las vísceras del metro, donde moran unos cuantos ciegos que quieren vivir sus vidas sin nadie que las gobierne, entregados a la mendicidad, pero libres.
Todos estos acontecimientos a los que Ana se irá abocando sin apenas miramientos, le harán irse despojando de su piel infantil, con vistas a adaptarse al recibimiento de la huésped, La Cosa, que mora agazapada en su interior, esperando el momento propicio en el que la palíndrómica Ana y su moradora se fundan en un único ser, donde las cosas no serán nunca más (e)videntes.
El húesped fue la primera novela de Nettel (antes había publicado cuentos), finalista del Premio Herralde en 2005.
Nettel logra sostener la tensión, cambiando de escenario cuando la historia comienza a flaquear, dilatando las costuras de un relato que acaba convertido en novela/nouvelle. Las historias familiares resultan trilladas y el mundo sórdido del subterráneo del metro también, inflamadas más de cine que de literatura. Sí me ha resultado interesante, por contra, la mutación que experimenta Ana, su conducta errática y coherente, un trasunto de Virgilio guiándonos por un infierno, a la vista de todos y que todos tratan de no ver: pobreza, inmundicia, minusvalías etc, así cómo ese acercamiento, muy epidérmico, al mundo de los invidentes, quienes como los cojos, casi nunca salen en las novelas.
El matrimonio de los peces rojos (Guadalupe Nettel 2013)
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