262 fragmentos, más pórtico y telón, en los que Joan-Carles Mèlich (Barcelona, 1961) aborda, entre otros, temas como la ética y la moral, las víctimas, el sentido y el significado, la filosofía y la novela, los límites del lenguaje…
Aparecen en estas páginas escritores como Sartre, Dostoievski, Semprún, Beckett, Woolf, pintores como Rothko, filósofos como Derrida, Ionesco, Wittgenstein, Platón, Nietzsche, Heidegger… Estos últimos solo ponían dos condiciones a sus lectores: ser leídos lentamente.
Muy presente está el holocausto judío: los supervivientes solo dan testimonio de una ausencia.
Las víctimas, la concesión del perdón y su capacidad restauradora, la gestión de la memoria o del olvido.
El escondimiento de algo tan natural e irremediable como la muerte e incluso temas que me parecen de plena actualidad como este pensamiento. «Hay proposiciones vacías de significado que están llenas de sentido».
Dice Mèlich que ahora para leer filosofía prefiere antes que leer a Aristóteles o Platón leer a Kafka o a Dostoievski al tiempo que se pregunta por qué en las clases de filosofía no se leen textos de Cervantes, Proust, Shakespeare, Dostoievski, Canetti, Espriu…
Me ha resultado muy interesante leer cómo el autor reformula aforismos de otros filósofos y dialoga con ellos, aunque algunas cosillas como ese vivir la vida como una obra de arte ya se lo haya leído con anterioridad a Fromm.
Fragmenta editorial. 2015. 128 páginas