Pienso en Joseph Delteil que deja su pueblo y se muda a París en 1922 y allá a sus 28 años se faja en la escritura de una novela (esta que nos ocupa con la que llamaría la atención de figuras surrealistas como Louis Aragon y André Breton) que le permitirá viajar mentalmente, a él y a nosotros lectores, hasta lugares recónditos -nada menos que hasta Sajalín, Pekín, Mukden, al río Amur…- fantasear y entregarse al aliento cálido de la voluptuosidad, entre guerras orgiásticas, con mujeres guerreras al frente de distintos ejércitos, y dos personajes, dos desertores bolcheviques como un falo de dos cabezas, la de Borís y la de Nikolái, que desean y aman a las mismas mujeres hasta que en su camino se cruza la correosa Ludmila que los seducirá a ambos, los trastornará, los separará y acabarán río abajo, como esas vidas que van a dar a la mar, todo ello para referir acontecimientos violentos, trágicos, amorosos, sensuales, con una prosa poética, fragante, descriptiva, toponímica, cuyo barroquismo y orientalismo o nos ensimisma y transporta a regiones superiores o alimenta nuestra indiferencia y pasotismo. Me he quedado a medio camino.
La portada del libro me recuerda al cartel de la película El desconocido del lago.
Editorial Periférica. 2017. 136 páginas. Traducción de Laura Salas Rodríguez.