Pienso en los versos de Pessoa aquellos que dicen «floto en el mar muerto de mi propio ser«.
Sobrevivir a qué, para qué.
Dejar un campo de concentración y enclaustrarse en un inmueble. ¿Víctima inocente?
La historia titubea y se resiste a ser narrada. Las palabras se desgranan por goteo: gulash, samovar, guerra, campo, Kanada, pirámides, hornos, Kapo.
Luego nos ubicamos. Nos horripilamos.
La naturaleza humana es una tolva capaz de moler a la humanidad entera. El remordimiento una piel cancerosa. La memoria un cilicio. El tiempo, un principio y un final que se confunden y renuevan todo el tiempo. Nadie aprende nunca nada. De nuestros horrores, tampoco.
La narración de Bárcena, en segunda persona es delirante, febril, fragmentaria, desarmante y de una belleza atroz e inhumana.
Sexto Piso. 2017. 194 páginas.