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F

F (Daniel Kehlmann 2015)

Daniel Kehlmann
Mondadori
2015
254 páginas

Cuando llevaba leídas unas 60 páginas de esta novela, reparé en que Daniel Kehlmann era el mismo que había escrito Yo y Kaminski, novela que leí a finales de 2013, la cual no me gustó nada.

F, es la último novela de Kehlmann publicada el mes pasado.

Saben de aquel adulto que va a ver a un hipnotizador, acompañado de sus tres hijos (dos gemelos de la misma madre y el otro de otra madre), y que tras caer en manos del hipnotizador decide entonces luchar por sus sueños, dejando a su familia, desapareciendo y reapareciendo años después como escritor de éxito, mientras que sus tres hijos deben cada uno, convertidos ya en adultos, cargar con su propia cruz. Uno como un cura obeso que no cree en Dios o va camino de descreer, otro como un pintor homosexual que se gana la vida falsificando cuadros, bajo el nombre de un pintor ya fallecido, y el último, un trilero de las finanzas, que al tiempo que se acuesta con su criada Lituana y le pone los cuernos a su mujer, hace cuantos apaños contables son precisos para que sus mejores clientes no se lleven sus fondos de inversión a otra parte, esperando que en cualquier momento le echen el guante y lo pongan a la sombra.

Leo. F es una tragicomedia deslumbrante, compleja y misteriosa.
Digo. Falso. Digo Fiasco. Digo !uFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF!

F ni es trágica ni es comedia. Kelhmann hace humor Muniqués, que no tiene ni p… gracia, a no ser que mientras que te lees esta F, te ventiles a su vez un par de jarras de litro de Munich, en cuyo caso seguro que todo resulta mucho más digerible e incluso acabe uno víctima de la risa tonta.

En cuanto a que es una tragedia, no se lo cree nadie, pues no hay ni drama, ni tragedia (aunque el autor se vea obligado, para darle algo de interés a su historia, a matar a uno de los tres hermanos) a no ser que poner uno tras otro todos los tópicos que a uno le vengan en mente y plasmarlos en un papel de la forma más chusca, falta de imaginación y previsible, resulte dramático. Lo es.

Y como nunca está de más el factor catárquico otro de los hermanos verá en la Gran Crisis Financiera Mundial, la oportunidad de enmienda. Sí, majos, si no es Dios, a veces, El Mercado, concede segundas oportunidades.

Amigos, el DRAMA para Kehlmann (una de las grandes esperanzas o realidades blancas de las letras germánicas) es algo parecido a esto:

En la breve lista de las cosas de mi vida que no son espantosas, el osito de peluche está posicionado entre las primeras.

Qué suerte que ahora se pueden encargar todos los medicamentos por internet ¿Cómo habría hecho alguien como yo hace quince años? (pag. 160)

¿Puede un lector salir indemne de frases como estas?. Espero que sí.

Se me ocurren mil libros mejores que este con los que pasar la tarde.

Tras dos experiencias fallidas con Kelhmann, espero no volver a reincidir.

www.devaneos.com

Jakob von Gunten (Robert Walser 2014)

Robert Walser
128 páginas
Debolsillo
2014

Cuando leí Los hermanos Tanner de Robert Walser tuve claro que leería más cosas suyas. En una biblioteca de Cantabria cayó en mis manos Jakob von Gunten novela por la que bebía los vientos hacía años, que el suizo publicó hace 105 años (en 1909).

La lectura de las novelas Walser logra arrancarme de la realidad durante unas horas y llevarme a otra parte, al universo de Walser. Un universo donde brilla el humor y lo absurdo, junto a unas reflexiones jugosas sobre la naturaleza humana.

La actitud de los protagonistas de Walser, aquí Jakob von Gunten, es de asombro ante el mundo, un asombro que se ve apuntalado por la belleza de todo lo que les rodea, así, cualquier tarea por absurda que parezca está revestida de nobleza, de belleza.

Jakob proviene de una buena familia, pero él que reniega de ese mundo quiere conocer otra realidad más sórdida y descarnada y logra que lo acepten en el Instituto Benjamenta, donde quiere instruirse como mayordomo, para servir a los otros. Allí se las verá con un director huraño e inasible en un principio, Herr Benjamenta y la hermana de éste, por quien Jakob siente el fuego de la pasión, una damisela herida de muerta, como luego se verá.

Jakob se monta unas cuantas pajas mentales, y son esos devaneos lo mejor del libro, las imágenes que construye en su cerebro, las reflexiones que se hace del mundo que le rodea, de los compañeros que le acompañan en el centro como Klaus a quien toma continuamente el pelo.

La historia podría acabar de cualquier manera, porque Jakob es imprevisible, voluble, volátil, de ahí que su decisión final de irse con su mentor a ver mundo, un mentor que como toda naturaleza inquieta se debate entre la obligación/rectitud y el relajamiento/hedonismo, resulte tan plausible como cualquier otro derrotero que Jakob decida tomar.

Una novela esta de Walser hilarante, vigente y alucinada que no te deja indiferente, y o bien te atrapa o bien aborreces. A Walser hay que leerlo. Su lectura (me) cunde, mucho.

Robert Walser
Robert Walser

Al autor lo conocí gracias a Vila-Matas cuya escritura guarda similitudes con la de Walser, en ese empeño de sus personajes por desaparecer, ocultarse, despojarse de todo, hacerse grande en lo nimio, adoptando una actitud casi contemplativa, cual estilita moderno, ajeno a cualquier pasión, algo parecido a lo que planteaba Pablo D´Ors en su novela El amigo del desierto o las Andanzas del impresor Zollinger con quien Jakob guarda cierto parecido en su mirada cándida e ingenua donde todo es digno de asombro, gozo y deleite.

Daniel Kehlmann

Yo y Kaminski (Daniel Kehlmann 2005)

Daniel Kehlmann
178 páginas
Editorial Acantilado
2005

Despido el año 2013 con este libro del alemán Daniel Kehlmann. Un valor en alza (junto a Geiger, Glavinic o Haas) de la novela alemana. O eso dicen. El libro me ha gustado escasamente.

El protagonista es el joven y muy pagado de sí mismo, Sebastian Zöllner, que espero y deseo no sea un trasunto de Kehlmann, pues resulta bastante despreciable. Kehlmann, en esta novela corta da su particular visión del mundo del arte. Para ello echa mano de un joven ambicioso, Zöllner y de un pintor venido a menos, conocido de Picasso y Matisse, de nombre Kaminski, a quien muchos creen ya muerto.

Kaminski tuvo sus días de gloria, y luego, medio ciego, desapareció entre las montañas de los Alpes. A su encuentro va Zöllner que trabaja como periodista, que piensa que una biografía de Kaminski, a quien le queda poco tiempo de vida, se vendería muy bien una vez acontezca el inevitable y deseable deceso.

Kelhmann busca el humor (inexistente) en la llegada de Zöllner al terruño de Kaminski, donde muchos lugareños desconocen de su existencia. Tras el recibimiento, la historia avanza cuando Zöllner decide llevarse a Kaminski, de paseo, para ver a una antigua novia, a quien el pintor cree muerto.

Convertido el libro en road-movie el resultado apenas mejora, los diálogos no tienen chispa alguna y la prosa de Kehlmann es plana, funcional y mortecina, hasta un final crepuscular.

El fogonero Franz Kafka

El fogonero (Franz Kafka 2013)


Franz Kafka
Nórdica libros
80 páginas
2013

A mí me sucede lo mismo que a Antonio Muñoz Molina con Thomas Bernhard. Tengo desde mi último cumpleaños la obra completa de Kafka en una estantería y aunque todos esos volúmenes me lanzan el anzuelo a diario, siempre hay otros libros que atropellan mi intención de meterles mano. Leí hace muchos años la Metamorfosis, y no volví a Kafka. Constato que cada vez que algún escritor famoso cita a sus maestros, no sé si por pereza o por convicción, allá está Kafka en todas las salsas.

Todo KafkaFinalmente al ver pasar ayer ante mis ojos El fogonero (editado por Nórdica este año, si bien el relato se publicó hace ahora 100 años), una obrita de apenas 80 páginas, no pude negarme, y me lo llevé a mi guarida.

A menudo, muchos autores necesitan cientos de páginas y muchos libros para demostrarnos al resto, que no tienen nada interesante que decir. A Kafka le basta juntar unas pocas cuartillas (ilustradas para la ocasión por Max) para poner todo nuestro mundo (o nuestro cerebro a trabajar a toda máquina) patas arriba. Porque en esta historia menor -la que lleva a cabo Karl, un joven que debe huir de su país, Alemania, por un lío de faldas que permitirá preservar la dignidad de sus progenitores- apenas tardaremos en sentir la angustia que supone dejar el terruño, reemplazarlo, al menos físicamente por otro, en este caso los Estados Unidos, reconocible desde el barco por la estatua de la Libertad, convertida en un ángel custodio, espada en ristre. Y algo tan banal como la pérdida de un paraguas le obligará a Karl a ingresar en las entrañas del barco, toparse con una figura humana, un fogonero, afectarse por su problemática y tratar de defenderlo, de hacer(se) justicia, a través de la palabra, enfrentado contra esa muro de carne representado por las distintas jerarquías, que juzgan el mundo desde su estatus.
Algo totalmente inopinado cambiará el curso de los acontecimientos, pero no la forma de pensar de Karl, o eso al menos cree él.

Un relato sucinto y profundo, que angustia, emociona y divierte a partes iguales.