Comentaba César Aira en una entrevista que él escribía todos los días, entre media hora y una hora al día, actividad a la que no pensaba renunciar ya que formaba parte del gusto de la vida. Como lector uno encuentra que leer forma parte también del gusto de mi vida. Y así reincido con Aira. Cecil Taylor (publicada en 2011) es una de las diez novelas (esta es muy breve: 17 páginas) comprendidas en el libro publicado recientemente con el original título de Diez novelas de César Aira.
Cecil Taylor es pianista, pero la biografía que compone Aira poco tiene que ver con El perseguidor de Cortázar. Aira va más a la anécdota, a lo que sucede antes del éxito, al encadenar trabajos precarios y mal pagados, a tocar sin que nadie le preste atención a Cecil, porque él no es un pianista general, es un pianista particular, como la humanidad tendrá la ocasión de comprobar y alabar.
la carrera del músico innovador era difícil porque a diferencia del músico convencional que solo tenía que llegar al público, debía crearlo, crear su propio público inexistente hasta entonces, como quien toma una célula roja de sangre y la modela con amor y paciencia hasta que queda bien redonda, después hacer lo mismo con otra y la pega a la primera, y sigue así hasta que ha hecho un corazón, y después los demás órganos y los huesos y los músculos y la piel y el pelo, dejando para lo último el delicado túnel de la oreja, con sus yunques y martillitos….
En cierta manera quizás lo que Aira ha hecho durante todas estas décadas de escritura con su particular forma de escribir haya sido crear su propio público.
Leyendo a Aira tengo la sensación de que escribe muy en serio, aunque se le pueda tomar a broma, o no lo suficientemente en serio, aunque como en Cecil, no creo que haya ninguna utilidad para Aira en discutir su literatura con nadie. Basta con dejarse impregnar por ella para sentirla.
El texto contiene una reflexión interesante acerca del éxito:
Ahí estaba el error: en el paso del fracaso al triunfo, como si fueran el punto A y el punto B, unidos por una línea. En realidad el fracaso es infinito, porque es infinitamente divisible, cosa que no no sucede con el éxito.
También decía Aira en esa entrevista que no encontraba entre los escritores jóvenes nadie que escribiera como él. Después de haber leído Fiesta en la madriguera de Juan Pablo villalobos, no sé si éste no puede ser a la larga, quien además de prologar aquí estas novelas airanas, prolongue también el espíritu literario del mismo.
Diez novelas de César Aira | Diario de la hepatitis #10, La pastilla de hormona #8
César Aira en Devaneos:
Los fantasmas
El mago
Prins
Varamo
Diario de la hepatitis
Un episodio en la vida del pintor viajero
La pastilla de hormona