Leo en la Introducción que Paul Veyne publicó un libro sobre Palmira en 2001, se publicó otra vez en 2005 con notas eruditas dice el autor, ahora, en 2016, dice Veyne que publica este Palmira mucho más breve (100 páginas de letra generosa), no es erudito y se dirige al buen lector al tiempo que se plantea nuevas preguntas: ¿Por qué un grupo terrorista saquea los monumentos inofensivos de un lejano pasado (o los pone en venta)?¿Por qué destruir esta Palmira que fue declarada por la UNESCO patrimonio mundial de la humanidad?¿Y por qué tantas matanzas, entre las cuales el suplicio, la tortura, la decapitación el 18 de agosto de 2015, del arqueólogo palmireno Jaled al-Assad, a quien está dedicado este libro?.
Concedo que el libro es breve y no erudito, pero no contesta a ninguna de las preguntas formuladas, porque Veyne no tiene ninguna respuesta que ofrecer, sólo decirnos que si el IS ha hecho esto es para romper con nosotros, pues tienen la sensación de que no reconocemos su identidad y de quedarse aislados un poco en el mundo.
Así que Veyne coge su texto de Palmira lo jibariza, lo poda, lo descafeína, se sube al carro de que Palmira ahora está de moda (en Francia se publicó en 2015, aqui en 2016) gracias a los tarados criminales del ISIS, planta unos cuantos apuntes históricos, se explaya con la figura de Zenobia, no contesta a ninguna pregunta, porque este no es un ensayo político y todos tan contentos, menos el lector, yo, al que textos como este le parecen meros ardides comerciales, un coger la ola buena y hacer caja.
Ariel. 120 páginas. 2016. Traducción de Carme Castells