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El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde (Santiago García y Javier Olivares)

El ilustrador Javier Olivares y el escritor Santiago García, unen fuerzas para crear El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde (reeditada por Astiberri; antes publicada por SM), particular adaptación de la archiconocida obra de Stevenson. La brevedad del texto, poco más de 30 páginas, son suficientes para poner sobre la mesa el busilis del asunto, que es la doble naturaleza que habita en todo ser, esos dos polos que el doctor Jekyll quiere escindir, si bien la experiencia nos dicta que lo bueno y lo malo, las pasiones y sus contrapesos están tan emulsionados en nuestro ser que hemos aprender a vivir con ellos. El libro, como anexo incorpora bocetos originales y carteles promocionales.

Sirva el comic, además de para pasarlo pipa con este comic tan bellamente ilustrado por Olivares, para poner en la pista asimismo, a quien no haya leído todavía la novela de Stevenson que tiene más recorrido y complejidad que el comic.

Jekyll y Hyde

La subversión

El mundo de Guermantes (Marcel Proust)

El mundo de Guermantes, tercera parte de la heptalogía, Proust se desparrama durante 737 páginas. No encontramos un alud de personajes como en La Comedia humana de Balzac o en los episodios galdosianos. En el empeño del francés por crear un universo narrativo (el título no es casual), los ladrillos son las secuencias interminables, con descripciones sin final, en las que nos irá describiendo el ambiente de la alta sociedad, la aristocracia encopetada en la que se mueve, donde no faltan los dimes y diretes, los chascarrillos, las bromas privadas y públicas, las envidias, rencillas y condescendencias; mundo al que el lector (yo) asiste unas veces más animado y otras más aburrido (me ha resultado este volumen el más flojo de la saga), cuando ve lo distante que queda todo ese ambiente -de ágapes, bailes en los salones (ya sea el de Villaparisis o el de la duquesa de Guermantes), clanes familiares y genealogías heráldicas que tan bien vivisecciona Proust- del suyo propio.

Hay en las páginas también espacio para que se infiltre en ellas la tragedia, con la muerte de la abuela o la enfermedad del escritor Bergotte.

Parece resultar necesario ese recorrido y extensión, ese acarreo enfermizo de palabras para tratar de describir, de descubrir, de apresar, o de aprehender todo un mundo, a través de las palabras (el cemento con el que Proust erige su edificio; el mortero va a cuenta del lector), en el ejercicio memorístico monumental que Proust lleva a cabo, porque de cada detalle, pensamiento, gesto o afirmación son páginas y páginas con las que Proust quiere hacernos partícipes de su intimidad con toda la minuciosidad de la que es capaz. Y es mucha.

Hay lecturas que uno consuma por fuerza de la voluntad e incluso en contra de la misma. Lecturas autoimpuestas. ¿Les suena?

Sigo con Sodoma y Gomorra.

En busca del tiempo perdido.

1. Por el camino de Swann
2. A la sombra de las muchachas en flor

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El desierto y su semilla (Jorge Baron Biza)

Eterna Cadencia
Jorge Baron Biza
2022
223 páginas

Jorge Baron Biza solo publicó una novela, El desierto y su semilla. Una edición pagada por el mismo, en 1998. En 2001 se suicidó. El padre de Jorge, el millonario terrateniente Raúl Barón Biza, en 1964, lanzó ácido sobre el rostro de su mujer Clotilde, 19 años más joven, con la que se había desposado sin haber cumplido ella los dieciocho. El día siguiente Raúl se suicidó. La víctima de la agresión, en la novela Eligia, también se suicidó. En 1978.

Jorge, en la novela Mario, parece llevar encima el peso de una cruz muy pesada. Se pregunta si no será un vulgar imitador en la copa y el balazo. Hay una abertura en el abismo que parece mirarle a los ojos, captar su atención, para finalmente devorarlo.

La novela nos sitúa cuando Eligia recibe el ácido y es vitriolizada. A partir de ese momento, la ausencia de parte del rostro se convierte en un reguero de intervenciones quirúrgicas. Jorge acompaña a su madre a Milán, donde se practican las mismas. La narración describe las peripecias de Jorge, que alterna los cuidados hospitalarios a su madre, con sus deambuleos por la ciudad al conocer a Dina, una bacante que le brinda la oportunidad de vivir acontecimientos imprevisibles y asimismo va sacando a luz, al carboncillo su otro yo, o su único yo. Para ello un cocoliche de lenguas italianas, inglesas o alemanas, tomando el pulso al habla popular y traduciendo expresiones del italiano, las vertidas por Dina, por ejemplo, de manera casi literal: ¡Cómo te tomó en giro!. En italiano; Prenderti in giro. O tomarte el pelo. Y que así traducida resulta inteligible.

Eligia se convierte en una presencia fantasmagórica, traspasada y menoscabada por la realidad, paciente por duplicado y los avances que en su rostro se practican parecen ser mínimos. La ausencia de carne, mella la identidad, como si al faltar la faz no hubiera persona. No sabemos qué piensa Eligia, porque Jorge no nos lo dice. Se nos hurta su sufrimiento y pesar. Escuálida psicología en todos los personajes. Y el espíritu de la novela es ese: rehuir lo escabroso, trágico y sentimentaloide para abundar en el absurdo de muchas de nuestras conductas, también las más violentas e irracionales. Solo de refilón sabremos algo de Eligia, de su exilio político bajo el peronismo, de quién fue su padre (Amadeo Sabattini, Gobernador de la provincia de Córdoba), su pugna con Eva Perón, su férrea determinación por no ser compadecida…

Finalmente Eligia deja el hospital, retoma la política, sus inquietudes en educación, pero algo no va y acaba suicidándose. Raúl aborda el pasado no para reconstruirlo, más bien para trata de entender lo qué pasó, la conducta de su padre, el porqué de ese odio, odio que Raúl detesta pero igual práctica y el texto se convierte en un corazón, en la posibilidad de mantener la existencia gracias a la escritura, la posibilidad de una vida que no será. El abismo así colmado.

Muy bueno.

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Lágrimas de frontera (Diego Lázaro Niso)

Diego Lázaro Niso (Logroño, 1975) debuta como novelista con Lágrimas de frontera, novela histórica de 500 páginas que nos sitúa en los años de la invasión de la península ibérica por parte de los árabes, en el año 935, en una pequeña aldea riojana: Becia, a la que llegan unos malhechores que se llevan a las muchachas, previo el ardid, con la intención de venderlas a un mercader árabe, aprovechando que los hombres del pueblo han ido a cazar para proveerse de alimento y poder hacer frente al invierno.

En la novela histórica, a menudo prima más el qué que el cómo, importa más qué se cuenta que cómo se cuenta, empero, siendo esto así, la narración avanzará sin que el lector encuentre apenas resistencia, a la vez que no decaerá tampoco el interés, porque si las muchachas son secuestradas, los mozos del pueblo saldrán inmediatamente en su búsqueda, yendo a vida o muerte tras ellas.

Se sucederán en la novela una serie de acontecimientos (enfrentamientos con lobos, el auxilio de un curandero local, enfrentamientos sangrientos con los secuestradores, celadas y ardides, travesías por montañas nevadas o en el límite con los dominios árabes…) hasta la resolución final.

Diego maneja una prosa eficaz, resuelve bien las secuencias de acción, que son la mayoría, mueve a sus personajes continuamente y los hace interaccionar con diálogos que evitan que la historia encalle y que asimismo sirven para que la novela tenga sus momentos de introspección, en lo tocante a la manifestación de sentimientos de toda clase, ya sean amorosos, de flaqueza o desesperanza o bien movidos por la sed de venganza.

Lágrimas de frontera es un debut ambicioso, del que Diego sale airoso. En sus próximas novelas el autor seguro que nos ofrecerá novelas aún más interesantes y complejas.