Publicada en 1959 (antes Cela ya había publicado Viaje a la Alcarria) y reeditada en 1983 por la editorial Lumen, este Cuaderno del Guadarrama de Camilo José Cela, dista mucho de ser algo parecido a una guía Baedeker o una guía trotamundos. Este cuaderno es un cuaderno del camino, del polvo, de la soledad, del silencio y la intemperie. El personaje no es un turista, no es un viajero, es un vagabundo que reclama lo sencillo: un rayo de sol, un trago de agua, un suelo blando donde dormir, una sombra fresca, apaciguar el estómago con un trozo de pan, queso y vino. El vagabundo camina por la Sierra de Guadarrama, por Navacerrada, por los Siete Picos, por el pico de Peñalara, por Rascafría…
Se lamenta Cela y hablamos de 1959 del turismo invasor que toma las montañas y rompe el silencio, el sosiego. Al que conozca la topografía que Cela maneja este cuaderno seguramente le interese. Para los que esta topografía nos resulta ajena, como es mi caso, el deambular del vagabundo por esa geografía escarpada no llega a causarme la más mínima emoción, ni tampoco lo consiguen esos arrebatos líricos, pues no le encuentro músculo a lo leído en ningún momento.
En todo caso, arrojo al zurrón unas cuantas palabras (como fragüin) que desconocía.
Camilo José Cela en Devaneos | La colmena, La familia de Pascual Duarte
Cela no es especialmente lírico con el paisaje. Yo recorrí la Alcarria con su Viaje a la Alcarría en la mano y fue interesante para ver qué quedaba de aquella España. Me gustó especialmente la parte dedicada a Pastrana. Un saudo
Hola Squirrel. Quizás estos cuadernos de viaje más que leerlos haya que recorrerlos como hiciste tú en La Alcarria a fin de contrastar lo leído con lo visto. En el caso contrario, a mí este tipo de lecturas me dejan una sensación de desconocimiento que no me seduce nada.
Sí, quizás lírico no sea el término apropiado. Gracias por tu comentario. Saludos.