Teoría del tacto

Teoría del tacto (Fernando García Lao)

El primer día en el curro tu jefe dibujará a boli, en un folio, un círculo y dentro un monigote y te explicará que el administrado será el centro de todo. Fernanda García Lao, ídem. Situará al lector en el centro de un buen número de historias humanas, porque aquí todo va de eso, de relaciones humanas, de amores y desamores, golpizas, abandonos, ausencias, exilios, sexo, regresos, violaciones, enfermedades e historias que van y vienen cruzando el charco, de Buenos Aires a Madrid. Incluso comparecerá el instante del 23F, si bien el momento decisivo vendrá en el 83, con la muerte del padre, cuando Fernanda cuente 16 primaveras, agostadas, súbitamente. Los relatos no son muy extensos, lo suficiente para captar tu interés, darte un par de sacudidas y devolverte a la soledad del orejero. Hay una legión de escritores y escritoras partidas en dos, fruto del desarraigo, y pienso en Halfon, en Florencia del Campo. Mis dos hemisferios, el relato que finaliza el libro es mi preferido. Y sí, no iba desencaminada María Zambrano al escribir que El pensamiento, por lo visto, tiende a hacerse sangre.

lianteclasicos

Un liante entre los clásicos (Enrique Gallud Jardiel)

Es muy posible que para cuando haya acabado de escribir estas palabras Gallud haya publicado otro libro (en Ápeiron, como es el caso, o en cualquier otra editorial) y esta no sea por tanto su última publicación. Y van, creo, más de 368 libros publicados. Una barbaridad para cualquier mortal. Yo llevo escritos media docena y ya acuso fatiga crónica. Lo que me lleva a pensar que Gallud es un superhéroe de las letras, o un ser inmortal, o que tiene el Chat GPT de pago y escribe libros como churros. Cualquiera de las tres opciones me parece igual de increíble.

Ya llevo leídos unos cuantos libros de Enrique Gallud Jardiel, algunos escritos sólo por él, y otros a cuatro manos, o a dos cerebros, junto a Roberto Vivero, y podría decir que ya sé lo que voy a encontrarme antes de leer este libro, pero no lo digo, porque no sería cierto. Gallud me sorprende en cada libro y su imaginación, ese don con el que estamos bendecidos los humanos, unos más que otros, parece un filón inagotable.

Aquí Gallud tiene la brillante idea de colarse como un personaje más en libros por todos conocidos, que no sé si leídos y cambiar los finales de las novelas, y de cantarles, de paso, las cuarenta a algún personaje, como a Robinson Crusoe. En mi caso, recién vi Frankenstein de Guillermo del Toro y Guillermo Tell y tengo más o menos frescas las lecturas de Crimen y Castigo, El Quijote o La Ilíada. De otras apenas recuerdo nada como En el nombre de la rosa. De Cyrano me vienen ecos de la canción de Guccini, y la novela de Rostand, etc.

Lo interesante es apreciar cómo cada historia, cada liada de Gallud, tiene su aquel. La manera en la que el autor recrea cada época, con un lenguaje muy ajustado y sugerente. Pero lo que supone un plus, que va más allá de dicha ambientación, tan bien resuelta, es cuando entra en escena la desbordante imaginación, a lomos del humor, que fluye como el magma, en el interesante contraste y constante interacción entre el pasado y el presente, y el diálogo que surge entre ellos. Las liadas de este liante alcanzan cotas inimaginables precisamente en La Ilíada. Ahí Gallud pone toda la carne en el asador, e incluso perpetra la primera huelga de armas caídas que registra la historia (el «desescalar» de ahorita mismo) y el texto resulta tronchante. De hecho, ya he pedido cita con el maxilofacial, porque a resultas de la presente lectura, tengo las almohadillas de la cajilla deshilachadas.

He leído el libro en pdf y no me costaría nada hacer un copia y pega de los párrafos con los que me he carcajeado, pero serviría de poco, pues lo que se disfruta aquí es la historia completa, de cabo a rabo. Y además, creo que el texto resultante tendría casi las mismas páginas que el original. En todo caso también es un homenaje a los grandes títulos de la literatura universal. Y quizás la excusa perfecta para leerlos.

Y para una reseña con enjundia, les recomiendo la pergeñada por Manuel Fernández Labrada en su insoslayable blog literario Saltus Altus.

Un liante entre los clásicos
Enrique Gallud Jardiel
Ápeiron Ediciones
2025
171 páginas