Es un dulzor trepando por la sangre.
Un plegar las persianas más adentro.
Un volumen que mengua voz a voz
en la radio obsesiva de la mente.
Una mano en la cara de mis horas.
Un ascensor cayendo hacia mí mismo.
Sólo quiero apagarme
cada noche a su lado,
en espera del día.
Vivir de oído. La Bella Varsovia. 64 páginas. 2018.