En un cuarto de hora en coche desde Logroño llegamos a Ribafrecha. Dejamos el coche abajo del pueblo junto al polideportivo. Ahí comienza una pista, un camino que nos conducirá hasta Puente Laidiez. Son dos kilómetros escasos, con el río siempre a nuestra izquierda, con escaso desnivel. En algún momento determinado iremos bajo la sombra de los árboles.
De camino por la LR-250 y antes de
llegar a Soto de Cameros vale la pena pararse en el Mirador del Cañón del Río Leza para regalarnos la vista con paisajes de este pelo:
Por la misma carretera, unos 10 minutos más tarde llegaremos a Terroba; antes de llegar al pueblo veremos en la carretera la presa de Terroba junto al cruce a Luezas. Comimos estupendamente en el restaurante del mismo nombre. Productos de la tierra, como unas deliciosas borrajas con patatas o torrijas empapadas en leche.
La duda que me queda al observar la presa es por dónde pasa el agua. A no ser que la jaula que asoma al lado de la presa haga las veces de desagüe.
Terroba bien vale un paseo. Y una misa.
Abandonamos la LR-250 para coger la LR-466 que nos conduce a Ajamil. Aparcamos al comienzo de una pista y tras caminar algo más de una hora descubrimos que nos restan casi nueve kilómetros para llegar al hayedo de Monte Real. Antes dar la vuelta una poza nos brinda un baño balsámico. En la entrada al pueblo de Ajamil donde comienza la pista forestal hay una pista recreativa llamada La balsa. Hay mesas de piedra, alguna a la sombra, hay una fuente sin agua, y no hay papeleras. Las cabras, como se ve, andaban a su aire entre las mesas, rumiando hierba y triscando las hojas de los árboles.
Antes de comer nos llegamos a Jalón de Cameros, previa a la birra en el bar del Rio Chico nos topamos con una plaza de gran belleza.
Volvemos hacia la LR-250 pasando por Rabanera. Un pueblo con un buen número de casas de piedra arregladas por cuyas calles es una gozada caminar. A nuestro encuentro se asomaron al balcón, que era ventana enrejada, dos vacas, con ganas de dar palique al forastero. Vimos también un lavadero restaurado. Al salir del pueblo, en dirección a Ajamil encontramos otra poza que estaba solitaria y alivió nuestros calores después de la comida.
Antes de coger la LR-250 cogemos la LR-464 hasta llegar a la aldea, perteneciente al municipio de San Román, de Vadillos, que atravesamos y seguimos por una carretera (que conduce a Avellaneda) muy estrecha unos 3 km, hasta que vemos un puente de piedra a la izquierda, y una pared de pizarra la derecha. Hay bajo el puente y a su izquierda unas pozas impresionantes, como la de La Aguzadera, alguna con más de dos metros de profundidad, en la se puede incluso nadar.
De regreso, a izquierda y derecha, uno verá caballos y vacas pastando en los prados, e incluso ovejas por medio de la carretera.
Antes de volver a Logroño, en las inmediaciones de San Roman de Cameros, tomamos un café y me agradó encontrar este punto de lectura camerana con autores como Javier Marías, Rulfo, Calvino….
Soto de Cameros es otro pueblo que merece una visita, por sus calles el viajero encuentra floridas fachadas, casas que tocan el cielo y un río que cruza el pueblo abriéndole en canal.
Nos acercamos a Velilla, una aldea que estuvo abandonada años atras pero que ahora ha sido puesto en marcha con bonitas casas de piedra como alojamiento turístico que estaban ocupadas por turistas.
Viajar a la riojana!