Resumen de la intervención
Lucio Anneo Séneca nació en Córdoba en torno al inicio de nuestra era, hijo de un hombre rico con afición política y retórica. Cuando muere Augusto en el año 14, él ya está en Roma aprendiendo estoicismo de sus maestros. Tras una estancia de cinco años en Egipto, frágil de salud, emprende su profesión de abogado y orador y sigue con éxito el cursus honorum. Por enredos de la corte, con Claudio es desterrado siete años en Córcega. A la vuelta, es llamado por Agripina, mujer de Claudio, para educar a su hijo Nerón, menor de edad, que años después es designado emperador. Llega entonces el momento culminante de la vida pública de Séneca: es seguramente el hombre más poderoso de Roma y uno de los más ricos. Con Nerón hubo un primer quinquenio de paz y prosperidad, pero el emperador entró después en una orgía de extravagancias, locuras y crímenes, que incluye el asesinato de su propia madre. Séneca se aleja del poder y, ya viejo, redacta alguna de sus obras más importantes. Acusado de formar parte de una conjura, Nerón le pide que se quite la vida y su maestro y mentor, que había escrito ampliamente sobre el suicidio, lo ilustra con su ejemplo cortándose las venas.
Tácito en sus Anales narra su deslumbrante carrera política y, con trazo magistral, la escena de su muerte cuando lega a los presentes «la imagen de mi vida». Quien fuera el primer político de su tiempo, es también su primer literato. Escritor tardío, a partir de su cuarentena, es uno de los escritores latinos de los que nos ha llegado más obra. Autor de tres consolaciones, ensayos filosóficos, una pieza política sobre la clemencia, una obra científica, unas epístolas morales –probablemente su obra maestra–, tragedias, una sátira, además de otras obras cuya existencia es segura pero que no se ha conservado. Como pensador, es un estoico abierto y libre, de orientación moralista, poseedor de una prosa deslumbrante, sutil, sagaz, sugerente, que dio lugar a un estilo que en la posteridad recibió el nombre de «senequismo». Hay quien cree que el senequismo designa la esencia del alma española, si es que tal cosa existe. Esa fue la opinión del granadino Ganivet, quien en el segundo párrafo de su Idearium español dice: «Cuando se examinaba la constitución ideal de España, el elemento moral y en cierto modo religioso más profundo que en ella se descubre, como sirviéndole de cimiento, es el estoicismo; no el estoicismo brutal y heroico de Catón, ni el estoicismo sereno y majestuoso de Marco Aurelio, ni el estoicismo rígido y extremado de Epicteto, sino el estoicismo natural y humano de Séneca».
Bibliografía recomendada
Fontán, A, “Los hispanos”, en Antonio Fontán, Letras y poder en Roma, parte III, Eunsa: Navarra, 2001, pp. 109-225.
García-Borrón, J., Séneca y los estoicos, CSIC: Madrid, 1956.
Griffin, M., Seneca: A Philosopher in Politics, Clarendon Press: Oxford, 1976.
Grimal, P., Séneca, Gredos: Madrid, 2013.
Levi, A., “Séneca”, en Adolfo Levi, Historia de la filosofía romana, Eudeba: Buenos Aires, 1969, pp. 144-187.
Mangas Manjarrés, J., Séneca o el poder de la cultura, Debate: Madrid, 2001.
Socas, F. (2008), Séneca. Cortesano y hombre de letras, Athenaica ediciones: Sevilla, 2020.
Veyne, P., Séneca. Una introducción, Marbot ediciones: Barcelona, 2008.
Zambrano, Mª, “El pensamiento vivo de Séneca”, en María Zambrano, Obras completas, vol. II («Libros (1940-1950)»), Galaxia Gutenberg: Barcelona, 2016.
La escuché ayer en el podcast y cuando acabó aplaudí yo solo en casa. Brillante.
Sí es muy buena la conferencia. Y muy bien Gomá. Para mí, Cartas a Lucilio es uno de los mejores libros que he leído. La he vuelto a escuchar hoy caminando por el cuarto puente, el puente de piedra y el parque del Ebro, con un camino a rebosar de caracoles.