Bueyes acarreando troncos
Bueyes
Hórreo
Igleia de Nuestra Señora de los Dolores
Alojamiento
Playa de Barro
Da gusto tener comunidades autónomas tan próximas a La Rioja, a las que aproximarse con motivo de las vacaciones y poder conocerlas algo mejor. El lugar elegido este año fue Llanes. Desde Logroño, yendo por Bilbao por autopista y luego por la autovía hata Unquera, se tarda unas tres horas, algo más, casi cuatro horas y medio si te pilla el embotellamiento de los que salen de Bilbao los viernes rumbo a Castro Urdiales, y la salida de Santander, que a eso de las siete y pico presentaba un buen número de coches.
Llanes es una localidad bonita, con tres playas, la de Toró, Puertu Chicu y El Sablón, esta última es la que mejor pilla a los que están alojados en el centro. Nosotros estábamos en la avenida de Toró, a unos cincuenta metros de la playa de Toró, la cual como se ve en la fotografía es un preciosidad. Salvo un bar cercano no hay nada más edificado detrás de ella, y nace ahí una senda que te permite ver la playa con algo de perspectiva, así como seguir el trazado de la costa, en un reguero de acantilados a cual más espectacular.
La Playa de Puertu Chicu está próxima a la de Toró, pero con la subida de la marea, desaparece. Entre ambas playas hay un camping, situado en un loma verde, llamado Entre Playas, el cual ofrece una vistas impagables al Cantábrico.
No faltan las sidrerías y restaurantes en Llanes donde saciar al hambre y la sed del viajero. La sidra está por todas partes, y forma parte del paisaje ver coo los camareros te van escanciando la sidra delante tuyo preparándote un culín, levantado el brazo de tal manera que parece fueran a tocar el cielo.
Ya se sabe que el Cantábrico no ofrece la seguridad del Mediterráneo en cuanto a días de sol, pero al menos de los 10 días que estuvimos, siete fueron de sol y playa, todos consecutivos. Quizá sea porque Llanes está parapetada entre el mar y la Sierra de Cué, la cual dicen que evita que pasen las nubes y la lluvia.
Como resaca del éxito futbolero ahí queda eso.
Desde la muralla pegada al mar hay una recomendable vista de la ciudad, y del mar.
De Llanes fuimos a ver Lastres, situada en el mapa gracias a la serie Doctor Mateo. En la oficina de turismo te dan un folleto, donde te muestra las casas que aparecen en la serie (la del doctor, la consulta, la de la profesora, la de la panadera, etc,,). Hay otras muchas casas que no aparecen en la serie que son más bonitas, pero siguiendo el itinerario, quieras o no, ves todo el pueblo y su trabajo cuesta porque tiene unas cuestas que aceleran el pulso hasta el borde la taquicardia, y lo dice alguien que hace ejercicio. Desde el mirador que hay en lo alto del pueblo las vistas son espectaculares.
Una vez en Lastres recomiendo ir a ver el Faro, el cual también aparece en el folleto. Allí a escasos metros del faro nos esperaban unos caballos que parecián de lo más encantandores, hasta que uno de ellos, el más joven, sin que supieramos por qué, empezó a embestir un vehículo rojo, a mordisquear los parabrisas, arrancando uno de cuajo, y queriendo mordisquear el brazo de un alemán el cual creyó que el animal estaba jugueteando, hasta que se coscó de las intenciones del equino. No hubo que lamentar no obstante pérdidas humanas, pero acojona ver como un caballo te mira y se acerca a ti, abriendo la boca, cuando llevas una niña pequeña en brazos.
A la hora de buscar un lugar playero en España las opciones son múltiples; pueden ser las Islas Canarias o las Baleares, el Mar Mediterráneo, el Atlántico o el Cantábrico. Finalmente optamos por esta última opción. Lo que tiene este mar es que nunca sabes si te hará bueno más de un par de días seguidos, de ahí que si vas al norte siempre estás con la duda y ahora que en internet puedes consultar la previsión meteorológica a siete e incluso a 14 días, todo es una incertidumbre constante.
Vista aérea del pueblo de Getaria.
De todas las provincias situadas en el cantábrico, nos decantamos por el País Vasco, por la localidad de Getaria, en concreto. Ahora que hay autovía entre Logroño y Pamplona ir a Getaria es un paseo, ni siquiera dos horas de trayecto y menos de dos euros de autopista entre San Sebastián y Zarautz, donde se deja la autopista para hacer los cuatro kilómetros que separan Zarautz de Getaria por una espectacular carretera al borde del mar, que recomiendo a todo el mundo que esté por los alrededores.
La oferta hotelera de Getaria es mínima. Que yo sepa solo hay dos hoteles; el Saiaz Getaria y el Itxas Gain. A eso hay que sumar alguna pensión como el Guetariano, y algún otro restaurante que también ofrece alojamiento.
En las montañas próximas a Getaria sí que hay unas cuantas casas rurales, pero entonces hay que hacer uso del coche, y si prima la comodidad lo mejor es estar ubicado en el centro del pueblo.
El Itxas Gain, es un hotel de una estrella, que únicamente ofrece servicio de desayuno (a razón de cinco euros). Está pegado a la carretera, de ahí que se oiga bastante el ruido de las motos, coches y camiones que desfilan por la misma. Sin aire acondicionado en las habitaciones, cuando atiza el calor, se suda la gota gorda. Lo mejor sin lugar a dudas son el impagable trato que ofrece su propietaria, las vistas al mar y su ubicación, al lado mismo del ayuntamiento, a cinco minutos andando de la playa y a tres minutos de restaurantes como Kaipe, Txoko o May Flower y enfrente mismo del Restaurante Elkano. A un paso también del frontón y de tabernas como el Politena (Kale Nagusia, 9 tfno 943 140113 begin_of_the_skype_highlighting 943 140113 end_of_the_skype_highlighting) cuya barra nada tiene que envidiar a los locales donostiarras en materia de pintxos y unos bocatas que te resuelven la cena, del tamaño de medio brazo femenino.
Hay en Getaria dos playas, una en mar abierto, donde van quienes practican el surf y otra más tranquila donde van las familias. No estaban atestadas de gente, y a las ocho de la mañana no había que ir corriendo a poner la sombrilla como en Benidorm, y hasta las once y pico no empezaba a poblarse. Las aguas estaban tranquilas y limpias y ondeó la bandera verde.
Vista del entorno que circunda la playa. Como se ve no se han producido desmanes urbanísticos de ahí que haya unas pocas casas frente a la playa y mucho verde.
Playa salvaje
A la vera de la felicidad. Si la felicidad existe, es algo parecido a esto.
Comer pescado Getaria es una obligación o un delito no hacerlo. Los pescados los hacían a la brasa enfrente tuyo; doradas, lubinas, chipirones, sardinas, chicharros, etc. La vista al mar, excepcional.
España jugó (y ganó) la semifinal el siete de Julio, San Fermín y en Getaria no vi ni una sola camiseta de la selección, tampoco gorras, banderas, caras pintadas, absolutamente nada de la escenografía nacional típica en cualquier ciudad de España. Tampoco oí ningún comentario sobre el partido las horas precedentes. Cuando acabó el partido no hubo sonar de claxon, ni gente en las calles celebrándolo, únicamente calma chicha. Me resultó raro, muy raro, porque si te vas al extranjero siempre encontrarás algún emigrante español que eche de menos su tierra y anime a su selección (como le sucedió a colegas que residen en Alemania e Irlanda), pero en esta porción de tierra guipuzcoana, al menos de puertas para fuera (habrá que ver si luego no estaría todo el mundo viendo el partido en su casa, en silencio), la selección española y sus éxitos parecía importarles a todo el mundo un pito o una vuvuzela, como prefieran, algo comprensible a la vista de que en las últimas elecciones de las 1000 personas que votaron, entre el PP y el PSOE sumaron 54 votos y cero escaños, repartiéndose los demás votos entre fuerzas nacionalistas que niegan que el País Vasco forme parte de España, siendo partidos soberanistas como son EAJ-PNV, ARALAR, EA.
Unas buenas vistas de Getaria, el mar e incluso de Zarautz en lontananza, se obtienen desde el mausoleo homenaje a Elkano, que se encuentra en la entrada al pueblo, al lado de la carretera. Es un mazacote de piedra, de libre entrada, desde el que se divisa la playa, el monte conocido como el ratón, la Iglesia de San Salvador, el Ayuntamiento y otros edificios insignes de la ciudad.
La atractiva oferta gastronómica de Getaria, con sus pescados a la brasa, hacen de este pueblo un peregrinaje de franceses. Un día nos vimos sentados comiendo fuera del May Flower, y a nuestro alrededor unas diez meses ocupadas con galos. Lo entiendo, porque nosotros cruzamos también la frontera para ir a San Juan de Luz, y si bien la playa nada tiene que envidiar a la de Zarautz, comimos mejor en Getaria que en San Juan.
Si un día para mi mal
viene a buscarme la Parca,
empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desgüace sus alas blancas.