Archivo de la categoría: 2019

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Km 123 (Andrea Camilleri)

Km 123, con traducción de Juan Carlos Gentile Vitale, es la última novela publicada por Andrea Camilleri fallecido en 2019. Ya ciego, Camilleri dictaba sus últimas novelas como la presente, que tiene como particularidad la circunstancia de que se van engarzando continuamente diálogos. Giulio, constructor con oscuros negocios le pone los cuernos a su mujer Giudita con la joven Ester. Este sufre un accidente en el Km 123 de la vía Aurelia. Libra de milagro.
Apenas hay narración, sino que mediante continuos sms entre el Giulio y Ester, conversaciones telefónicas entre Ester y su amiga Maria, diálogos entre Ester y su marido Stefano; noticias en los periódicos (Il Giorno, Il messaggero) que tratan de arrojar luz sobre el accidente de Giulio; las pesquisas que lleva a cabo el jeje inspector Bongioanni, en las declaraciones que toma a Ester, a Giudita a Stefano.
Como es habitual en una novela como esta todos son presuntos culpables y cada cual tiene sus razones para perpetrar un crimen o más.
He de decir que todo se resuelve de una manera inesperada, sirviéndonos el postrero golpe de efecto. No me parece la mejor novela de Camilleri ni lejos.

A la novela le sigue un escrito titulado
Defensa de un color. ¿Giallo?. Certo.

Canto yo y la montaña baila (Irene Solà)

Canto yo y la montaña baila (Irene Solà)

¿Cómo se consigue escribir así de bien? Ahí reside el misterio de la literatura. ¿Cómo lograr la emoción del lector de esta manera? ¿Cómo escribir una novela como Canto yo y la montaña baila (traducida del catalán por Concha Cardeñoso Sáenz de Miera) con menos de treinta años?.

Aquí baila la montaña y baila quien lee, baila y se solaza, se divierte y emociona con la prosa de Solà y sus historias de la montaña en el Pirineo Catalán. Nos ofrece un paisaje y un paisanaje atractivo, no porque lo sean a primera vista, sino porque a través de las palabras, las anécdotas, los recuerdos, se va armando un puzzle, una topografía que resulta arrebatadora, tanto por lo que se nos cuenta como por lo que se nos hurta. Piezas que se van armando, voces que quieren contar la realidad, los sueños, en un terreno que mezcla realidad y fantasía sin estridencias y nos hace mirar a través de los ojos de los animales para sentir su gozo y su pavor, que puebla el paisaje de fantasmas, brujas, mujeres de agua, que están ahí velando, apagando luces, haciendo compañía a los viejos y a los jóvenes, que tienen un momento en el que su realidad les pesa y oprime y el pueblo les cerca y quieren aire nuevo, salir, explorar, conocer, ver mundo, porque lo que viven les ofrece tanto como les niega y al pasar de las décadas, los jóvenes, ya adultos, regresan con sus hijos para comenzar la historia de nuevo, apaciguados entre montañas, al solaz del silencio, ante la armonía de las montañas, cansadas ellas de ir viendo pasar generaciones y generaciones y generaciones; montañas que también son protagonistas, que nos relatan su génesis y los finales y los consiguientes comienzos; hay una sensibilidad especial que toca cada página, cada ser vivo, animal o persona, que se manifiesta en cada acción y diálogo, que transmite vitalismo, alegría, humanidad, en esta novela tan luminosa, tan vívida, tan sentida, que se cierra de manera brillante, sin forzar nada, dejando que las palabras caigan en el oído preciso y permitan entonces al afligido desembalsar todos los metros cúbicos de arrepentimiento, culpa, pesar, dolor albergados durante años, porque ambos, el culpable y la víctima, aunque sea ésta indirecta, necesitan ese momento, esa ocasión, porque en el principio fue el verbo (y la palabra) y escritoras como Irene Solà (Malla, 1990) hacen un magnífico uso del mismo.

Anagrama
192 páginas
Traducción del catalán Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Año publicación: 2019

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Geai, las aventuras de una sonrisa (Christian Bobin)

Bobin, al igual que otros autores galos como Echenoz, Michon o Modiano se desenvuelve (y envuelve al lector) a la perfección en las distancias cortas. Geai, las aventuras de una sonrisa, editada por Pre-Textos (publicada en Francia en 1998), con traducción de Alicia Martínez, es una fascinante novela de apenas 90 páginas, en la que el espíritu de su protagonista, el joven Albain, me recuerda al que animaba también a los personajes de las novelas de Walser, o al Zollinger de la novela de Pablo d´Ors.

Albain vive en un pequeño pueblo del interior de Francia, y tiene la particularidad de que ve y puede hablar con los muertos. En concreto, aquí, una muerta, Geai, guarecida bajo una fina capa de hielo, desde hace nada menos que dos mil trescientos cuarenta y dos días…cuando comenzó a sonreír, pero el suyo no es un ente maligno, un yo desdoblado como el de las ánimas de Curón.

Albain tiene pájaros en la cabeza, o eso le dicen todos, demasiados, tantos que su proceder “extraño” lo hermana con el tonto del pueblo que siempre hay uno (al menos en la literatura) en cada villorrio.

Albain no hace planes, no tiene expectativas, ni proyectos, todo cuanto lo circunda es para él objeto de misterio, sorpresa y fascinación. Esa mirada ingenua, desprejuiciada es la clave de la novela. Cuando Albain crece, y se abre a la vida adulta, su espíritu se mantiene intacto, incólume. Trabaja de comercial y se convierte en un excelente vendedor, sin buscarlo ni pretenderlo, sin forzar la situación, simplemente escuchando, ofreciéndose como un válido y solvente interlocutor; a fin de cuentas el cliente asume a Albain como un padre confesor, que le ofrece no la salvación pero sí un consuelo en su escucha, gratificada ésta con la compra de unas cacerolas.

La distancia que separa a Albain de Geai, su particular ángel de la guarda, es la misma que lo acerca a dos mujeres, madre e hija, en las que el joven encontrará la horma de su zapato. La sonrisa de Geai es la posibilidad de Albain de abrirse al mundo, no ya como testigo mudo sino como parte de él, no con ánimo de dejar huella alguna, él, que nada anhela ni necesita, pero sí bendecido y asperjado ahora por los dones que la vida ofrece a quien tiene los sentidos aguzados y el ánimo dispuesto, como aquí es su caso.
Geai deviene una sucinta y preciosa fábula moral situada en el linde entre el más aquí y el más allá, que nos habla al oído y (a)morosamente de la manera en la que Albain logra sustraerse a ese día a día en el que nos sumimos y consumimos, orgullosos y aturdidos en afanes varios.

Pre-Textos
Traducción de Alicia Martínez
Año de publicación: 2019
92 páginas

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Cerebroleso (Julián Génisson)

En Berserker (de Pablo Hernando) Julián Génisson interpretaba a un escritor. Aquí (no hay decapitados) y ahora, entre manos, Cerebroleso, libro de relatos (editado por Libros Walden) que supone su debut literario. Berserker era una película original, raruna, a contracorriente. Algo parecido puedo decir de estos relatos.

Julián plantea situaciones poco comunes, como si sus personajes estuvieran grillados y su empeño o energía vital se concretara en pasar la yema de los dedos, de las manos o de los pies, tanto da, por lo absurdo, lo inexplicable, lo enfermizo. De hecho, su título, Cerebroleso, sin que aparezca en el diccionario de la RAE, podemos traducirlo como el que tiene el cerebro lesionado.
¿Explicaría esto las acciones que protagonizan los personajes de estos relatos; justificaría que un fulano vaya lanzando un azadón al aire, recibiendo un tajo tras otro hasta ser finado con el azadonazo letal; que una chica pida en su testamento, como última (y macabra) voluntad, que sus amigos se coman su cuerpo; que un recibimiento o regreso festivo al hogar, entre un alud de globos se convierta en un advenimiento terrorífico y asfixiante; que una reunión sirva para enterar a los invitados que el anfitrión solo puede, de un tiempo a esta parte, alimentarse de insectos; o aquel que recupera inesperadamente una amistad de la infancia para comprobar, como nos cantó Soledad, cómo hemos cambiado, ganándose su amigo un sueldo ofreciéndose en ruedas de reconocimiento, para luego explicitar su necesidad de tener siempre los pies desnudos; o pelos en la espalda que nos traen de cabeza y cifran la nada común elasticidad dorsal de un arquitecto que vive una situación de lo más extraña cuando un muerto aparece revistiendo un muñeco de nieve con la chorra despuntando el mapa níveo invitando a su vez al retoño del arquitecto a airear también su miembro?.

Estas zambras y otras muchas (el relato que remata el libro se titula Correo de rechazo; rechazo al que vemos le sucedería, en otra editorial, su publicación) son en las que se ocupa Génisson y con las que preocupa y desazona al lector, pues en mayor o menor medida cada relato es una vuelta de tuerca, un zumbido, un pitido, todo aquello que de alguna manera nos desasosiega, atemoriza, obsesiona, al aventurarnos por caminos inusuales, poco trillados, con el inconveniente siempre presente de salirse el autor con sus narraciones tanto del mapa que acabe rebasando un camino de no retorno que nos conduzca perplejos, abatidos y asqueados, al sumo desinterés lector.
No ha sido el caso.

Libros Walden. 2019. 183 páginas