Archivo de la categoría: 2022

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La taberna de Platón (Enrique Gallud Jardiel & Roberto Vivero)

Breve pieza teatral esta del prolífico Gallud y Vivero, en cuatro actos. La primera sirve para demostrar aquello de «consejos doy y para mí no tengo». Platón instruye Epaminondas sobre el perjuicio de los libros. Lo que dice es sensato, pero le falta coherencia, pues tiene a Aristóteles que transcribe sus diálogos, con los que obtiene un beneficio, un lucro, que según el filósofo detesta.
El segundo es un diálogo entre una proteica profesional, un muerto que miente más que habla y una cobaya cuyas frases lapidarias son muy ingeniosas.
El tercero es un imposible diálogo a tres bandas entre un padre, una madre y el hijo de ambos. Galimatías en el que no hay comunicación posible, porque cada uno no va más allá del reproche. El hijo es uno de esos para los que el móvil es una proyección (o protuberancia) de la palma de su mano.
El cuarto es una mofa sobre los finales abiertos, aquellos que le permiten el escritor no comerse demasiado la cabeza.

Brilla en el texto el humor y la inteligencia, en esta divertidísima pieza teatral, para reírse ya sea de la soberbia de los escritores, la naturaleza de la cultura, las subvenciones teatrales, o la «creación de contenidos» de los influencer que a veces es hacer poco más que nada.

Ápeiron Ediciones. 2022. 74 páginas.

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Trajiste contigo el viento (Natalia García Freire)

El pueblo es Cocuán. El libro, nueve relatos sobre distintos habitantes del mismo: Mildred, Ezequiel, Agustina, Manzi, Carmen, Víctor, Baltasar, Hermosina, y Filatelio.
La prosa de Natalia resulta muy viva y detallista. Muy capaz de evocar ese pueblo fantasma, que parece fruto de un delirio, de una imaginación purulenta. Aquí está Dios, sus sermones, sus sagradas escrituras, su corrompido representante en la tierra, y también el reverso: Diosmadre.
El sexo es aquí un lenguaje básico. Menudean los abusos, el uso explícito de la violencia. La locura y la razón son hermanos siameses, y los humanos y las bestias parecen amamantadas con la misma leche cortada. El cielo, la tierra (placenta de los muertos), el fuego purificador, el aire enrarecido, son los cuatro elementos que enmarcan Cocuán… que desapareció una noche.

Bueno.

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El necrófilo (Gabrielle Wittkop)

El anticuario Lucien N, cae en la muerte (mejor: en los muertos) como Narciso en su reflejo. Cadáveres que obtiene de tumbas así profanadas, en París, sin importarle la edad (niños o ancianas) o el sexo de los difuntos, en los que explorará sus orificios y articulaciones, derramándose en ellos. Cuerpos en descomposición, bómbices, luego carroña. Amoríos sin correspondencia en su casa refrigerada. Volcado Lucien en una voluptuosidad escatológica, registrada en su diario. Actividad la suya, no exenta de riesgos. Los cuerpos, ya desechados, los lanza al Sena. Se desplaza luego a Nápoles, el paraíso del necrófilo. Cumple el dictado de su pasión, constata que el cuerpo vivo, no le seduce ni logra extasiarlo. Gabrielle Wittkop hace con un motivo tan repulsivo y reprobable, un ejercicio de estilo, de delicada, seductora, arrebatada escritura.

Cabaret Voltaire. Traducción de Lydia Vázquez Jiménez. 2022. 128 páginas

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El modelador de la historia (J. Casri)

Leo:

-¿Tus libros son literatura? -dice.
-Me considero afortunado si se publican -respondo riendo-. Pero no lo he hecho en tiempo.

Que un libro como El modelador de la historia del debutante J. Casri, tan lleno de literatura vea la luz (lo edita Piel de Zapa) es un regalo para el lector curioso, arrojado y abierto de miras.
Si se fijan en la cubierta, verán un libro dentro de otro libro dentro de otro libro dentro y cuadrados de texto dentro de otros textos con diagramas flechas…

Da una idea esa imagen de algo que es eterno, como Dios. También de circularidad, de que al final le sigue un principio, en bucle.

Y qué sucede si la historia puede ser alterada. Si alguien al que llamamos El modelador de la historia está ahí en la sombra moviendo los hilos. Si este personaje creado por un escritor, Daniel, se convierte asimismo en la creación de esa figura autorial. Vemos que esto es como el huevo y la gallina. ¿Quién crea a quien?
¿Qué es real y que no lo es? ¿Que fina línea separa la realidad de la ficción?
Con estas reflexiones en la cabeza, el autor monta un entramado, un juego, un rompecabezas, fiado todo al arte de narrar y de entretener, sustanciado con un buen aparato de notas, reflexiones y apuntes filosóficos, históricos, literarios, etimológicos…
Un libro que podría ser infinito. De hecho lo es, en cuanto sigue zumbando en la mente del lector una vez ¿acabada? la lectura.

Lectura que nos arrastra a Londres y Barcelona, con un halo de irrealidad, porque en el espacio, suspendidos en el aire, en un vuelo transoceánico el lector dejará también en suspenso su incredulidad, o habrá de hacerlo, para abrazar así la oferta de Casri, o sus Ocho maneras en las que el mundo podría terminar, o la figura de ese Modelador que actúa como un macguffin, o los mitos griegos que parecen haber cedido el testigo a la Física.

El modelador de la historia o la escritura como un arte de prestidigitación.

Gracias Juan Pablo por la recomendación.