Archivo de la categoría: 2023

IMG_20230430_120914

El intelectual rampante. Chimaera bombinans in vacuo (Basilio Baltasar)

Descubro la escritura de Basilio Baltasar merced a los treinta y cuatro ensayos agrupados bajo el título de El intelectual rampante. Chiamera bombinans in vacuo. Libro editado por Krk Ediciones.

Algunos de los textos habían sido publicados en Jotdown, Claves, La Vanguardia, El País y Carnets de Formentor. Y han sido corregidos, modificados y adaptados para esta edición.

Uno de los temas que parece preocupar al autor es la predominancia de las redes sociales:

Las redes sociales han envenenado la percepción de la política, han canalizado la movilización tribal de los ciudadanos, enervado la conciencia de la soledad y excitado la angustia existencial […] En realidad son una charca de palabrería psicótica. Han propiciado el hostigamiento de los individuos y envenenado con furia tóxica el debate social […] Ser vigilado, computado, censado por un algoritmo no es menos inofensivo que serlo por un inquisidor.

Cita Basilio a Alexis Tocqueville, quien allá por 1840, ya hablaba de un poder inédito. De un poder que no quebranta las voluntades, las ablanda.

Y quizás esta preocupación tiene mucho que ver con la constatación de cómo se desmantela la tradición, se orillan los clásicos, se última la herencia recibida a lo largo de los siglos. Por eso, la mayoría de los ensayos versan sobre figuras claves, como Rembrandt, El Bosco, Goya (Su arte atestigua el alcance de su imaginación, pero también el poder creador de la inmensa y oscura región del inconsciente. Las imágenes de energía repulsiva que pululan en su umbral pueden ser para un hombre de la sensibilidad y talento de Goya un motivo artístico y también el síntoma de una profunda perturbación), o yendo más atrás en el tiempo hasta Sinesio de Cirene, o bien nos habla de las ruinas de Babel (Ese rumor que no deja de sonar, que remite a la conciencia moral del origen y a la restauración del sentido que redimirá la causa humana, es el susurro que interfiere y obstruye la dominación perseguida por la vieja e incansable maquinaria del Poder), de los Cantos de Maldoror de Isidore Ducasse (Maldoror no es un monstruo, es el profeta cínico de la edad cansada, el que lo sabe todo sobre el misterio de la Creación, el heredero de una revelación, el autor de una inconcebible rapsodia épica. Por ello le corresponde la más alta distinción, el más apreciable de los honores), o de autores contemporáneos que vivifican el pasado como Roberto Calasso (Las vías que el conocimiento ha hendido en el arte, la literatura y la religión han sido transitadas por Roberto Calasso con la precisión del erudito, la elegancia del literato y la energía del pensador; Calasso, para quien lo numinoso reclama su potestad, aunque nos creamos a salvo de su implacable avidez), de visionarios como Kafka (y sus mandamientos bohemios), de autoras cuyas obras nos interpelan, como Ernaux (En la desbrozada literatura de Ernaux abandonan las páginas que ayudarán a examinar lo que pensamos y sentimos. La cavilación que ha desarrollado nuestra escritora a lo largo de los años puede animar en el lector una imitación fructífera. Observarse en los episodios de la vida propia y discernir cuánto de cada uno quedó apresado en las redes de un lenguaje falsario. Cuánto hay de postizo en el consuelo que desfigura lo que fuimos y cuánta fantasía alimenta la ficción del yo inventado para glorificar nuestra importancia personal), Cartarescu (Solenoide; Él único modo de seguir al autor de Solenoide es azuzando nuestra percepción crítica, encrespando nuestra resistencia intelectual, pero al mismo tiempo penetrando la prosa de su elevada y barroca imaginación), César Aira, Coetzee (su Trilogía de Jesús; El relato de Coetzee nos incita a reconocer la potestad creativa de la literatura, los horizontes sublimes de la inteligencia narrativa, y nos anima a seguir el rastro de las figuras rescatadas de un pasado inmemorial, las imágenes que han peregrinado a lo largo del tiempo, de libro en libro, de un mundo a otro, a través de la hipérbole que llega hasta nosotros), a Ricardo Piglia (y su Último lector; nos dice Piglia que el lector avanza a ciegas pero que siempre lee en el texto los indicios de su propio destino. Éste es el modo de leer que cultiva el último lector. La soledad del cabalmente abstraído, su egotismo ensimismado, la formidable intensidad de su concentración, su desdén por el ruido mundano, la sagacidad de su mirada, le han permitido llegar al yo que estaba esperando encontrar) o Cees Noteboom (El viaje es la metáfora sentimental del destino; al mismo tiempo, el encuentro con el grandioso panorama de la Creación. El mundo fértil, la tierra fructífera en perpetua metamorfosis y a salvo del tiempo devorador. Un mundo que solo puede vislumbrar el peregrino que ha firmado un pacto existencial con el espíritu: ir a la deriva hasta el momento en que lo crucial sea revelado.

El presente, la pandemia, se filtra o hermana con textos como La peste de Camus. Hay algo sustancialmente diferente entre aquella época y nuestra mentalidad: hoy nos parece inaceptable que la desdicha envuelva algún tipo de enseñanza.
Y reflexiones sobre la tauromaquia al hilo de la farsa del toro de la Vega:

Sin embargo, los feroces cazadores de toros no son tanto los prisioneros del perturbado imaginario de la violencia como las víctimas de un íntima y secreta vergüenza. Incapaces de abolir la tradición que les impone la violencia, sometidos al torturado dilema ente honor y brutalidad, los lanceros de Tordesillas llevan a cuestas el insufrible rubor que los oprime.

A la nómina de pintores hay que añadir a El Roto (Las viñetas del Roto se abren como el escenario de una representación y es en este espacio teatral en donde su penetrante visión adquiere una singular maestría. Con una sola escena resuelve un asunto endiabladamente encrespado por el vocerío social y de un brochazo, como suele decirse, deja la intemperie innumerables embustes.

Los textos aquí espigados de algunos de los ensayos, creo que nos permitirán calibrar la calidad de la prosa de Basilio, ponderar asimismo su sagacidad, conocimiento y buen tino en la selección de los temas y autores, y avivando con estos ensayos la sed de saber del lector curioso y falto de libros -que nos son tan necesarios- como el presente.

Muy bueno.

IMG_20230427_171138

Libres (Ana Santamaría)

Doce relatos editados por Comba conforman Libres, el primer libro de Ana Santamaría (Burgos, 1970).

Libres, Fetiche, Miluji te, Días aplazados, Delirio de perfil, Se llamaba Hansel, Juegos de sirena, Extorsión, Sed de cielo, Otra cultura, Misterios gozosos, La ley de Nora.

Ana maneja con soltura distintas temáticas. Pienso en la maternidad deseada y rogada (Misterios gozosos), la soledad (La ley de Nora, Libres), la voluptuosidad (Sed de cielo), la naturaleza de la comunicación y del deseo (Miluji te), las asechanzas de la modernidad (Extorsión), la búsqueda de la libertad y sus restricciones (Se llamaba Hansel, Juegos de sirena), la ausencia (Fetiche), la asunción de roles tóxicos (Otra cultura), el desamor (Días aplazados), la vida abierta como una flor carnívora (Delirio de perfil).

Las variedad de los temas, la singularidad de las voces -masculinas y femeninas- la mirada dirigida hacia temas poco trillados, como la soledad de un oso polar en un minizoo, o en qué consiste ser una madrina, o esa mujer que moviliza a todo el pueblo para conseguir el milagro del embarazo, o las relaciones parejiles que prometen mucho y pronto se quedan en nada, o aquellas existencias abocadas al borde de la locura por algo tan simple y cotidiano como las reiteradas llamadas telefónicas fruto de un malentendido, o los juegos de niños que tienen consecuencias impredecibles, o la necesidad de justificarse uno mismo (epistolarmente) acciones deplorables, o la manera en la que nos agarramos al mechón de pelo de nuestra amada porque es la manera que tenemos de ceñirnos al presente.

El lenguaje cuidado y preciso de Ana cincela los personajes de los relatos, que tienen vida propia y resultan por tanto muy vívidos y creíbles. Sus pasiones, deseos, obsesiones, soledades y frustraciones son las nuestras. Así los relatos leídos calan y alguno me produce incluso asombro, como Miluji te, en donde las palabras tratan de dar voz al misterio, a lo incomprensible, a aquello que siempre buscamos en la escritura: lo que no se ve o aquello que estando a la vista nadie mira con detenimiento hasta que nos es desvelado.

IMG_20230425_180853

La química del color (Pepe Pereza)

La química del color son ocho estupendos relatos de Pepe Pereza, primorosamente editados por la editorial Aloha. Relatos ilustrados por Valle Camacho.

Cada relato lleva por título un color: Blanco, Rojo, Morado, Amarillo, Verde, Gris, Plateado, Azul.

En ellos Pepe maneja temas que son consustancialmente humanos. Pienso en la enfermedad, en el cáncer, en el color Azul que da título al último relato, autobiográfico, en donde lo descarnado y trágico se concilia con la ternura, con el cariño de esa madre que sabe disimular su disgusto ante una salida de tono de su retoño, con esa enfermedad que es como un tiburón blanco.

Si tiene hambre, acabará contigo, te devorará, bocado a bocado, hasta que no quede nada reconocible de ti.

En Blanco, Lara, una joven adolescente debe librar ella solita la batalla por sacar a su hijo recién nacido adelante en un paraje desolado y hostil. Y como no quiere ser una víctima de nadie, ni de sí misma (para superar las trágicas muertes de sus padres) apela a su inteligencia para sortear las amenazas, los chantajes, para darle la vuelta y que obren en su beneficio.

Rojo, incide también en la muerte. El joven Roberto pierde a sus padres de manera violenta y es enviado con unos familiares. Al igual que Lara, Roberto tiene dos opciones o dejarse someter o plantar cara. Esa tesitura, la encrucijada que puede ser letal, se convierte en la posibilidad de remontarse, de salir de su apocamiento de marcar su territorio, y ocupar así su espacio en el mundo (un tablero siempre inestable).

Otro tema que comparece en los relatos es la infidelidad. En Morado vemos los devastadores efectos que una infidelidad causan sobre un hombre. Su ánimo de venganza tendrá a sí mismo por objeto. El humor negro del autor emparenta al cornudo con el hombre que lo ha convertido en tal, para demostrar lo absurdo, muchas veces, de nuestros comportamientos. Víctimas como somos de prontos y calentones. Muy capaces de hacernos cometer una locura.

Amarillo es la constatación del fracaso, de los días grises, del fútbol como placebo, de las putas como un callejón sin salida.

En Verde vemos el contraste entre la vida de un ejecutivo de éxito (éxito laboral, porque todo lo demás, que viene a ser lo habitual, es un fracaso) y la de un ermitaño (que viene a ser él mismo) que para sobrevivir solo precisa de agua, alimento, una cueva o una tienda de campaña. El juego que es el amor, con forma de Tetris, debido a nuestra incompetencia, cortedad de miras, ensimismamiento o egoísmo, nos llevan a una mala disposición de las piezas, y nos impiden pasar de pantalla, avanzar en la relación, crecer (y aumentar, si toca) como pareja.

Gris es la gestión del deseo satisfecho o soñado. También el Ave Fénix que resucita de sus cenizas, buscando los brotes de una nueva vida.

Plateado es el camino de la destrucción, la adicción (que siempre resta y menoscaba) a las drogas, la prostitución; los escalones de una escalera infernal. ¿Se puede salir de ahí? ¿Cabe la redención?

La química del color es realismo sucio y luminoso, descarnado y tierno, humoroso y macabro, donde se evidencia lo trágico de nuestras existencias (muerte, enfermedad, infidelidades,…) aliviadas por el amor que los demás nos profesan, así como por la esperanza de un mañana.

La química del color. Aloha Editorial. 2023. 185 páginas. Ilustraciones de Valle Camacho.

Reseña de «Últimas noticias de la humanidad» en la Revista Kopek

Revista Kopek

Reseña de Últimas noticias de la humanidad en la Revista Literaria Kopek

No debe extrañarnos que el caudal casi infinito de lecturas, atestiguado en su blog personal, se haya decantado en un estilo atípico, donde se mezcla un registro elevado, con uso de abundantes palabras poco utilizadas, de registro culto, con expresiones comunes y coloquiales. esta mezcla genera un efecto que, tal vez, y como reza la cita de Quignard, nos hace pensar y nos saca de nuestra rutinaria cotidianeidad.

Aquí no podemos dejar de mencionar Muerte en reversa o Saturno devorado por sus hijos.