Archivo de la categoría: 2023

Firma de ejemplares, el día 23 de abril, Casa del Libro

Este domingo, entre las 12,30 y las 13h, estaré en la Casa del Libro de Logroño firmando ejemplares, tanto de Muerto de risa, como de Die Zweisamkeit. De Últimas noticias de la humanidad, aún no hay ejemplares disponibles a la venta.
Salud y libros.
Día del Libro

Ha sido una experiencia muy positiva. Y he tenido ocasión de conocer al escritor Marcelino Izquierdo.
Día del libro 2023

IMG_20230418_181424

Barrancos (Pablo Matilla)

Las dos piedras de la cubierta bien podrían ser la encarnación de un padre e hijo irreconciliables. El título, Barrancos, el apellido de ambos, también podrían ser, recurriendo al diccionario, la «Dificultad o estorbo en lo que se intenta o ejecuta. Asimismo un «Despeñadero o precipicio».

Si nacer es un error, acontece la culpa de estar en el mundo. Así lo siente el joven Barrancos desde joven, el cual en la adolescencia ya había renunciado a obtener el reconocimiento de su padre, para darse cuenta de que lo único que podía hacer era luchar con él. Su padre le achacaba al hijo la muerte de su mujer, la madre de Barrancos.
Leo: La culpa lo carcomía y era el combustible necesario para seguir castigándose un día más.

Somos tan retorcidos que, a menudo, hemos de esperar que acaezca la muerte para poner las cosas en orden, juntar las piezas del pasado y buscarle el sentido a tanto sufrimiento e incomprensión. Porque el joven Barrancos no sabía nada del pasado de su padre. El cuál se recluyó en casa, un porvenir alimentado con sus periódicos, su leche y sus mendrugos.

El hijo acude donde el padre regularmente en busca de dinero, que el padre le acaba concediendo, para que el joven siga bebiendo, desnortándose, abismándose en los barrancos de la culpa. Cada encuentro filial es un discusión, un desencuentro. Si hay posibilidad de redención, para ambos, será cuando al joven se le brinde al joven la posibilidad de conocer su historia familiar. Para ello habrá de realizar un viaje, un regreso a la raíz, hasta el pueblo de Aljarán, próximo a la raya.

Es así como el pasado se desvela. Porque si revelar es luchar contra la luz, como le diría su padre muchas veces. Ir a Aljarán es para Barrancos luchar contra el olvido, darse la posibilidad de recuperar a su padre, a su abuela, a su abuelo, en las palabras del Viejo aldeano.

Son cuestiones como la culpa, la incomprensión, el olvido, los traumas familiares, las que sustancian la cruda novela de Pablo Matilla (La sabiduría de quebrar huesos), la cual a pesar de tanto sufrimiento como leemos, nos deja un resquicio para la esperanza, porque está claro que las cosas pueden cambiar, que la vida no es solo un sartal de cuentas infelices, y que a veces, es posible romper el círculo vicioso de la desdicha, tratar de enmendarse, de superar el pasado de familiar, para mejorarlo, para abrazarse a la idea de que uno puede ser «un buen padre».

Sea.

Témenos Edicions. 2023. 240 páginas.

Screenshot_2023-04-17-08-43-21-941-edit_com.android.chrome

Verónica Nieto reseña Últimas noticias de la humanidad

La escritora Verónica Nieto reseña Últimas noticias de la humanidad.

Historias escritas con una prosa notable, irónica y juguetona con las palabras, mayormente de distancias cortas, por momentos tiernas, por momentos reflexivas, siempre inteligentes.

Leer la reseña completa en la web de la autora, Rumiar la biblioteca.

Gracias.

815E37kLWXL._AC_SL1500_

Una salida honrosa (Éric Vuillard)

El último libro de Éric Vuillard, Una salida honrosa, está conectado con otro anterior, La batalla de Occidente.
En aquel libro nos hablaba de los gerifaltes, los mariscales, los empresarios; todos aquellos que ostentaban el poder y cómo manejaban con gran desenvoltura los millones de muertos acaecidos durante las dos guerras mundiales, siempre en su provecho.
La segunda mitad del siglo XX no mejoró la cosa. Nada se aprendió de los errores/horrores.
Vuillard nos lleva ahora a Indochina, en 1950. Los franceses se resisten a dejar Indochina y se enzarzan en una guerra que pierden. Entre los franceses y luego los americanos matarán a tres millones de vietnamitas. Dos millones eran civiles. La idea era frenar el comunismo. Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad vemos cómo se avienen sin ningún cargo de conciencia con el ánimo colonialista extractivo francés. Y si hay que recular, se vende a la opinión pública la tan manida «salida honrosa».
Lo que el texto evidencia, con la inflamada prosa de Vuillard, muy dado a trazar perfiles psicológicos de estos grandes prohombres siempre desde la ironía y el choteo (porque parece que todas las personalidades que desfilan por el libro son una recua de patanes, codiciosos, desalmados, muy bien aferrados a sus árboles genealógicos y a sus calculados matrimonios), es la encarnadura moral de los políticos y de los grandes grupos empresariales que tienen negocios y acciones por medio mundo y cómo entre unos y los otros las gloriosas batallas (que nada tienen de gloriosas) se convierten en sociedades anónimas.
Que siempre pierden los mismos, lo sabemos (el libro comienza en 1928 describiendo la situación vivida en una plantación propiedad de la empresa Michelín, a las afueras de Saigón, en donde se sangran, con un forzado espíritu Taylorista, los árboles para obtener látex; vemos las pésimas condiciones de trabajo (esclavistas) y la ola de suicidios de los trabajadores, que no ven otra manera de escapar a su tan cruel destino), que la historia la escriben los vencedores, también, y que lo que conviene esconder se orilla, se ningunea, se invisibiliza, y en el peor de los casos, se olvida.
Por eso son tan necesarios estos libros de Vuillard, para no hacer de la amnesia el pan nuestro de cada día, y para poner algo de luz en las sombras del pasado de Francia.

¿Y a quién va dirigido este libro?
Para responder a esta pregunta recupero unas palabras de Thoreau.

Un hombre sólo recibe lo que está preparado para recibir, ya sea fisica, intelectual o moralmente. Escuchamos y asimilamos sólo lo que ya sabemos a medias. Si hay algo que no nos afecta, que está fuera de nuestra perspectiva, que por experiencia o ingenio no atrae mi atención, por muy innovador o destacable que sea, cuando se pronuncia, no lo oímos, cuando se escribe, no lo leemos, o si lo hacemos, no nos retiene. Todo hombre, por tanto, sigue el rastro de sí mismo [la metáfora está sacada de la caza] a través de la vida, en todas sus escuchas, lecturas, observaciones y viajes.

Ahora ya saben a quien no va dirigido.