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Enrique Gallud Jardiel reseña Muerto de risa

El escritor Enrique Gallud Jardiel reseña Muerto de risa en la web Humoradas.

Humoradas
El autor hace que su protagonista lleve su carcajada hasta sus últimas consecuencias. ¿Se puede morir de risa? Ya el título lo indica, luego no estoy desvelando ningún secreto. Aparte de este destino trágico que inexorablemente se cumple (pues la vida del hombre, en palabras de Ortega, siempre acaba en naufragio), poco más contaré de la trama, que guarda muchas sorpresas para el lector tanto en su temática como en su forma de contar.

Nos encontramos ante una logradísima obra de metaliteratura, porque aparte de las vicisitudes y peripecias que conforman obligatoriamente la historia de cualquier personaje que se precie de interesante, el libro incluye una gran cantidad de lecturas digeridas, que se convierten en reflexiones, alusiones e incluso en parte esencial del entramado argumental. Con gran habilidad, Hermoso de Mendoza maneja una ingente cantidad de subproductos literarios que entremezcla con sus vivencias y sus experimentos narrativos. Baste como ejemplo el momento en el que, por enfermedad del autor, el mismo personaje protagonista queda encargado provisionalmente por este de escribir su propia historia, algo que ni siquiera Unamuno, en su novela Niebla (donde el protagonista se enfrenta a su creador y le pide inútilmente que cambie su futuro), se atrevió a proponer. Que el personaje no esté a las órdenes y en dependencia del autor es una invención narrativa que tiene aquí un intenso efecto.

El libro está planteado como un diálogo interior contado desde otro punto de vista, como una reflexión continua sobre asuntos, sobre gran cantidad de asuntos, porque el autor tiene muchas cosas que decir y deja claro su propósito de hacerlo, le pese a quien le pese. Son capítulos breves, sin diálogo, pero que soslayan hábilmente los peligros de este tipo de aventuras: la reiteración estructural y la monotonía. Por el contrario, el novelista consigue esa suprema cualidad del arte de la que hablara Gracián: la variedad. Y lo hace mediante el empleo de contrastes constantes: cultismos y disfemismos, culturalismos y coloquialismos, experiencias íntimas y pensamientos sobre el mundo y, sobre todo, una acumulación neobarroca de elementos que siempre se agradecen en este mundo narrativo actual en donde muchos autores son esclavos del detalle y se molestan en decirnos en una prolija frase que una taza de café muy caliente humeaba, como si un café caliente pudiera hacer otra cosa.

Hermoso posee un dominio innegable del lenguaje y consigue satisfacer la voluntad de estilo que se propone tener, dicho esto como un elogio por comparación con tantos novelistas que tanto se parecen unos a otros. Todo ello da como resultado un libro merecedor de que se lea ahora y varias veces más, a medida que vaya pasando el tiempo.

Enlace a la reseña.

Estoicismo romano: Séneca, por Javier Gomá

Estoicismo romano: Séneca

Audio de la conferencia.

Resumen de la intervención

Lucio Anneo Séneca nació en Córdoba en torno al inicio de nuestra era, hijo de un hombre rico con afición política y retórica. Cuando muere Augusto en el año 14, él ya está en Roma aprendiendo estoicismo de sus maestros. Tras una estancia de cinco años en Egipto, frágil de salud, emprende su profesión de abogado y orador y sigue con éxito el cursus honorum. Por enredos de la corte, con Claudio es desterrado siete años en Córcega. A la vuelta, es llamado por Agripina, mujer de Claudio, para educar a su hijo Nerón, menor de edad, que años después es designado emperador. Llega entonces el momento culminante de la vida pública de Séneca: es seguramente el hombre más poderoso de Roma y uno de los más ricos. Con Nerón hubo un primer quinquenio de paz y prosperidad, pero el emperador entró después en una orgía de extravagancias, locuras y crímenes, que incluye el asesinato de su propia madre. Séneca se aleja del poder y, ya viejo, redacta alguna de sus obras más importantes. Acusado de formar parte de una conjura, Nerón le pide que se quite la vida y su maestro y mentor, que había escrito ampliamente sobre el suicidio, lo ilustra con su ejemplo cortándose las venas.

Tácito en sus Anales narra su deslumbrante carrera política y, con trazo magistral, la escena de su muerte cuando lega a los presentes «la imagen de mi vida». Quien fuera el primer político de su tiempo, es también su primer literato. Escritor tardío, a partir de su cuarentena, es uno de los escritores latinos de los que nos ha llegado más obra. Autor de tres consolaciones, ensayos filosóficos, una pieza política sobre la clemencia, una obra científica, unas epístolas morales –probablemente su obra maestra–, tragedias, una sátira, además de otras obras cuya existencia es segura pero que no se ha conservado. Como pensador, es un estoico abierto y libre, de orientación moralista, poseedor de una prosa deslumbrante, sutil, sagaz, sugerente, que dio lugar a un estilo que en la posteridad recibió el nombre de «senequismo». Hay quien cree que el senequismo designa la esencia del alma española, si es que tal cosa existe. Esa fue la opinión del granadino Ganivet, quien en el segundo párrafo de su Idearium español dice: «Cuando se examinaba la constitución ideal de España, el elemento moral y en cierto modo religioso más profundo que en ella se descubre, como sirviéndole de cimiento, es el estoicismo; no el estoicismo brutal y heroico de Catón, ni el estoicismo sereno y majestuoso de Marco Aurelio, ni el estoicismo rígido y extremado de Epicteto, sino el estoicismo natural y humano de Séneca».

Bibliografía recomendada

Fontán, A, “Los hispanos”, en Antonio Fontán, Letras y poder en Roma, parte III, Eunsa: Navarra, 2001, pp. 109-225.
García-Borrón, J., Séneca y los estoicos, CSIC: Madrid, 1956.
Griffin, M., Seneca: A Philosopher in Politics, Clarendon Press: Oxford, 1976.
Grimal, P., Séneca, Gredos: Madrid, 2013.
Levi, A., “Séneca”, en Adolfo Levi, Historia de la filosofía romana, Eudeba: Buenos Aires, 1969, pp. 144-187.
Mangas Manjarrés, J., Séneca o el poder de la cultura, Debate: Madrid, 2001.
Socas, F. (2008), Séneca. Cortesano y hombre de letras, Athenaica ediciones: Sevilla, 2020.
Veyne, P., Séneca. Una introducción, Marbot ediciones: Barcelona, 2008.
Zambrano, Mª, “El pensamiento vivo de Séneca”, en María Zambrano, Obras completas, vol. II («Libros (1940-1950)»), Galaxia Gutenberg: Barcelona, 2016.

Moncalvillo

A tiro de piedra de Logroño está Moncalvillo. Es la excursión perfecta para el que quiera hacer piernas con la bici.
Vi el vídeo de Perico Delgado acompañado por la ciclista riojana Sheyla Gutiérrez ascendiendo a Moncalvillo y me entró el gusanillo.
Con la eléctrica es un paseo, eso sí, las vistas no te las quita nadie.
Es un lugar elevado y el horizonte parece inagotable.

Me acompañaba un amigo que es dado a recoger toda la basura que ve en el monte. En la parrilla regresó con más de una docena de envases de plástico y latas. Es de 1º de Civismo que el monte se deja como uno lo encuentra y no se va a ensuciarlo.

Haciendo una U bastante pronunciada cerquita de las antenas están las neveras de Sojuela que vale la pena visitar.

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Psicojuego (Verónica Nieto)

Tercera aparición de Verónica Nieto por estos Devaneos. La primera vez fue con la novela Qué haces en esta ciudad, la segunda con los relatos de Tangos en prosa. Ahora, recién publica Psicojuego.

Ya he advertido en las obras anteriores la querencia de Verónica por el juego, por disfrutar escribiendo, y por ofrecer al espectador artefactos narrativos como este, que beben de lo futurible.
No sabemos si lo que plantea aquí Verónica lo verán nuestros ojos, o los de nuestros hijos o nietos. El planteamiento me parece muy original: una mujer ha muerto mientras jugaba en la realidad virtual. Es el primer caso en el que la muerte en la realidad virtual coincide con la muerte en la realidad real.
A partir de este momento la novela, sin convertirse en novela negra, trata de esclarecer qué es lo que ha sucedido, si ha sido un fallo cardiaco o un asesinato, quién era la víctima, cuál su entorno, en qué medida el Psicojuego pudiera haber sido el responsable último de su muerte.

La realidad real se ha visto aquí reemplazada por la realidad virtual, algo que poco a poco vamos viendo que sucede también ahora, ya que las personas pasan más tiempo en entornos virtuales que presenciales, donde la amistad son vínculos con personas de quienes solo se tiene constancia de su nickname, de la foto de su perfil, de sus posteos. No hay aquí la posibilidad de un abrazo, de un estrechamiento de manos, de un encogimiento de hombros…

La novedad que ofrece el Psicojuego es que su desarrollo responde a las fantasías inconscientes de cada jugador. Por lo tanto aquí el inconsciente juega un papel fundamental. Es como si pudiéramos cartografiar nuestros deseos, miedos, obsesiones, pulsiones y hacerlas carne, no mediante una impresora en 3D, sino a través de un juego al que accedemos poniéndonos un casco, y en el que jugamos a través de un avatar. ¿Sería el avatar una proyección nuestra, la parte visible de nuestre inconsciente? El Psicojuego se vende como una óptima herramienta para la terapia. Pensemos en un Oráculo de Delfos 4.0, donde el Conócete a ti mismo, viene a ser el ¿Qué eres capaz de articular con tu inconsciente? El jugador valiente podía llegar a conocerse a sí mismo.

De esta manera, no solo se entregaría la intimidad, que pasaría a ser del dominio público, como sucede hoy, sino que se daría un paso más, para pasar a entregar también nuestra psique, y pienso en ella como en la caja negra de un avión, la herramienta que nos permita entender cómo somos.
Para lograr esto, el lenguaje de la psique pasaría a formar parte del lenguaje de programación del Psicojuego. El Psicojuego es capaz de calcar la psique. ¿Imaginan un futuro en el que la psique fuera como un software al que bastaría cambiarle el código para que funcionase distinto?

El tono juguetón de la autora se explicita al explicarnos el desarrollo del juego. El objeto de todo juego es ganar, aquí supervivir, pasar pantallas, subir de nivel. Para ello los avatares de los jugadores deben mezclarse con otros avatares de forma provechosa, de esta manera adquieren cualidades que les ofrecen más posibilidades de sobrevivir. De esta manera encontramos, por ejemplo, monstruos del tipo: homopostsapiens-vegetal-afantasmado.

Una pregunta ronda como una fantasma por la novela, ¿qué es real y qué es virtual?. Imaginemos un futuro en el que la pregunta deje de importar y la respuesta sea que lo real es una antigualla, abolido ya por ejemplo el deseo de intimidad, al igual que la memoria natural, o las interacciones en directo. Todo aquello que hubiera ido a parar al Museo de la vida cotidiana.

La muerte acaecida se aborda desde distintos puntos de vista: los abogados que quieren ganar el juicio, los narradores (son varios narradores los que pergeñan este compendio) que quieren ganar lectores, y los psicólogos que quieren seguir comercializando el producto como terapia de apoyo. Se ofrecen asimismo las transcripciones de los interrogatorios practicados al Amante, a los familiares y amigos de la víctima.

Hay espacio en la novela para la denuncia. Aunque los informáticos hablan de un algoritmo unisex, pero a medida que vemos cómo se desarrollan las escenas en las partidas, el juego parece calcar de la realidad conductas que van en contra del respeto hacia la mujer. Ahí se abre en la novela la vía del hackeo, la posibilidad de la víctima (devenida una jugadora de zombi) de tumbar el psicojuego desde dentro, de denunciar prácticas sexuales que se sitúan al otro lado del respeto y el amor, por abusivas, denigrantes, intimidantes, humillantes y violentas, aunque sancionadas como normales bajo el paraguas de la ubicua pornografía.

En una parte de la novela aparece una Carta anónima que juega un papel importante para aclarar ciertas cosas. Ahí leo, el psicojuego permite todo tipo de sinsentidos, del mismo modo que la psique. Del mismo modo que un sueño. Y del mismo modo que la ficción, añadiría, en tanto que esta nos permite también especular, jugar con el futuro, y proponer escenarios, como hace aquí sagazmente Verónica.