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Un hombre: Klaus Klump. El reino #1 (Gonçalo M. Tavares)

Un hombre: Klaus Klump es el primero de los cuatro libros negros escritos por Gonçalo M. Tavares -junto a La máquina de Joseph Walser, Jerusalén y Aprender a rezar en la era de la técnica– reunidos por Seix Barral, con traducción de Rita da Sosa, bajo el título de El reino, con prólogo de Enrique Vila-Matas.

Hablaba Tavares en su Enciclopedia de la Intensidad, y decía que una frase poco intensa es una frase maleducada para el lector. ¿Por qué? Porque no debes hacer perder tiempo a una persona.

Es fácil enunciarlo, lo jodido, lo complicado es llevarlo a la práctica. Tavares se afana en la tarea y para ello entre los puntos va metiendo palabras, pocas, haciendo frases escuetas, libres de grasa, pura fibra. Es un buen camino para la intensidad, semilla de la resonancia. Si hay palabras, párrafos, libros que uno lee y piensa en una piedra que cae en el agua sin dejar rastro alguno. Otros, los vemos hundirse, pero vemos también el rastro que dejan, las ondas, una especie de eco visual. Algo así es la intensidad.

Dice también Tavares en una entrevista que «la lectura no consiste solo en leer un texto, sino en levantar la cabeza, ahí empieza realmente buena parte de la creación«. De ese modo el lector viene a ser un submarino que va sumergido en las profundidades del texto, en lo abisal de la literatura, pero a su vez, va con el periscopio a mano, para ver lo que hay fuera, para que esa oscuridad, por contraste sea aún más intensa, a la par, que lo leído deviene sugestivo.

Las frases que Tavares dispone sobre el papel son cortas y sentenciosas, como aforismos, que invitan al pensamiento, a la reflexión. La novela es un texto breve de 93 páginas, muy cundidas, en las que Tavares nos presenta la guerra, una guerra cualquiera, una guerra más, todas son la misma guerra, en un país europeo, a finales de siglo -puede ser el XIX- donde unos matan y otros mueren -roles perfectamente intercambiables-, donde unos se tiran al monte para luchar con la Resistencia, donde los libros se cierran y se escuchan las balas, donde las balas son algo casi divino, algo fuera de la naturaleza y del hombre, un ruido nuevo, el sonido de las balas y de las bombas. El sonido que anunciaba un nuevo Dios.

El hombre es una bestia inmunda. El hombre mata, veja, humilla, viola. Las mujeres son violadas, algunas, resignadas, se avienen con sus nuevos dueños en una bestialidad domesticada, buscando protección, la del diablo. La guerra empieza y acaba, y la vida sigue y los cadáveres se cuentan en miles, por cientos de montones. La historia pasa página, se adormece el instinto de la bestia, que respira, toma aliento, para volver a liarla, pasado un tiempo, solo es cuestión de tiempo. Siempre.

Lo que Tavares refiere lo hemos leído mil veces en otros libros, en otras historias, en otros fragmentos, con otras palabras. Ese es el quid: con otras palabras, sin el buril de Tavares.

El pensamiento, la filosofía, recorren toda la novela, de principio a fin, sin moralinas, y sin moral, porque ya anuncia Tavares que la moral es una fuerza que impide que la frase diga lo que tiene que decir, tal que la creación -antes referida- y la creencia -su fe en el texto-, la pone el lector, no el autor.


El reino (Gonçalo M. Tavares). Seix Barral. 2018. 744 páginas. Prólogo de Enrique Vila-Matas. Traducción de Rita da Costa.

Un hombre: Klaus Klump
La máquina de Joseph Walser
Jerusalén
Aprender a rezar en la era de la técnica

9788439720317

El señor Valéry (Gonçalo M. Tavares)

Creo que los libros de Tavares para ser disfrutados precisan de la ingenuidad del lector. Una ingenuidad que implica volver al origen, despojarse de lo aprendido, de aquello que nos contamina, y mirarlo todo con otros ojos, los del comienzo. De esta manera quizás El señor Valéry (que viene a ser un 10% de El Barrio y el que inaugura la serie), ilustrados con los pensamientos de Valéry (algunos de los cuales me recuerdan los que aparecían en Los detectives salvajes de Bolaño), no nos resulte una simpleza, una tomadura de pelo. Sus planteamientos son similares a los que he encontrado cuando he releído su Enciclopedia. Tavares invita a ver las cosas de otra manera, desde otra perspectiva, y lo hace sin grandes alardes, en el caso de Valéry recurriendo a la lógica, al humor absurdo, a la paradoja, como la que se explicita en el último relato, con ese triángulo que quisiera ser un cuadrado, constatando que la única forma de alcanzarlo es añadiendo a su triángulo otro triángulo, no un cuadrado, es decir, se llega a ser otro (aquello que queremos ser) siendo uno mismo con mayor intensidad o por duplicado.

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Enciclopedia (Gonçalo M. Tavares)

Un sinfín de cosas interesantes aporta esta Enciclopedia de Gonçalo M. Tavares (con traducción de Antonio Sáez Delgado) que se lee y se decanta, cuando la lectura se demora, sin ceder a la urgencia ni a las prisas. Dejo aquí unas notas relativas a estas Breves notas sobre Literatura-Bloom. Una de las muchas maneras (definitivas) de hacer literatura, como apunta el autor. Sus Breves notas sobre la música me han gustado también mucho, pues hace hincapié en algo que se nos escapa y es que casi siempre aprenhedemos la realidad a través de la vista, descuidando el resto de los sentidos. Hoy, en un circuito sensorial, en el que te ponían un antifaz e ibas pisando, oliendo, tocando, escuchando y degustando cosas, con los ojos cerrados, uno toma conciencia de esos sentidos que tenemos tan descuidados y que cuando la vista no trabaja funcionan a pleno rendimiento.

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