Archivo de la categoría: Roberto Vivero

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Diccionario de la Real Gana (Enrique Gallud Jardiel y Roberto Vivero)

¿Cómo se reseña un diccionario? Ni idea. Sí puedo dar testimonio de que el libro escrito a cuatro manos y dos cerebros por Enrique Gallud Jardiel y Roberto Vivero es hilarante.

Y como cualquier otro diccionario al uso este también sigue un orden cronológico. Ellos deciden qué palabras forman parte del mismo, y algunas palabras son creaciones de los autores, como por ejemplo: textupideces, o nulivalente,

Como el objeto de estas notas no es enjuiciar las más de mil palabras que forman parte del diccionario, me dedicaré a entresacar algunas definiciones que me han llamado poderosamente la atención.

Literatura. Arte que se inventó para descansar de la vida y casa de la que ningún banco te puede desahuciar. Es una forma de arte que subvierte la mente y hace a los ciudadanos poco dóciles.

Naturaleza. Materia prima punto producto industrializable.

Noviazgo. Único momento en el que la especie humana llega a ser soportable.

Supervivencia. Manía de ser a costa de los demás.

Vocación. Mensaje que da sentido a la vida -hasta que se convierte en su locura.

zzz. Metáfora sonora de la vida mental del español contemporáneo.

Urna. Pesebre político.

Autor. Quien no llega a escritor.

Comunidades autónomas. Sectas beligerantes.

Distracción: Actividad pensada para no pensar.

Endivia. Una lechuga postmoderna.

Extranjero: Vox populi. Malvado inofensivo si se queda en su país.

Librero. Presunto tenedor de cultura, pero simple trinchador de libros.

Oración. Deposición oral de una deprecación. Lo que reza lograr el escritor pasando a toda prisa por encima de las palabras.

Perro. Para que luego digan que la perfección no existe.

Plauto. Lector, cuando estés harto, Plauto.

Placer. Uno de los polos del eje alrededor del que gira la vida.

Pitillo. Sería una buena metáfora de la vida si le quitásemos las pocas hebras de tabaco que tiene.

Ingenio. Chispa que prende la idea en llamas.

Infidelidad. Costumbre adquirida con el paso del tiempo.

Irracional. Después de Dios, lo más temido por la ciencia.

Izquierda. En un país que ha progresado tanto como este como ya no existe, lo mismo que ya no existe en la derecha como el centro, los pobres de solemnidad, la brutalidad como idiosincrasia como al fanatismo como a la ignorancia y los chapuceros.

Mentira. Quimera con el rabo atravesado.

Liturgia. Zarzuela circunspecta. Un hombre habla, lee un libro, bebe vino y reparte ostias. Un grupo de personas humanas y de ciudadanos anónimos se sientan, se levantan, se arrodillan, se vuelven a sentar, se vuelven a levantar, cantan (mal), dan dinero (pocos y poco), ven cómo aquel hombre bebe vino, reciben hostias y chocan los cinco.

Diccionario de la Real Gana
Enrique Gallud Jardiel y Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
2022
262 páginas

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¡Devuelva usted el Nobel! (Enrique Gallud Jardiel y Roberto Vivero)

El Premio Nobel de Literatura siempre ha sido objeto de polémica, pues los galardonados a menudo son cuestionados (lo cual es absurdo pues a muchos de ellos no los conoce nadie, entendiendo por nadie, el resto del mundo que no los ha leído), dejando sin premio a otros escritores que se supone lo merecen muchísimo más, y no escribo aquí la palabra Murakami para no abrir la caja de Pandora y liarla parda.

La pareja de escritores Enrique Gallud Jardiel y Roberto Vivero, abundando (han escrito con este, que yo sepa otros cuatro libros conjuntamente) en el género del humor escriben el libro a cuatro manos, pero no revueltas, ya que queda claro en cada texto quién es el autor de los fragmentos.

Y nos vamos nada menos que a comienzos del siglo XX, a 1901. Ahí el premio se lo llevó Sully Prudhomme. La mecánica de los textos consiste en entresacar alguna de las frases del libro (porque hogaño el galardón se daba al Libro y no a la Obra) y cuestionar si con una frase así el Nobel es merecido. Sabemos que la técnica de entresacar párrafos de un libro no dice nada del libro, porque no hay ningún libro genial y pensemos por ejemplo en Dostoievski, al que no le dieron el Nobel, como en otros muchos que cobraban por palabras, así que a menudo escribían al peso, escritura a granel pensemos, por lo que dichos libros pueden ser podados sin que la obra se venga a bajo, al contrario, y verse vigorizada al verse liberada de ramas muertas… pero no quiero irme por las ramas y sí centrarme en el estudio de este libro. En otros autores lo que se tiene en cuenta no es alguna frase del libro sino lo que el jurado dijo para conceder el premio, a saber, a Anatole France que lo recibe en 1921, el jurado se lo da por su «genuino temperamento galo«. O a Eugene Gladstone O´Neill, que lo recibe en 1936, porque sus obras encarnaban un «concepto original de la tragedia«.

También encontraremos curiosidades: Sarte rechaza el premio en 1964. O realidades imprescriptibles como el desprecio hacia autores como José de Echegaray, que obtuvo el premio en 1904 (fue el primer español en obtenerlo), y levantó las iras de otros escritores como Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle-Inclán, que se movilizaron para que la Academia enmendará tan desacertada decisión. Los textos de Gallud Jardiel siempre impregnados por el humor inteligente abordan la obra del premiado y la resume en verso, así sucede, por ejemplo con Los intereses creados, obra con la que Jacinto Benavente obtuvo el premio en 1922, o Doctor Zhivago, que le supuso el premio en 1958 a Borís Pasternak. O bien pergeña un jugoso ensayo sobre Rabindranath Tagore que lo obtuvo en 1913. Los amplios conocimientos de la cultura india de Gallud quedan aquí plasmados, también en el apartado dedicado a Octavio Paz, premiado en 1990. Y no olvidemos también a Camilo José Cela, premiado en 1989, sin dejar caer en el olvido, su oficio de censor del franquismo, y lo que esto le supuso para su obra La familia de Pascual Duarte (donde no falta alguna descripción morbosa) viese la luz, mientras que para otros escritores les estaría prohibido.

Y el libro, objeto de una ambición desmedida, no concluye con el repaso a los nobelados, sino que va más allá y Jardiel y Vivero nos proponen una serie de autores que deberían haberse llevado el Nobel: Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, Ibáñez, Stefan Zweig, Umberto Eco o Virginia Woolf, entre otras.
Las páginas dedicadas a Zweig (a la biografía de Fouché) son una delicia y la defensa del nobel para Ibáñez, no, para Paco no, sino para el ilustrador y escritor que nos ha hecho llorar de risa casi hasta reventar, del que tiene más calidad literaria (sí, literaria) en la punta de los dedos que el noventa por ciento de sus contemporáneos.

El libro se extiende, y otro apartado va dedicado a los escritores que no han ganado el nobel y EGJ y RV rezan para que no lo ganen ni a título póstumo. Ahí comparecen entre otros muchos, Eduard Hanslick, Oscar Panizza, Marcel Proust, Karl Krauss, Thomas Bernhard, Paul Celan, Federico García Lorca y los textos a ellos dedicados van en el sentido contrario a lo enunciado. Ejemplo:

Eduard Hanslick

De sus miles de páginas, muéstrenme solo una mala. ¿Creen que así se puede ganar el Nobel? (RV)

Stefan George

¡Un hombre que se adelantó a la comunicación inmediata de la digitación sobre pantallitas con su nueva puntuación! ¡Un hombre que se adelantó a los foros de internet, en los que no se entiende nada! A este hombre no se le puede dar el Nobel de Literatura porque nadie lo lee porque ya nadie lee, todo el mundo escribe en pantallas cosas que nadie entiende. ¡Ahí es donde hay que buscar a los nobeles del presente y del futuro! [RV]

Y ya para acabar, y haciendo honor al título, no solo han devolver el nobel los literatos, sino también los premiados en otras categorías. Para muestra, un botón.

Henry A. Kissinger y Le Duc Tho (1973)

Por negociar un alto el fuego en Vietnam, dicen. Kissinger siempre será nuestro ídolo. Le pidieron que devolviese el Nobel de la Paz y exclamó: «¡Casoplón, no solo lo merezco, sino que antes de devolverlo hago que os rocíen a todos con napalm!». ¡Brutal! [RV]

¡Devuelva usted el Nobel!
Enrique Gallud Jardiel y Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
118 páginas
Año de publicación: 2022

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Dios y mundo (Johann Wolfgang von Goethe)

Para Goethe la poesía era la materia prima de la ciencia. Y aunque Goethe es hoy inmortal merced a sus poesías, siempre mostró interés por la ciencia, ya fuese por la naturaleza de los colores, la astrología, la botánica, la anatomía, etc. Y a tal fin, en su afán por divulgar la ciencia, empleó la poesía y una buena muestra de ello es este libro, Dios y mundo. Lo vemos claro si leemos, por ejemplo, La metamorfosis de las plantas, en la que Goethe se afana por explicar, muy poéticamente, el proceso que lleva a la semilla hasta su transformación en fruto. O cómo el minucioso análisis del cielo y las nubes, le lleva a crear poemas como Estrato, Cúmulo, Cirro, Nimbo o Atmósfera. O a dedicar una poesía En honor de Howard, el inglés que dio nombre a las nubes.
Siempre está presente la Naturaleza y la afirmación del poeta de que esta no tiene núcleo ni corteza, porque ella es todo a la vez. Las cuestiones filosóficas y teológicas también fueron del interés del poeta, aquí con poemas tan explícitos como El alma del mundo, Permanencia en el cambio o Uno y Todo. En las poesías la idea de la eternidad, del continuo movimiento, del hacedor, de la nada y el ser; la materialización del estudio de las ideas de Platón, Aristóteles, Leibniz…
El libro concluye con Los sabios y la gente, en donde Goethe se ciñe a aspectos más concretos y prácticos de la existencia. Son diálogos que la gente mantiene (preguntando), con los sabios (respondiendo); filósofos como Demócrito, Parménides, Anaxágoras, Diógenes, Crates, etc…

La gente

¡Explícame qué significa ser feliz!

Crates

El niño desnudo no duda de eso;
se aleja a saltos con su moneda
y conoce muy bien el lugar del pan,
me refiero a la panadería.

Dios y mundo
Johan Wolfgang von Goethe
Ápeiron Ediciones
Edición bilingüe
Traducción de Venancio Andreu Baldó y Roberto Vivero
Año de publicación: 2023
94 páginas

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Mis recuerdos de Friedrich Nietzsche (Paul Deussen)

La vida de Friedrich Nietzsche, tal como transcurrió desde el 15 de octubre de 1844 hasta el 25 de agosto de 1900, presenta tres evidentes puntos de inflexión, los cuales vienen marcados por los años 1869, 1879 y 1889: 1869, cuando, antes de concluir todavía sus estudios en Leipzig, fue invitado a ocupar un cargo de profesor en la Facultad de Filología Clásica de Basilea; 1879, cuando renunció voluntariamente a ese cargo para vivir, de ahí en adelante, como un eremita centrado en sus propios pensamientos y en su elaboración; 1889, cuando los esfuerzos que implicaba ese género de vida antinatural provocaron una parálisis repentina de sus fuerzas mentales, la cual perduró hasta su muerte, privando al sufriente de aquella consciencia clara sobre sí mismo y su entorno.

Es un buen resumen el que nos ofrece Paul Deussen. Nietzsche nació en 1844, Paul Deussen en 1845. Lo interesante del libro de Deussen es que ambos estudiaron juntos en Pforta, y así somos testigos de cómo evolucionó Nietzsche, el cual desde que es un escolar ya destacaba, no con las matemáticas, que es un negado, pero sí en el resto de asignaturas, obteniendo las mejores notas.
Nace entre ellos una amistad, con altibajos, que durará hasta la muerte de Nietzsche.
En sexto curso a ambos les une su amor por las poesías de Anacreonte. Mucho tiempo compartieron juntos y Deussen afirma que no puede imaginarse lo que habría sido de él si no lo hubiera tenido a él (a Nietzsche) a su lado esos años. Da cuenta Deussen del espíritu muy poco teatral de Nietzsche, ya que traía de casa una naturaleza profundamente seria: todo lo teatral, tanto en sentido crítico como laudatorio, le resultaba muy extraño.
El relato de la amistad, va alternándose con el contenido de 26 cartas de Nietzsche dirigidas a Deussen entre 1864 y 1887.

Con apenas 20 años Nietzsche escribe:
Ahora ya conoces mi trabajo y mi vida, que prácticamente se diluyen el uno en la otra.

Además de intereses intelectuales ambos se enamoraron de la misma mujer: Maria Stirner, sin que la cosa cuajara con ninguno de los dos.
Vemos cómo Nietzsche es un lector concienzudo a quien con veinte años interesaba mucho Homero, Sócrates, y Diógenes Laercio.
Y no encontraba sosiego alguno allí donde no pudiera ser productivo.
En 1864, no había nada de esa hostilidad hacia el cristianismo y la moral cristiana que se gestó posteriormente en Nietzsche.

Reconoce Deussen en 1864 que los seis años junto a Nietzsche ejercieron en él una poderosa influencia, pero tenía una tendencia a corregirlo y supervisarlo en todo.

Algo que se repetirá en las cartas, es la necesidad de verse en persona.

Las cartas son simplemente paisajes subjetivos. La presencia forma parte de la amistad: de lo contrario, ocupa su lugar el culto al recuerdo, escribe Nietzsche.

Le da cuenta a Deussen de sus lecturas y afirma: Leer mucho embota terriblemente la cabeza. Al estómago de mi cerebro le resulta molesto el hartazgo.

Deussen a su vez va poniendo al día a Nietzsche de su situación laboral e inquietudes filosóficas, haciendo ver lo importante que había sido para él leer a Kant y ahora a Schopenhauer.

En 1868 Nietzsche se muestra fascinado por Wagner, por haber descubierto al verdadero santo de la filología. El mayor genio y el mayor hombre de nuestra época, completamente inconmensurable.

Ya sabemos que desdecirse es humano, tan humano. Y esto lo vemos claramente en el tono que Nietzsche empleó contra Wagner en su libro El caso Wagner.

En 1869 Deussen se entera de que Nietzsche ha sido nombrado profesor de la Universidad de Basilea sin haberse doctorado, y este le da la enhorabuena, pero sin ocultar cierta envidia, pues a Deussen no le van tan bien las cosas. Nietzsche en una postal da por finalizada la relación, si bien, no fue algo irreconciliable y tras aclarar las cosas la relación continuó.

Con ¿25 años? Nietzsche escribe:

Ya soy demasiado viejo para poder ser vanidoso ¿a ti te pasa lo mismo?

En 1869 Nietzsche anima a Deussen a no encubrir las palabras con el encubridor manto de la retórica y en 1870, saluda a Deussen de que este haya encontrado el camino de la sabiduría y como aquel que ataca la cumbre a 8000 metros y lo hace solo, así Nietzsche advierte a Deussen de que a partir de ahora se sentirá más solo que nunca, como dice sentirse Nietzsche.

A su vez, Nietzsche se piensa a sí mismo como el primero de todos los filólogos ¿Es esto vanidad o no?.
O cuando escribe: yo no quiero tener razón para hoy y mañana, sino por milenios.

En las últimas cartas, las de 1887, Nietzsche se lamenta de no encontrar un editor y según Deussen hablaba de su Zaratrusta como de una Biblia de la humanidad. En 1889 encontrarán a Nietzsche en las calles de Turín en un estado lamentable e inconsciente.

Deussen concluye que si Nietzsche no se hubiera apartado a propósito del trato humano, donde alcanzó una posición tan prestigiosa, si hubiese mantenido su puesto, si hubiese fundado una familia y hubiese dejado madurar, lentamente, los frutos de su espíritu, en lugar de en soledad y con una sobretensión estética de sus fuerzas, estar embebido en sus pensamientos durante el día, forzando por la noche el huidizo sueño con narcóticos cada día más fuertes… quién sabe si todavía viviría entre nosotros, pleno de salud, pudiendo aportarnos, en lugar del torso que legó, la figura divina completa de una concepción del mundo excéntrica pero digna de un alto grado de consideración.

En cuanto a su obra considera que Nietzsche no fue un filósofo sistemático, ni con los grandes problemas de teoría del conocimiento ni con la psicología ni con la estética o ética que solo son tratados de paso. Al contrario que Schopenhauer.
La doctrina del eterno retorno le a recuerda la de los antiguos pitagóricos. Y el Superhombre de Nietzsche no deja de ser un ideal de humanidad. El propio Nietzsche se aproxima ya en su último escrito a la idea de que el superhombre no sería un Mesías […] sino un ideal de vida al alcance de todo ser humano.

Y creo que Deussen coincide con Malwida, amiga de Nietzsche al pensar que si Nietzsche hubiera vivido más tiempo, hubiera aclarado sus concepciones y completado un círculo, llevando a cabo una última transformación.

Mis recuerdos de Friedrich Nietzsche
Paul Deussen
Ápeiron Ediciones Baldó
2023
Traducción de Roberto Vivero y Venancio Andreu
152 paginas