Vengo de leer Berg de Anna Quin escrito con 28 años. Recién acabo Anagramas de Lorrie Moore escrito con 29. Entre ellas media al menos un pársec. La literatura no es una copia de los objetos del mundo, escribe Tavares en su Enciclopedia. Cierto. Hay ciertas ideas que suenan bien como esbozo, luego en la práctica son un desastre. Anagrama: Procedimiento que consiste en crear una palabra a partir de la reordenación de las letras de otra palabra. El título de la novela parece guardar relación con esta idea, porque en Anagramas Moore con un buen número palabras hace algo con forma de novela, en donde los personajes son los mismos pero le suceden cosas distintas en cinco historias que me resultan muy pasadas de moda, insulsas, infantiles, tanto como lo son las relaciones de pareja aquí explicitadas, que quedan muy en la superficie, pues aquí todo es superficialidad y banalidad. Un texto literario previsible no es un texto literario es una guía turística, apunta Tavares. Cuando un cirujano ha de intervenir lo que más le molesta es la grasa, la misma que encuentra el lector en el presente texto, en el que Moore no hace otra cosa que marear la perdiz. Se nace y se muere sólo y en mitad de ese camino, quiero un rato divertido, podía decir Benna. Otros ya lo cantaron en un single de tres minutos. Andarás perdido (aquí perdida) por el mundo se puede decir Benna. Ya fue el título de un libro. Benna no encuentra dónde ahorcarse que suele decirse y Moore aquí precisa casi 300 páginas para expresar ese sentimiento. Ocho años después de Anagramas Moore escribiría ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? ahí sí había músculo, una historia, una reflexión, una escritora.
Anagramas (Lorrie Moore)
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