El acoso es mi primer acercamiento a la obra de Alejo Carpentier y no me ha resultado una experiencia satisfactoria.

El libro, leo, viene a ser como leer una composición musical, lo cual no acabo de verlo, ni de oírlo.

El barroquismo de Alejo no me seduce y su prosa en esta novela me resulta densa y cargante. Además, el autor da por supuestas muchas cosas que el lector debe conocer: como lo que sucedió en Cuba a comienzos de la década de los 30 del pasado siglo, con el derrocamiento del dictador Machado; un contexto que en caso de no conocerse hace la lectura muy cuesta arriba, y sobre todo poco inteligible.

Ese barroquismo se plasma en una apabullante prosa que sintetiza la naturaleza que circunda a los personajes, una prosa plagada de referencias florales, naturales y silvestres.

Los personajes son pocos: un joven arquitecto que entra en una sala de conciertos, mientras se ejecuta la Heroica de Beethoven, joven al que se le conoce como el acosado, que acabará muriendo en esa misma sala, cuando aquellos a los que ha delatado -compañeros de la revolución que atentaron contra el régimen del dictador- quieran su cabeza de chivato; un taquillero que tras sus barrotes viaja con su mente y nos lleva a conocer a la prostituta Estrella, mientras a su vez el acosado rememora a la Negra, la mujer que le dio de mamar al nacer.

En El viento ligero en Parma, EVM decía de La consagración de la primavera de Carpentier que se trataba de un obra maestra. Quizás pruebe.

Editorial Bruguera. 1985.