Si uno se pasea por cualquier red social, verá con meridiana claridad (en forma de likes, retuiteos, etcétera) que lo importante no es qué se dice (las más de las veces, perogrulladas), sino quién lo dice.
Ya nos advertía de ello Séneca en sus cartas a Lucilio:
Seguiré endosándote a Epicúreo, para esos que veneran las palabras por ser del maestro y no aprecian lo que se dice sino quién lo dice sepan que las cosas buenas son patrimonio común.